andreaacero
La importancia de los ríos en el planeta excede cualquier posibilidad de interpretaciones erróneas. Muchos artistas y hombres de ciencia los han comparado con los vasos sanguíneos del mundo, dado que se encargan de funciones cardinales que hacen a la integridad del planeta entero, como una verdadera unidad. Un río es un curso de agua (en general con baja salinidad, de allí lo de “agua dulce” entre nosotros o “agua fresca” [fresh water] entre los angloparlantes), que se origina ya sea a punto de partida del deshielo de las altas montañas o bien como confluencia de otros cursos de agua más reducidos (otros ríos, pequeños arroyos). En general, mientras que los ríos de montaña son de curso rápido y vigoroso, con alto contenido en minerales, los ríos de llanura se caracterizan por su mayor caudal y canal, con un curso más lento y pausado.
Desde el punto de vista de la biosfera, los ríos constituyen una importante reserva de agua de acceso para los seres vivos (agua potable) y también son el hábitat de innumerables formas de vida, que incluyen protistas, moneras, plancton, hongos, vegetales, animales inferiores y superiores. En este sentido, los ecosistemas más variados del planeta giran en torno al Amazonas, el río más caudaloso del planeta, con un recorrido nacido en la alta montaña (río Marañón) y que termina su curso como río de llanura. Se estima que la cuenca amazónica sólo es sobrepasada por los océanos en términos del número de especies y recuento de individuos en lo que hace a animales y vegetales.
No debe olvidarse el otro aspecto relevante que hace a la importancia de los ríos: su misión social. En efecto, las grandes civilizaciones de la antigüedad y las principales ciudades de la modernidad se han asentados junto a ríos de dimensiones considerables, tanto por la necesidad de comunicación (los ríos navegables han sido los principales caminos de la humanidad durante varios milenios) como de sustento de agua potable y fuente de alimento. Basta recordar a las culturas de Egipto (río Nilo), Mesopotamia (Tigris y Éufrates) o a las numerosas capitales europeas situadas sobre el Danubio.
Por lo tanto, es menester destacar que la importancia de los ríos los convierte en necesarios objetivos de protección, dado que la contaminación de las aguas puede dar paso a la destrucción de ecosistemas completos e incluso a transformar a los asentamientos humanos en áreas inviables a corto y mediano plazo.
Un río es un curso de agua (en general con baja salinidad, de allí lo de “agua dulce” entre nosotros o “agua fresca” [fresh water] entre los angloparlantes), que se origina ya sea a punto de partida del deshielo de las altas montañas o bien como confluencia de otros cursos de agua más reducidos (otros ríos, pequeños arroyos). En general, mientras que los ríos de montaña son de curso rápido y vigoroso, con alto contenido en minerales, los ríos de llanura se caracterizan por su mayor caudal y canal, con un curso más lento y pausado.
Desde el punto de vista de la biosfera, los ríos constituyen una importante reserva de agua de acceso para los seres vivos (agua potable) y también son el hábitat de innumerables formas de vida, que incluyen protistas, moneras, plancton, hongos, vegetales, animales inferiores y superiores. En este sentido, los ecosistemas más variados del planeta giran en torno al Amazonas, el río más caudaloso del planeta, con un recorrido nacido en la alta montaña (río Marañón) y que termina su curso como río de llanura. Se estima que la cuenca amazónica sólo es sobrepasada por los océanos en términos del número de especies y recuento de individuos en lo que hace a animales y vegetales.
No debe olvidarse el otro aspecto relevante que hace a la importancia de los ríos: su misión social. En efecto, las grandes civilizaciones de la antigüedad y las principales ciudades de la modernidad se han asentados junto a ríos de dimensiones considerables, tanto por la necesidad de comunicación (los ríos navegables han sido los principales caminos de la humanidad durante varios milenios) como de sustento de agua potable y fuente de alimento. Basta recordar a las culturas de Egipto (río Nilo), Mesopotamia (Tigris y Éufrates) o a las numerosas capitales europeas situadas sobre el Danubio.
Por lo tanto, es menester destacar que la importancia de los ríos los convierte en necesarios objetivos de protección, dado que la contaminación de las aguas puede dar paso a la destrucción de ecosistemas completos e incluso a transformar a los asentamientos humanos en áreas inviables a corto y mediano plazo.