La mayor parte de las tierras cultivables se extienden por el llamado “triángulo de la fertilidad”, que comienza a lo largo de la frontera occidental, prolongándose desde el Báltico hasta el mar Negro, para estrecharse al sur de los Urales, donde alcanza una anchura de unos 400 km, desde donde continúa a través de las márgenes suroccidentales de Siberia. Al este de los montes Altái, la agricultura se practica sólo en valles intermontanos aislados, a lo largo de los límites meridionales de Siberia y en la región más oriental. El resto de las áreas que están fuera de esta fértil región no son aptas para el cultivo, a menos que el hombre las acondicione.
La mayor parte de las tierras cultivables se extienden por el llamado “triángulo de la fertilidad”, que comienza a lo largo de la frontera occidental, prolongándose desde el Báltico hasta el mar Negro, para estrecharse al sur de los Urales, donde alcanza una anchura de unos 400 km, desde donde continúa a través de las márgenes suroccidentales de Siberia. Al este de los montes Altái, la agricultura se practica sólo en valles intermontanos aislados, a lo largo de los límites meridionales de Siberia y en la región más oriental. El resto de las áreas que están fuera de esta fértil región no son aptas para el cultivo, a menos que el hombre las acondicione.