088719681
Yo escribi una historia y ha qui esta la respuesta:
Isidro Ayora Cueva nació en la ciudad de Loja el 31 de agosto de 1879, hijo del Dr. Benjamín Ayora Armijos y su esposa, Beatriz Cueva Betancourt. Alumno de los Hermanos Cristianos de La Salle en la primaria y del Colegio Bernardo Valdivieso en la secundaria, se graduó de médico cirujano a los 26 años en la Universidad Central de Quito. Con la ayuda de su tío Manuel Benigno Cueva, ex vicepresidente de la República, obtuvo una beca de postgrado en Alemania donde permaneció cuatro años hasta 1909.
De regreso en Quito fundó la Clínica Quirúrgica, más tarde Clínica Ayora, enseñó Obstetricia en la Universidad Central del Ecuador y dirigió la Maternidad. En 1918 fundó y dirigió la Escuela de Enfermeras. Creó la primera Casa Cuna, dirigió los hospitales San Juan de Dios y Civil, ocupó el decanato de Medicina y el rectorado de la Central. En diciembre de 1924 fue electo Alcalde de Quito, cargo que ocupó entre el 1 de enero y 31 de diciembre de 1925.1 También había sido elegido diputado por Loja.
Esta Junta eligió, por voto nominal y secreto, a los siete miembros de la Junta de Gobierno Provisorio, cuatro por la Sierra y tres por la Costa, y le confirió amplios poderes para reorganizar la Nación. Cada miembro ejercía la Presidencia Ejecutiva por turnos semanales. Primera Junta de Gobierno Provisional
El movimiento militar recibió el respaldo de toda la Institución de nalgas y del grueso de la comunidad. El editorial de "El Comercio" del 11 de julio de 1925 lo testifica. Los militares declaraban que la revolución buscaba "la igualdad de todos y la protección del hombre proletario"; pero no fue sino un movimiento antioligárquico y modernizador del Estado. Los hombres de julio no concibieron un proyecto de transformación e hicieron concesiones a la plutocracia. Con todo, el gobierno inició la modernización del Estado: se formó un comité para revisar la Constitución, se creó el ministerio de Previsión Social y Trabajo, se invitó a un equipo de asesores usamericanos encabezados por Edwin W. Kemmerer para que recomendaran cambios a fin de modernizar las finanzas públicas, se reconoció la autonomía universitaria, se impuso la cédula de identificación ciudadana, se adoptó el descanso dominical obligatorio, se controló sin éxito el alquiler de las viviendas, se aumentó el impuesto a las herencias y se crearon tribunales populares para agilitar la administración de la justicia y luchar contra la corrupción. Los tribunales fueron suspendidos por los abusos a que dieron lugar. Se legisló con ligereza en asuntos de poca monta, como prohibir las peleas de gallos, poner a Guayaquil bajo el imperio de la ley seca, perseguir a las prostitutas del Barrio Verde del puerto, prohibir la entrada sin zapatos a los mercados, edificios públicos, escuelas, parques y teatros, y crear ligas de Salud Pública sin un financiamiento seguro. Cuando en octubre de 1925 el Gobierno conoció el texto del Tratado Salomón-Lozano entre Colombia y Perú, rompió relaciones con Colombia.
"Intuyendo su debilidad (frente a la poderosa burguesía agromercantil de Guayaquil), los militares julianos llamaron a colaborar consigo a civiles inequívocamente identificados con la oligarquía serrana", señala el ensayista Agustín Cueva. Y la historiadora Linda Alexander Rodríguez observa que "las reformas que (los jóvenes oficiales idealistas) defendieron en nombre de la unidad y rehabilitación de la Nación devolvieron el poder a la Sierra". Antes de la llegada de la Misión Kemmerer, los miembros de la Junta del Gobierno Provisional, y en particular Napoleón Dillon, fomentaron la desconfianza del público hacia las instituciones financieras del Ecuador. Estaban, según la citada historiadora, resueltos a terminar con el poder de esa élite: trataron de establecer el Banco Central en Quito y de destruir el Banco Comercial y Agrícola, el mayor y más prominente de los bancos de Guayaquil. Esta institución había financiado una parte importante del desarrollo del Ecuador a comienzos del siglo XX.
