identificar y enfrentar… Aquí destacamos cinco de ellos:
1. ¿Neutralidad o intencionalidad? Los medios que utilizamos influyen en la naturaleza
y características de los mensajes que damos; asimismo, la forma de configuración
de los entornos importa para la toma de decisiones. Es decir, la tecnología no puede
considerarse como algo neutral e íntegramente dependiente de los usos que le
demos. El uso intensivo de ciertas formas de tecnología influye incluso en cómo
pensamos, ya que la continua exposición a determinadas prácticas activa algunos
hábitos de pensamiento y relega otros que pueden terminar perdiéndose o nunca
desarrollarse.
2. La guerra por la atención. Las redes sociales, como su propio nombre lo indica, solo
valen en tanto la gente pase tiempo utilizándolas. Mientras más, mejor (para sus
propietarios). Por esta razón, las redes buscan enganchar a sus usuarios. Para ello,
no obligan, sino inducen. A esta tarea se dedica un contingente importante de
psicólogos, antropólogos, matemáticos, entre otros profesionales. La guerra por la
atención busca captar uno de los recursos más importantes de la época actual: la
información. En las redes sociales, cedemos gratuitamente esta información.
3. La erosión de la privacidad. Las políticas de privacidad de las grandes empresas
tecnológicas (Google, Apple, Facebook, Amazon y Microsoft) son presentadas en
textos muy extensos, sus contratos tienen la forma legalmente llamada “de
adhesión”, los usuarios simplemente las aceptamos —ya que, de otra forma, no
podemos usar el servicio que buscamos— sin plena conciencia de lo que estamos
cediendo. Por ello, es importante asumir que nuestros datos están expuestos y que
las agencias reguladoras encontrarán mucha dificultad para lidiar con empresas
que operan fuera del país y que innovan de manera constante.
4. ¿Solos y acompañados? Las redes ofrecen la posibilidad de conectar y de
desconectar, lo que nos lleva a vínculos frágiles. Las relaciones humanas son
complejas y las redes ofrecen la posibilidad de bloquear lo que no nos gusta.
Además, fomentan que no se establezcan lazos reales con otras personas sino en
función de nuestro interés. Esta práctica deteriora nuestra capacidad de entablar
vínculos saludables y, con ello, nuestro propio desarrollo emocional. (…)
5. Más que una suma de riesgos. Debemos recordar que los riesgos se potencian
dependiendo de las maneras en que se hace uso de las redes sociales. Estas crean
un entorno con apariencia de intimidad. De hecho, muchas personas sienten que
son más auténticas en las redes que en el mundo físico. No obstante, como hemos
visto, en una red social siempre se muestra alguna parte de lo que somos y la
privacidad está en cuestión. La información que colocamos o compartimos en la
red queda a disposición de muchos usuarios potenciales. Más allá del uso que le
den las corporaciones, los demás usuarios de la red pueden utilizar la información
que les proporcionamos; esto implica un conjunto de problemas asociados a acoso e incluso a delitos contra la libertad sexual, la estafa, la pedofilia o la trata
de personas.
Otro aspecto que debemos considerar es qué valor otorgamos a la información
que circula en las redes y cómo distinguimos la verdad de la mentira, las opiniones
de los hechos, las noticias falsas de la información fidedigna.
Un punto adicional es que las redes generan otros efectos que afectan el bienestar
socioemocional, como el llamado FOMO (siglas en inglés de “temor a perderse
algo”, fear of missing out), el miedo a no ser bueno o adecuado, la exaltación de
la apariencia física, el hiperconsumo, el estatus económico, entre otros.
Según el Proyecto Educativo Nacional, uno de los principales impulsores del
cambio es el uso universal e intensivo de tecnologías digitales, en formatos y
medios accesibles, como recursos educativos para potenciar las labores de
enseñanza aprendizaje, de aprendizaje autónomo y la investigación, gracias a las
posibilidades que ofrece la tecnología.
Fuente: Consejo Nacional de Educación. (2020).
Proyecto Educativo Nacional al 2036: el reto de la ciudadanía plena (p. 110).
Respuesta:
Las redes sociales y su impacto en la educación
Las llamadas "redes sociales" que se
conforman en la internet juegan un rol muy
importante en la comunicación entre las
personas y, por ello, tienen un considerable
potencial para favorecer el trabajo
coordinado y cooperativo entre pares
superando las distancias físicas.
