En el año 551 d. C. Procopio de Cesarea publicó las Guerras vándalas, un texto escrito a propuesta del emperador Justiniano I que forma parte de una serie de relatos históricos sobre las campañas militares de este monarca (527-565 d. C.). Para introducir la narración, los primeros pasajes de estas Guerras vándalas arrancan de la división post-teodosiana del Imperio, estableciendo los límites geográficos del Oriente y del Occidente asignados a Arcadio y a Honorio, y esbozan a grandes rasgos el origen de los diferentes pueblos bárbaros, sus principales rasgos étnicos, su religión y su relación con Roma, para presentar así a los pueblos a los que se había de enfrentar el monarca bizantino. Los capítulos 1 y 2 del libro I están dedicados a resumir la división del Imperio y a explicar la naturaleza de godos, vándalos y visigodos.
A la muerte del emperador Teodosio, que había dado muestras excepcionales de justicia y de valentía, sus dos hijos se repartieron su imperio: Arcadio, el primogénito, gobernó la parte oriental, mientras que la occidental quedó en manos de Honorio, el más joven. [1, 3] La soberanía romana estuvo dividida así desde la muerte de Constantino y de sus hijos: el emperador, al trasladar a Bizancio la autoridad imperial y agrandar esta ciudad, había potenciado extraordinariamente su desarrollo antes de autorizarla a tomar su nombre En la época en que Honorio gobernaba en Occidente los bárbaros se adueñaron de su territorio».
En el año 551 d. C. Procopio de Cesarea publicó las Guerras vándalas, un texto escrito a propuesta del emperador Justiniano I que forma parte de una serie de relatos históricos sobre las campañas militares de este monarca (527-565 d. C.). Para introducir la narración, los primeros pasajes de estas Guerras vándalas arrancan de la división post-teodosiana del Imperio, estableciendo los límites geográficos del Oriente y del Occidente asignados a Arcadio y a Honorio, y esbozan a grandes rasgos el origen de los diferentes pueblos bárbaros, sus principales rasgos étnicos, su religión y su relación con Roma, para presentar así a los pueblos a los que se había de enfrentar el monarca bizantino. Los capítulos 1 y 2 del libro I están dedicados a resumir la división del Imperio y a explicar la naturaleza de godos, vándalos y visigodos.
A la muerte del emperador Teodosio, que había dado muestras excepcionales de justicia y de valentía, sus dos hijos se repartieron su imperio: Arcadio, el primogénito, gobernó la parte oriental, mientras que la occidental quedó en manos de Honorio, el más joven. [1, 3] La soberanía romana estuvo dividida así desde la muerte de Constantino y de sus hijos: el emperador, al trasladar a Bizancio la autoridad imperial y agrandar esta ciudad, había potenciado extraordinariamente su desarrollo antes de autorizarla a tomar su nombre En la época en que Honorio gobernaba en Occidente los bárbaros se adueñaron de su territorio».