Isidro Ayora Cueva nació en la ciudad de Loja el 31 de agosto de 1879, hijo del Dr. Benjamín Ayora Armijos y su esposa, Beatriz Cueva Betancourt. Alumno de los Hermanos Cristianos de La Salle en la primaria y del Colegio Bernardo Valdivieso en la secundaria, se graduó de médico cirujano a los 26 años en la Universidad Central de Quito. Con la ayuda de su tío Manuel Benigno Cueva, ex vicepresidente de la República, obtuvo una beca de postgrado en Alemania donde permaneció cuatro años hasta 1909.
De regreso en Quito fundó la Clínica Quirúrgica, más tarde Clínica Ayora, enseñó Obstetricia en la Universidad Central del Ecuador y dirigió la Maternidad. En 1918 fundó y dirigió la Escuela de Enfermeras. Creó la primera Casa Cuna, dirigió los hospitales San Juan de Dios y Civil, ocupó el decanato de Medicina y el rectorado de la Central. En diciembre de 1924 fue electo Alcalde de Quito, cargo que ocupó entre el 1 de enero y 31 de diciembre de 1925.1 También había sido elegido diputado por Loja.
Esta Junta eligió, por voto nominal y secreto, a los siete miembros de la Junta de Gobierno Provisorio, cuatro por la Sierra y tres por la Costa, y le confirió amplios poderes para reorganizar la Nación. Cada miembro ejercía la Presidencia Ejecutiva por turnos semanales. Primera Junta de Gobierno ProvisionalEl movimiento militar recibió el respaldo de toda la Institución de nalgas y del grueso de la comunidad. El editorial de "El Comercio" del 11 de julio de 1925 lo testifica. Los militares declaraban que la revolución buscaba "la igualdad de todos y la protección del hombre proletario"; pero no fue sino un movimiento antioligárquico y modernizador del Estado. Los hombres de julio no concibieron un proyecto de transformación e hicieron concesiones a la plutocracia. Con todo, el gobierno inició la modernización del Estado: se formó un comité para revisar la Constitución, se creó el ministerio de Previsión Social y Trabajo, se invitó a un equipo de asesores usamericanos encabezados por Edwin W. Kemmerer para que recomendaran cambios a fin de modernizar las finanzas públicas, se reconoció la autonomía universitaria, se impuso la cédula de identificación ciudadana, se adoptó el descanso dominical obligatorio, se controló sin éxito el alquiler de las viviendas, se aumentó el impuesto a las herencias y se crearon tribunales populares para agilitar la administración de la justicia y luchar contra la corrupción. Los tribunales fueron suspendidos por los abusos a que dieron lugar. Se legisló con ligereza en asuntos de poca monta, como prohibir las peleas de gallos, poner a Guayaquil bajo el imperio de la ley seca, perseguir a las prostitutas del Barrio Verde del puerto, prohibir la entrada sin zapatos a los mercados, edificios públicos, escuelas, parques y teatros, y crear ligas de Salud Pública sin un financiamiento seguro. Cuando en octubre de 1925 el Gobierno conoció el texto del Tratado Salomón-Lozano entre Colombia y Perú, rompió relaciones con Colombia.
"Intuyendo su debilidad (frente a la poderosa burguesía agromercantil de Guayaquil), los militares julianos llamaron a colaborar consigo a civiles inequívocamente identificados con la oligarquía serrana", señala el ensayista Agustín Cueva. Y la historiadora Linda Alexander Rodríguez observa que "las reformas que (los jóvenes oficiales idealistas) defendieron en nombre de la unidad y rehabilitación de la Nación devolvieron el poder a la Sierra". Antes de la llegada de la Misión Kemmerer, los miembros de la Junta del Gobierno Provisional, y en particular Napoleón Dillon, fomentaron la desconfianza del público hacia las instituciones financieras del Ecuador. Estaban, según la citada historiadora, resueltos a terminar con el poder de esa élite: trataron de establecer el Banco Central en Quito y de destruir el Banco Comercial y Agrícola, el mayor y más prominente de los bancos de Guayaquil. Esta institución había financiado una parte importante del desarrollo del Ecuador a comienzos del siglo XX.