I. Estados legítimos, misiones civilizadorasy colonialismo comercial
Al desplazar el énfasis de los reclamos por tierras con base en la adquisición, hacia las instituciones políticas necesarias para resolver los conflictos relacionados con éstos llegamos a una justificación funcional de los derechos territoriales. A este respecto, un agente tiene derechos territoriales en tanto sea capaz de desempeñar ciertas funciones políticas cruciales dentro de un área geográfica definida, como, por ejemplo, garantizar la justicia
II. Consideraciones preliminares
En su primer uso, en latín, el verbo “colonizar” derivaba de “colono”, cuyo significado era “granjero, labrador o sembrador”. Se refería a la práctica romana del asentamiento de ciudadanos en un país hostil o recién conquistado, quienes retenían los derechos de su ciudadanía de origen, mientras trabajaban en la tierra concedida por las autoridades de ocupación. Esta visión del colonialismo, vinculada con los derechos de asentamiento de grupos particulares y el uso que hacían de áreas geográficas específicas, se mantuvo como punto central en las descripciones hechas durante los siglos XVI y XVII acerca de la ocupación del Nuevo Mundo. Aquí, el término “colonias” fue empleado para referirse al territorio usado por los pobladores, quienes crearon comunidades nuevas para sí mismos y para sus descendientes, mientras seguían dependiendo de su país natal en asuntos políticos y económicos.
III. Adquisición y asentamiento
Para ver por qué el territorio es importante, sólo desde un punto de vista descriptivo y no normativo, e ilustrar el mal del colonialismo, es crucial reflexionar acerca de las limitaciones de las opiniones que equiparan el mal del colonialismo con las violaciones de los derechos territoriales. En las páginas siguientes intento mostrar cómo las defensas más plausibles de los derechos territoriales son incapaces de dar cuenta del mal del colonialismo y, de hecho, han sido avaladas a lo largo de la historia (y de la historia del pensamiento político) para legitimar los proyectos coloniales
Respuesta:
I. Estados legítimos, misiones civilizadorasy colonialismo comercial
Al desplazar el énfasis de los reclamos por tierras con base en la adquisición, hacia las instituciones políticas necesarias para resolver los conflictos relacionados con éstos llegamos a una justificación funcional de los derechos territoriales. A este respecto, un agente tiene derechos territoriales en tanto sea capaz de desempeñar ciertas funciones políticas cruciales dentro de un área geográfica definida, como, por ejemplo, garantizar la justicia
II. Consideraciones preliminares
En su primer uso, en latín, el verbo “colonizar” derivaba de “colono”, cuyo significado era “granjero, labrador o sembrador”. Se refería a la práctica romana del asentamiento de ciudadanos en un país hostil o recién conquistado, quienes retenían los derechos de su ciudadanía de origen, mientras trabajaban en la tierra concedida por las autoridades de ocupación. Esta visión del colonialismo, vinculada con los derechos de asentamiento de grupos particulares y el uso que hacían de áreas geográficas específicas, se mantuvo como punto central en las descripciones hechas durante los siglos XVI y XVII acerca de la ocupación del Nuevo Mundo. Aquí, el término “colonias” fue empleado para referirse al territorio usado por los pobladores, quienes crearon comunidades nuevas para sí mismos y para sus descendientes, mientras seguían dependiendo de su país natal en asuntos políticos y económicos.
III. Adquisición y asentamiento
Para ver por qué el territorio es importante, sólo desde un punto de vista descriptivo y no normativo, e ilustrar el mal del colonialismo, es crucial reflexionar acerca de las limitaciones de las opiniones que equiparan el mal del colonialismo con las violaciones de los derechos territoriales. En las páginas siguientes intento mostrar cómo las defensas más plausibles de los derechos territoriales son incapaces de dar cuenta del mal del colonialismo y, de hecho, han sido avaladas a lo largo de la historia (y de la historia del pensamiento político) para legitimar los proyectos coloniales