1. La ignorancia se opone a la intención calculada. Mas todo (hombre) malo es ignorante, según el Filósofo; y Pr 14, 22 dice: Yerran los que obran el mal. Luego ninguno peca por verdadera malicia.
2. Además, en el capítulo 4 De div. nom. dice Dionisio que ninguno obra intentando el mal. Mas esto es lo que parece ser pecar por malicia: intentar el mal pecando; pues lo que está fuera de la intención es como accidental y no califica al acto. Luego ninguno peca por malicia.
3. La misma malicia es pecado. Si, pues, la malicia es causa de pecado, se seguiría que un pecado es causa de otro pecado hasta el infinito; lo cual es absurdo. Ninguno, pues, peca por malicia.
Contra esto: está lo que dice Jb 34, 27: Como de propósito se apartaron de Dios y no quisieron comprender sus caminos. Pero apartarse de Dios es pecar. Luego algunos pecan de propósito o por verdadera malicia.
Respondo: El hombre, como cualquier otro ser, tiene naturalmente el apetito del bien. Por ello, el que su apetito se desvíe hacia el mal sucede por causa de alguna corrupción o desorden en alguno de los principios humanos: pues así se da el fallo en las acciones de los seres naturales. Mas los principios de los actos humanos son el entendimiento y el apetito, tanto racional, que se llama voluntad, como el sensitivo. Así pues, en los actos humanos, el pecado, como puede acontecer a veces por falta del entendimiento --v. gr., cuando se peca por ignorancia-y por falta del apetito sensitivo --v. gr., cuando uno peca por pasión--, así también (puede darse) por falta de la voluntad, que es el desorden de la misma.
El desorden de la voluntad está en amar más lo que es un bien menor. Mas es lógico que uno prefiera sufrir detrimento en un bien menos amado por poseer otro más amado; como cuando uno, aun a sabiendas, quiere sufrir la amputación de un miembro para conservar la vida, que ama más. Y, de este modo, cuando una voluntad desordenada ama más un bien temporal (v. gr., las riquezas o el placer) que el orden de la razón o de la ley divina, o el amor de Dios, o algo semejante, se sigue que quiere sufrir menoscabo en alguno de los bienes espirituales para poseer algún bien temporal. Ahora bien, el mal no es otra cosa que la privación de algún bien. Y así es como uno a sabiendas quiere un mal espiritual, el cual es mal simplemente, por el que queda privado del bien espiritual, para poseer un bien temporal. Por eso se dice pecar por cierta malicia o de propósito, como eligiendo el mal a sabiendas.
Respuesta:
1. La ignorancia se opone a la intención calculada. Mas todo (hombre) malo es ignorante, según el Filósofo; y Pr 14, 22 dice: Yerran los que obran el mal. Luego ninguno peca por verdadera malicia.
2. Además, en el capítulo 4 De div. nom. dice Dionisio que ninguno obra intentando el mal. Mas esto es lo que parece ser pecar por malicia: intentar el mal pecando; pues lo que está fuera de la intención es como accidental y no califica al acto. Luego ninguno peca por malicia.
3. La misma malicia es pecado. Si, pues, la malicia es causa de pecado, se seguiría que un pecado es causa de otro pecado hasta el infinito; lo cual es absurdo. Ninguno, pues, peca por malicia.
Contra esto: está lo que dice Jb 34, 27: Como de propósito se apartaron de Dios y no quisieron comprender sus caminos. Pero apartarse de Dios es pecar. Luego algunos pecan de propósito o por verdadera malicia.
Respondo: El hombre, como cualquier otro ser, tiene naturalmente el apetito del bien. Por ello, el que su apetito se desvíe hacia el mal sucede por causa de alguna corrupción o desorden en alguno de los principios humanos: pues así se da el fallo en las acciones de los seres naturales. Mas los principios de los actos humanos son el entendimiento y el apetito, tanto racional, que se llama voluntad, como el sensitivo. Así pues, en los actos humanos, el pecado, como puede acontecer a veces por falta del entendimiento --v. gr., cuando se peca por ignorancia-y por falta del apetito sensitivo --v. gr., cuando uno peca por pasión--, así también (puede darse) por falta de la voluntad, que es el desorden de la misma.
El desorden de la voluntad está en amar más lo que es un bien menor. Mas es lógico que uno prefiera sufrir detrimento en un bien menos amado por poseer otro más amado; como cuando uno, aun a sabiendas, quiere sufrir la amputación de un miembro para conservar la vida, que ama más. Y, de este modo, cuando una voluntad desordenada ama más un bien temporal (v. gr., las riquezas o el placer) que el orden de la razón o de la ley divina, o el amor de Dios, o algo semejante, se sigue que quiere sufrir menoscabo en alguno de los bienes espirituales para poseer algún bien temporal. Ahora bien, el mal no es otra cosa que la privación de algún bien. Y así es como uno a sabiendas quiere un mal espiritual, el cual es mal simplemente, por el que queda privado del bien espiritual, para poseer un bien temporal. Por eso se dice pecar por cierta malicia o de propósito, como eligiendo el mal a sabiendas.
Respuesta:
Soberbia: Pensar que eres mejor que los demás
Gula: comer para no dejar Comida a los de tu lado
Lujur1a: pensar en cosas malas