¿Qué nos dice la fe cristiana sobre María? Lo mejor es centrarnos en el símbolo de nuestra fe, el Credo, y a partir de ahí descubrir la figura de María. La estructura del Credo es trinitaria: la misma estructura del Gloria Patri, aunque leve- mente desdibujada por los desarrollos que entraña. El símbolo de la fe resume los dones que Dios nos hace como Autor de todo bien, como Redentor, como Santificador. Los articula en torno a “tres capítulos”: la fe e un solo Dios, Padre todopoderoso y Creador; la fe en Jesucris- to, su Hijo y nuestro Señor y Salvador; y en el Espíritu Santo, en la Santa Iglesia. La fe es, ante todo, “creer sólo en Dios”: es una adhesión personal a Dios y un asentimien- to libre a todo lo que Dios nos revela. La fe cristiana difiere de la fe en una persona humana. Sería vano e idolátrico poner en una creatura una fe como la fe en Dios (Jer 17,5-6; Sal 40,5; 146, 3-4). Por eso, no podemos hablar de fe en María o fe en la Iglesia, sino sólo en la Santa Trinidad: los tres grandes capítulos del Credo. Por eso, quiero en esta tarde hablar de aquello que la Fe nos dice de María, en el siguiente sentido: exponer aquello que los artículos 2o y 3o del Credo, dirigidos únicamente al Hijo y al Espíritu Santo, nos dicen o pueden decir sobre María. Ø Creer en Jesucristo, el Hijo de Dios, implica incluir a María en esa fe, como la Theo- tokos, la Virgen, la Inmaculada, la fiel discípula. Ø Creer en el Espíritu Santo, implica incluir a María en esa fe, como la Asunta, la que manifiesta la acción y presencia del Espíritu en la historia y presente de la Iglesia. Im- plica incluir en esa fe al Espíritu la Iglesia, de la cual María es el prototipo. Ø Cómo incluir hoy a María en la transmisión evangelizadora de nuestra fe. Después de ofrecer –a modo introductorio- una breve reflexión sobre las características de la fe, abordaré los tres temas que acabo de enunciar. Hablaremos, pues, de María en la fe de la Iglesia, no tanto de la fe de la Iglesia en María. I. LAS CARACTERÍSTICAS DE LA FE 1. El Credo como des-apropiación y oración Cuando profesamos nuestra fe, comenzamos diciendo: “Creo” o “creemos”1. La fe es nuestra respuesta a Dios que se nos revela y entrega, iluminándonos, transformándonos y dando sentido a nuestra vida
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¿Qué nos dice la fe cristiana sobre María? Lo mejor es centrarnos en el símbolo de nuestra fe, el Credo, y a partir de ahí descubrir la figura de María.
La estructura del Credo es trinitaria: la misma estructura del Gloria Patri, aunque leve- mente desdibujada por los desarrollos que entraña. El símbolo de la fe resume los dones que Dios nos hace como Autor de todo bien, como Redentor, como Santificador. Los articula en torno a “tres capítulos”: la fe e un solo Dios, Padre todopoderoso y Creador; la fe en Jesucris- to, su Hijo y nuestro Señor y Salvador; y en el Espíritu Santo, en la Santa Iglesia.
La fe es, ante todo, “creer sólo en Dios”: es una adhesión personal a Dios y un asentimien- to libre a todo lo que Dios nos revela. La fe cristiana difiere de la fe en una persona humana. Sería vano e idolátrico poner en una creatura una fe como la fe en Dios (Jer 17,5-6; Sal 40,5; 146, 3-4). Por eso, no podemos hablar de fe en María o fe en la Iglesia, sino sólo en la Santa Trinidad: los tres grandes capítulos del Credo.
Por eso, quiero en esta tarde hablar de aquello que la Fe nos dice de María, en el siguiente sentido: exponer aquello que los artículos 2o y 3o del Credo, dirigidos únicamente al Hijo y al Espíritu Santo, nos dicen o pueden decir sobre María.
Ø Creer en Jesucristo, el Hijo de Dios, implica incluir a María en esa fe, como la Theo- tokos, la Virgen, la Inmaculada, la fiel discípula.
Ø Creer en el Espíritu Santo, implica incluir a María en esa fe, como la Asunta, la que manifiesta la acción y presencia del Espíritu en la historia y presente de la Iglesia. Im- plica incluir en esa fe al Espíritu la Iglesia, de la cual María es el prototipo.
Ø Cómo incluir hoy a María en la transmisión evangelizadora de nuestra fe.
Después de ofrecer –a modo introductorio- una breve reflexión sobre las características de la fe, abordaré los tres temas que acabo de enunciar. Hablaremos, pues, de María en la fe de la Iglesia, no tanto de la fe de la Iglesia en María.
I. LAS CARACTERÍSTICAS DE LA FE
1. El Credo como des-apropiación y oración
Cuando profesamos nuestra fe, comenzamos diciendo: “Creo” o “creemos”1. La fe es nuestra respuesta a Dios que se nos revela y entrega, iluminándonos, transformándonos y dando sentido a nuestra vida