Timbres. El mecanismo de esos aparatitos tan cotidianos, implica la circulación de una carga eléctrica por un electroimán, cuyo campo magnético atrae un martillo metálico diminuto hacia una campanilla, interrumpiendo el circuito y permitiendo que vuelva a iniciar, por lo que el martillo la golpea repetidamente y produce el sonido que llama nuestra atención.
Trenes de suspensión magnética. En lugar de rodar sobre rieles como los trenes convencionales, este modelo ultratecnológico de tren se sostiene en levitación magnética gracias a poderosos electroimanes instalados en su parte inferior. Así, la repulsión eléctrica entre los imanes y el metal de la plataforma sobre la que el tren circula mantiene el peso del vehículo en el aire.
Transformadores eléctricos. Un transformador, esos aparatos cilíndricos que en algunos países vemos en los postes del tendido eléctrico, sirven para controlar (aumentar o disminuir) el voltaje de una corriente alterna. Esto lo logran a través de bobinas dispuestas en torno a un núcleo de hierro, cuyos campos electromagnéticos permiten modular la intensidad de la corriente saliente.
Motores eléctricos. Los motores eléctricos son máquinas eléctricas que al rotar alrededor de un eje, transforman energía eléctrica en energía mecánica. Esta energía es la que genera el desplazamiento del móvil. Su funcionamiento se basa en las fuerzas electromagnéticas de atracción y repulsión entre un imán y una bobina por donde circula una corriente eléctrica.
Dínamos. Estos artefactos sirven para aprovechar la rotación de las ruedas de un vehículo, como un automóvil, para hacer rotar un imán y producir un campo magnético que alimenta corriente alterna a las bobinas.
Teléfono. La magia detrás de este aparato tan cotidiano no es otra que la capacidad de convertir ondas sonoras (como la voz) en modulaciones de un campo electromagnético que puede transmitirse, inicialmente por un cable, hasta un receptor en el otro extremo que es capaz de verter el proceso y recuperar las ondas sonoras contenidas electromagnéticamente.
Hornos microondas. Estos electrodomésticos operan a partir de la generación y concentración de ondas electromagnéticas sobre la comida. Dichas ondas son semejantes a las empeladas para la comunicación por radio, pero de una alta frecuencia que hace girar los diplodos (partículas magnéticas) de la comida a altísimas velocidades, pues estos intentan alinearse con el campo magnético resultante. Dicho movimiento es lo que genera el calor.
Imágenes por resonancia magnética (IRM). Esta aplicación médica del electromagnetismo ha sido un avance en materia de salud sin precedentes, ya que permite examinar de manera no invasiva el interior del cuerpo de los seres vivos, a partir de la manipulación electromagnética de los átomos de hidrógeno contenidos en él, para generar un campo interpretable por computadoras especializadas.
Micrófonos. Estos aparatos tan comunes hoy en día operan gracias a un diafragma atraído por un electroimán, cuya sensibilidad a las ondas sonoras permite traducirlas a una señal eléctrica. Ésta, después, puede ser transmitida y descifrada a distancia, o incluso ser almacenada y reproducida más tarde.
Espectrómetros de masas. Se trata de un aparato que permite analizar con mucha precisión la composición de ciertos compuestos químicos, a partir de la separación magnética de los átomos que los componen, mediante su ionización y lectura por parte de un computador especializado.
Osciloscopios. Instrumentos electrónicos cuyo cometido es representar gráficamente las señales eléctricas variables en el tiempo, provenientes de una fuente determinada. Para ello emplean un eje de coordenadas en pantalla cuyas líneas son producto de la medición de las tensiones provenientes de la señal eléctrica determinada. Se emplean en medicina para medir las funciones del corazón, del cerebro u otros órganos.
Tarjetas magnéticas. Esta tecnología permite la existencia de tarjetas de crédito o de débito, las cuales poseen una cinta magnética polarizada de modo determinado, para encriptar una información a partir de la orientación de sus partículas ferromagnéticas. Al introducir información en ellas, los aparatos designados polarizan de un modo específico dichas partículas, de manera que dicho orden luego pueda ser “leído” para recuperar la información.
