La caficultura para los ecuatorianos es una actividad con una destacada importancia económica, social y ambiental. El café en este país significa generación de ingresos para los caficultores, acopiadores, transportistas y comercializadores, así como ingresos de divisas que contribuyen a dinamizar la economía rural en los territorios productores. El café, además, cumple un importante papel social en Ecuador, directamente relacionado con la participación de los diversos pueblos y etnias, hombres y mujeres, de todas las edades y niveles de escolaridad, en los procesos de producción, transformación y comercialización del café, así como en la generación de empleo, especialmente, en las actividades de cosecha. Los cafetaleros en 23 de las 24 provincias del país, conforman un amplio tejido social con un gran impacto multisectorial.
La importancia ecológica del café en Ecuador radica, por su parte, en la amplia diversidad de suelos en que se cultiva, fundamentalmente en ricos sistemas agroforestales que contribuyen significativamente a la conservación de los recursos filogenéticos, a la captura de carbono y al balance hídrico.
ECUADOR PRODUCE CAFÉ EN 23 DE SUS 24 PROVINCIAS
Nadie sabe con exactitud cómo llegó el café al país, aunque la mayoría de los historiadores coinciden que su introducción se produjo poco después de 1800. Los primeros cultivos documentados datan de 1830, cuando se plantaron diversos ejemplares de cafetos de la variedad Típica, de café Arábica, en los recintos de Las Maravillas y El Mamey, en el cantón de Jipijapa, en la provincia de Manabí.
Cien años después, llegó el café Robusta al país. Lo hizo concretamente en el año 1951, cuando se inició su producción en la Estación Experimental Tropical Pichilingue, en Quevedo, provincia de Los Ríos.
Las privilegiadas aptitudes agroecológicas de este país han facilitado desde el inicio, el cultivo de café en Ecuador, siendo actualmente uno de los pocos países del mundo donde es posible cultivar este producto en prácticamente toda su geografía. Tungurahua es oficialmente el único territorio donde no se cultiva café, aunque se reportan algunas pequeñas cosechas en el cantón Baños.
EVOLUCIÓN DEL CAFÉ ECUATORIANO
Superficie y producción, a la baja
El Ministerio de Agricultura y Ganadería de Ecuador realizó en 1983 el Primer Censo Cafetero, liderado por el Programa Nacional del Café. En este recuento, se concluyó que había una superficie de 426.965 hectáreas aptas para el cultivo en el país, de las cuales 346.971 hectáreas correspondían a cafetales en producción (81%). Según el mismo registro, en ese momento había 105.000 familias de pequeños caficultores que dependían directamente de la producción del café. En la actualidad, aunque no existen estadísticas actualizadas, el número de familias productoras ha descendido drásticamente. Muchas han cambiado de cultivo, sustituyendo los cafetales por pastizales, por cacao o plantaciones forestales y frutales. Esta disminución de caficultores ha ido acompañada de un significativo descenso de las áreas cultivas de café, las cuales, según el II Censo Agropecuario, pasaron de 346.971 hectáreas en 1983 a 260.528 hectáreas en 2002, y estas a sólo 60.000 hectáreas a fecha de hoy, según datos difundidos por La Asociación Nacional de Exportadores de Café, ANECAFÉ, fechados en 2019.
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Revista Fórum Café
EL CAFÉ EN ECUADOR
cafedeecuadorforumcafe
La caficultura para los ecuatorianos es una actividad con una destacada importancia económica, social y ambiental. El café en este país significa generación de ingresos para los caficultores, acopiadores, transportistas y comercializadores, así como ingresos de divisas que contribuyen a dinamizar la economía rural en los territorios productores. El café, además, cumple un importante papel social en Ecuador, directamente relacionado con la participación de los diversos pueblos y etnias, hombres y mujeres, de todas las edades y niveles de escolaridad, en los procesos de producción, transformación y comercialización del café, así como en la generación de empleo, especialmente, en las actividades de cosecha. Los cafetaleros en 23 de las 24 provincias del país, conforman un amplio tejido social con un gran impacto multisectorial.
La importancia ecológica del café en Ecuador radica, por su parte, en la amplia diversidad de suelos en que se cultiva, fundamentalmente en ricos sistemas agroforestales que contribuyen significativamente a la conservación de los recursos filogenéticos, a la captura de carbono y al balance hídrico.
ECUADOR PRODUCE CAFÉ EN 23 DE SUS 24 PROVINCIAS
Nadie sabe con exactitud cómo llegó el café al país, aunque la mayoría de los historiadores coinciden que su introducción se produjo poco después de 1800. Los primeros cultivos documentados datan de 1830, cuando se plantaron diversos ejemplares de cafetos de la variedad Típica, de café Arábica, en los recintos de Las Maravillas y El Mamey, en el cantón de Jipijapa, en la provincia de Manabí.
Cien años después, llegó el café Robusta al país. Lo hizo concretamente en el año 1951, cuando se inició su producción en la Estación Experimental Tropical Pichilingue, en Quevedo, provincia de Los Ríos.
Las privilegiadas aptitudes agroecológicas de este país han facilitado desde el inicio, el cultivo de café en Ecuador, siendo actualmente uno de los pocos países del mundo donde es posible cultivar este producto en prácticamente toda su geografía. Tungurahua es oficialmente el único territorio donde no se cultiva café, aunque se reportan algunas pequeñas cosechas en el cantón Baños.
EVOLUCIÓN DEL CAFÉ ECUATORIANO
Superficie y producción, a la baja
El Ministerio de Agricultura y Ganadería de Ecuador realizó en 1983 el Primer Censo Cafetero, liderado por el Programa Nacional del Café. En este recuento, se concluyó que había una superficie de 426.965 hectáreas aptas para el cultivo en el país, de las cuales 346.971 hectáreas correspondían a cafetales en producción (81%). Según el mismo registro, en ese momento había 105.000 familias de pequeños caficultores que dependían directamente de la producción del café. En la actualidad, aunque no existen estadísticas actualizadas, el número de familias productoras ha descendido drásticamente. Muchas han cambiado de cultivo, sustituyendo los cafetales por pastizales, por cacao o plantaciones forestales y frutales. Esta disminución de caficultores ha ido acompañada de un significativo descenso de las áreas cultivas de café, las cuales, según el II Censo Agropecuario, pasaron de 346.971 hectáreas en 1983 a 260.528 hectáreas en 2002, y estas a sólo 60.000 hectáreas a fecha de hoy, según datos difundidos por La Asociación Nacional de Exportadores de Café, ANECAFÉ, fechados en 2019.