“Mi padre, Juan Bautista Gerbasi, cuya vida es el motivo de este poema, nació en una aldea viñatera de Italia, a orillas del Mar Tirreno, y murió en Canoabo, pequeño pueblo escondido en una agreste comarca del Estado Carabobo”.
Así escribe en sus propias palabras el poeta Vicente Gerbasi acerca de “Mi padre el inmigrante”, la poesía inspirada en el viaje que inició su padre, Giovanbattista Gerbasi Vita, nativo del pueblo de Vibonati, un comune de la provincia de Salerno en la región de Campania, muy cerca del Golfo di Policastro. Decidió emigrar estando ya casado con Ana Federico Pifano, su paisana, para echar nuevas raíces en el pueblo de Canoabo, en el estado Carabobo de una Venezuela que acogía con brazos abiertos a todos los extranjeros que llegaban con la esperanza de una vida mejor basada en el trabajo honesto y el esfuerzo personal. Y allí se quedó para siempre, apegado a la nueva patria, un itálico inmigrante inmortalizado a través de la poesía de su hijo criollo.
“Mi padre el inmigrante” es un extenso poema integrado por treinta cantos basados en un mismo hilo temático: la figura mítica del padre que contrapone la emoción del hombre frente al paisaje del “nuevo mundo”. Plantea enigmas metafísicos, recrea supersticiones, climas, espantos, mitos y leyendas, costumbres rurales y toda una flora y fauna fascinante y mágica. Se le admiró tanto por su magia verbal como por la relación estrecha que su lenguaje estableció con el espacio geográfico de su tierra, lo que la hace una de las obras de mayor aliento de la historia literaria venezolana haciendo de Vicente Gerbasi uno de los más representativos autores de la poesía venezolana contemporánea.
“Mi padre, Juan Bautista Gerbasi, cuya vida es el motivo de este poema, nació en una aldea viñatera de Italia, a orillas del Mar Tirreno, y murió en Canoabo, pequeño pueblo escondido en una agreste comarca del Estado Carabobo”.
Así escribe en sus propias palabras el poeta Vicente Gerbasi acerca de “Mi padre el inmigrante”, la poesía inspirada en el viaje que inició su padre, Giovanbattista Gerbasi Vita, nativo del pueblo de Vibonati, un comune de la provincia de Salerno en la región de Campania, muy cerca del Golfo di Policastro. Decidió emigrar estando ya casado con Ana Federico Pifano, su paisana, para echar nuevas raíces en el pueblo de Canoabo, en el estado Carabobo de una Venezuela que acogía con brazos abiertos a todos los extranjeros que llegaban con la esperanza de una vida mejor basada en el trabajo honesto y el esfuerzo personal. Y allí se quedó para siempre, apegado a la nueva patria, un itálico inmigrante inmortalizado a través de la poesía de su hijo criollo.
“Mi padre el inmigrante” es un extenso poema integrado por treinta cantos basados en un mismo hilo temático: la figura mítica del padre que contrapone la emoción del hombre frente al paisaje del “nuevo mundo”. Plantea enigmas metafísicos, recrea supersticiones, climas, espantos, mitos y leyendas, costumbres rurales y toda una flora y fauna fascinante y mágica. Se le admiró tanto por su magia verbal como por la relación estrecha que su lenguaje estableció con el espacio geográfico de su tierra, lo que la hace una de las obras de mayor aliento de la historia literaria venezolana haciendo de Vicente Gerbasi uno de los más representativos autores de la poesía venezolana contemporánea.