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Ejemplos de aplicaciones del electromagnetismo
Timbres. El mecanismo de esos aparatitos tan cotidianos, implica la circulación de una carga eléctrica por un electroimán, cuyo campo magnético atrae un martillo metálico diminuto hacia una campanilla, interrumpiendo el circuito y permitiendo que vuelva a iniciar, por lo que el martillo la golpea repetidamente y produce el sonido que llama nuestra atención.
Trenes de suspensión magnética. En lugar de rodar sobre rieles como los trenes convencionales, este modelo ultratecnológico de tren se sostiene en levitación magnética gracias a poderosos electroimanes instalados en su parte inferior. Así, la repulsión eléctrica entre los imanes y el metal de la plataforma sobre la que el tren circula mantiene el peso del vehículo en el aire.
Transformadores eléctricos. Un transformador, esos aparatos cilíndricos que en algunos países vemos en los postes del tendido eléctrico, sirven para controlar (aumentar o disminuir) el voltaje de una corriente alterna. Esto lo logran a través de bobinas dispuestas en torno a un núcleo de hierro, cuyos campos electromagnéticos permiten modular la intensidad de la corriente saliente.
Motores eléctricos. Los motores eléctricos son máquinas eléctricas que al rotar alrededor de un eje, transforman energía eléctrica en energía mecánica. Esta energía es la que genera el desplazamiento del móvil. Su funcionamiento se basa en las fuerzas electromagnéticas de atracción y repulsión entre un imán y una bobina por donde circula una corriente eléctrica.
Dínamos. Estos artefactos sirven para aprovechar la rotación de las ruedas de un vehículo, como un automóvil, para hacer rotar un imán y producir un campo magnético que alimenta corriente alterna a las bobinas.
Teléfono. La magia detrás de este aparato tan cotidiano no es otra que la capacidad de convertir ondas sonoras (como la voz) en modulaciones de un campo electromagnético que puede transmitirse, inicialmente por un cable, hasta un receptor en el otro extremo que es capaz de verter el proceso y recuperar las ondas sonoras contenidas electromagnéticamente.
Hornos microondas. Estos electrodomésticos operan a partir de la generación y concentración de ondas electromagnéticas sobre la comida. Dichas ondas son semejantes a las empeladas para la comunicación por radio, pero de una alta frecuencia que hace girar los diplodos (partículas magnéticas) de la comida a altísimas velocidades, pues estos intentan alinearse con el campo magnético resultante. Dicho movimiento es lo que genera el calor.
Imágenes por resonancia magnética (IRM). Esta aplicación médica del electromagnetismo ha sido un avance en materia de salud sin precedentes, ya que permite examinar de manera no invasiva el interior del cuerpo de los seres vivos, a partir de la manipulación electromagnética de los átomos de hidrógeno contenidos en él, para generar un campo interpretable por computadoras especializadas.
Micrófonos. Estos aparatos tan comunes hoy en día operan gracias a un diafragma atraído por un electroimán, cuya sensibilidad a las ondas sonoras permite traducirlas a una señal eléctrica. Ésta, después, puede ser transmitida y descifrada a distancia, o incluso ser almacenada y reproducida más tarde.
Espectrómetros de masas. Se trata de un aparato que permite analizar con mucha precisión la composición de ciertos compuestos químicos, a partir de la separación magnética de los átomos que los componen, mediante su ionización y lectura por parte de un computador especializado.
Osciloscopios. Instrumentos electrónicos cuyo cometido es representar gráficamente las señales eléctricas variables en el tiempo, provenientes de una fuente determinada. Para ello emplean un eje de coordenadas en pantalla cuyas líneas son producto de la medición de las tensiones provenientes de la señal eléctrica determinada. Se emplean en medicina para medir las funciones del corazón, del cerebro u otros órganos.
Tarjetas magnéticas. Esta tecnología permite la existencia de tarjetas de crédito o de débito, las cuales poseen una cinta magnética polarizada de modo determinado, para encriptar una información a partir de la orientación de sus partículas ferromagnéticas. Al introducir información en ellas, los aparatos designados polarizan de un modo específico dichas partículas, de manera que dicho orden luego pueda ser “leído” para recuperar la información.
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