Más allá de lo anterior, estas redes también
entrañan algunos riesgos que es necesario
identificar y enfrentar… Aquí destacamos cinco de ellos:
1. ¿Neutralidad o intencionalidad? Los medios que utilizamos influyen en la naturaleza
y características de los mensajes que damos; asimismo, la forma de configuración
de los entornos importa para la toma de decisiones. Es decir, la tecnología no puede
considerarse como algo neutral e íntegramente dependiente de los usos que le
demos. El uso intensivo de ciertas formas de tecnología influye incluso en cómo
pensamos, ya que la continua exposición a determinadas prácticas activa algunos
hábitos de pensamiento y relega otros que pueden terminar perdiéndose o nunca
desarrollarse.
2. La guerra por la atención. Las redes sociales, como su propio nombre lo indica, solo
valen en tanto la gente pase tiempo utilizándolas. Mientras más, mejor (para sus
propietarios). Por esta razón, las redes buscan enganchar a sus usuarios. Para ello,
no obligan, sino inducen. A esta tarea se dedica un contingente importante de
psicólogos, antropólogos, matemáticos, entre otros profesionales. La guerra por la
atención busca captar uno de los recursos más importantes de la época actual: la
información. En las redes sociales, cedemos gratuitamente esta información.
3. La erosión de la privacidad. Las políticas de privacidad de las grandes empresas
tecnológicas (Google, Apple, Facebook, Amazon y Microsoft) son presentadas en
textos muy extensos, sus contratos tienen la forma legalmente llamada “de
adhesión”, los usuarios simplemente las aceptamos —ya que, de otra forma, no
podemos usar el servicio que buscamos— sin plena conciencia de lo que estamos
cediendo. Por ello, es importante asumir que nuestros datos están expuestos y que
las agencias reguladoras encontrarán mucha dificultad para lidiar con empresas
que operan fuera del país y que innovan de manera constante.
4. ¿Solos y acompañados? Las redes ofrecen la posibilidad de conectar y de
desconectar, lo que nos lleva a vínculos frágiles. Las relaciones humanas son
complejas y las redes ofrecen la posibilidad de bloquear lo que no nos gusta.
Además, fomentan que no se establezcan lazos reales con otras personas sino en
función de nuestro interés. Esta práctica deteriora nuestra capacidad de entablar
vínculos saludables y, con ello, nuestro propio desarrollo emocional. (…)
5. Más que una suma de riesgos. Debemos recordar que los riesgos se potencian
dependiendo de las maneras en que se hace uso de las redes sociales. Estas crean
un entorno con apariencia de intimidad. De hecho, muchas personas sienten que
son más auténticas en las redes que en el mundo físico. No obstante, como hemos
visto, en una red social siempre se muestra alguna parte de lo que somos y la
privacidad está en cuestión. La información que colocamos o compartimos en la
red queda a disposición de muchos usuarios potenciales. Más allá del uso que le
den las corporaciones, los demás usuarios de la red pueden utilizar la información
que les proporcionamos; esto implica un conjunto de problemas asociados a acoso e incluso a delitos contra la libertad sexual, la estafa, la pedofilia o la trata
de personas.
Otro aspecto que debemos considerar es qué valor otorgamos a la información
que circula en las redes y cómo distinguimos la verdad de la mentira, las opiniones
de los hechos, las noticias falsas de la información fidedigna.
Un punto adicional es que las redes generan otros efectos que afectan el bienestar
socioemocional, como el llamado FOMO (siglas en inglés de “temor a perderse
algo”, fear of missing out), el miedo a no ser bueno o adecuado, la exaltación de
la apariencia física, el hiperconsumo, el estatus económico, entre otros.
Según el Proyecto Educativo Nacional, uno de los principales impulsores del
cambio es el uso universal e intensivo de tecnologías digitales, en formatos y
medios accesibles, como recursos educativos para potenciar las labores de
enseñanza aprendizaje, de aprendizaje autónomo y la investigación, gracias a las
posibilidades que ofrece la tecnología.
Fuente: Consejo Nacional de Educación. (2020).
Proyecto Educativo Nacional al 2036: el reto de la ciudadanía plena (p. 110).
Ministerio de Educación.
Explicación:
ESPERO QUE TE AYUDE