Para la historiadora, el significado de soberanía también se asocia a la noción de autonomía en el campo de las ideas, reflexionar sobre los desafíos que nos enfrentamos hoy al defender la cultura de una nación en una sociedad capitalista, es pensar en nuestra soberanía.
“Si bien la historia argentina está jalonada de hechos que permitieron alcanzar la soberanía como Nación y como Estado, La Vuelta de Obligado ha tomado el carácter de ícono de la defensa de la soberanía de la Argentina. Ese concepto de soberanía lo podemos aplicar en varios campos, para hablar de soberanía sobre los cuerpos o soberanía alimentaria, entendida como la capacidad de cada pueblo para definir sus propias políticas agrarias y alimentarias de acuerdo a objetivos de desarrollo sostenible y seguridad alimentaria”, concluye la historiadora.
¿Qué sucedió en la Vuelta de Obligado?
En lo que hoy es la localidad de San Pedro, a casi 200 km de Capital Federal, el río Paraná se angosta y hace una curva en forma de "S" que dificulta la navegación. En ese sitio, en 1845, las tropas comandadas por Lucio N Mansilla junto con criollos, gauchos, indios, mulatos y mujeres, trataron de impedir que los recién estrenados barcos a vapor de Gran Bretaña y Francia, las dos más grandes potencias económicas, políticas y bélicas de la época, avanzaran sobre el territorio nacional.
En 1845 el Estado nacional argentino estaba en construcción. Juan Manuel de Rosas era gobernador de Buenos Aires y encargado de las relaciones exteriores de la entonces Confederación Argentina. La lucha interna entre unitarios y federales sobre cómo organizar el país estaba candente, sobre todo entre correntinos, entrerrianos, santafecinos. Gran Bretaña y Francia querían establecer relaciones comerciales directas con esas provincias sin pasar por Buenos Aires ni reconocer la autoridad de Juan Manuel de Rosas.
“En marzo de 1845, cuando Justo José de Urquiza (gobernador de Entre Ríos) derrota al oriental Fructuoso Rivera, en India Muerta, el triunfo federal parece definitivo, por lo cual las grandes potencias deciden intervenir: bloquean el puerto de Buenos Aires en el mes de septiembre e ingresan por el Río Paraná en noviembre, violando nuestra soberanía. Este hecho debe ser encuadrado en el conflicto económico entre Buenos Aires y el Litoral y la puja política por encabezar la organización nacional”, cuenta Viviana Mallol.
¿De qué hablamos cuando hablamos de soberanía?
Para la historiadora, el significado de soberanía también se asocia a la noción de autonomía en el campo de las ideas, reflexionar sobre los desafíos que nos enfrentamos hoy al defender la cultura de una nación en una sociedad capitalista, es pensar en nuestra soberanía.
“Si bien la historia argentina está jalonada de hechos que permitieron alcanzar la soberanía como Nación y como Estado, La Vuelta de Obligado ha tomado el carácter de ícono de la defensa de la soberanía de la Argentina. Ese concepto de soberanía lo podemos aplicar en varios campos, para hablar de soberanía sobre los cuerpos o soberanía alimentaria, entendida como la capacidad de cada pueblo para definir sus propias políticas agrarias y alimentarias de acuerdo a objetivos de desarrollo sostenible y seguridad alimentaria”, concluye la historiadora.
El potencias nos rodean
Francia, Inglaterra y Buenos Aires tenían constantes conflictos diplomáticos. Las potencias presionaban a Juan Manuel de Rosas para que pusiera fin a la guerra con la Banda Oriental (hoy Uruguay) y quitara las trabas al libre comercio y sus medidas aduaneras que protegían los productos nacionales. Obteniendo la libre navegación de los ríos, los europeos podrían recorrer sin problemas por el río Paraná y apoyar a Corrientes, provincia opositora al gobierno de Rosas. Esto permitiría que la acorralada Montevideo pudiera comerciar tanto con Paraguay como con las provincias del litoral.
Para el historiador Mario “Pacho” O’Donnell, la intervención anglo-francesa, tenía motivos económicos. Ellos deseaban expandir sus mercados utilizando sus nuevos barcos de guerra a vapor (ya no a vela) que les permitían internarse en los ríos interiores sin depender de los vientos. Y para eso necesitaban intervenir en el conflicto armado entre la Argentina y Uruguay, a favor de los orientales. También independizar Corrientes, Entre Ríos y Misiones formando un nuevo país, la 'República de la Mesopotamia', que haría del Paraná un río internacional de navegación libre.
"El karma en su máxima expresión"
A N D A T E A L A M I E R D A P E L O T U D @
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¿De qué hablamos cuando hablamos de soberanía?
Para la historiadora, el significado de soberanía también se asocia a la noción de autonomía en el campo de las ideas, reflexionar sobre los desafíos que nos enfrentamos hoy al defender la cultura de una nación en una sociedad capitalista, es pensar en nuestra soberanía.
“Si bien la historia argentina está jalonada de hechos que permitieron alcanzar la soberanía como Nación y como Estado, La Vuelta de Obligado ha tomado el carácter de ícono de la defensa de la soberanía de la Argentina. Ese concepto de soberanía lo podemos aplicar en varios campos, para hablar de soberanía sobre los cuerpos o soberanía alimentaria, entendida como la capacidad de cada pueblo para definir sus propias políticas agrarias y alimentarias de acuerdo a objetivos de desarrollo sostenible y seguridad alimentaria”, concluye la historiadora.
¿Qué sucedió en la Vuelta de Obligado?
En lo que hoy es la localidad de San Pedro, a casi 200 km de Capital Federal, el río Paraná se angosta y hace una curva en forma de "S" que dificulta la navegación. En ese sitio, en 1845, las tropas comandadas por Lucio N Mansilla junto con criollos, gauchos, indios, mulatos y mujeres, trataron de impedir que los recién estrenados barcos a vapor de Gran Bretaña y Francia, las dos más grandes potencias económicas, políticas y bélicas de la época, avanzaran sobre el territorio nacional.
En 1845 el Estado nacional argentino estaba en construcción. Juan Manuel de Rosas era gobernador de Buenos Aires y encargado de las relaciones exteriores de la entonces Confederación Argentina. La lucha interna entre unitarios y federales sobre cómo organizar el país estaba candente, sobre todo entre correntinos, entrerrianos, santafecinos. Gran Bretaña y Francia querían establecer relaciones comerciales directas con esas provincias sin pasar por Buenos Aires ni reconocer la autoridad de Juan Manuel de Rosas.
“En marzo de 1845, cuando Justo José de Urquiza (gobernador de Entre Ríos) derrota al oriental Fructuoso Rivera, en India Muerta, el triunfo federal parece definitivo, por lo cual las grandes potencias deciden intervenir: bloquean el puerto de Buenos Aires en el mes de septiembre e ingresan por el Río Paraná en noviembre, violando nuestra soberanía. Este hecho debe ser encuadrado en el conflicto económico entre Buenos Aires y el Litoral y la puja política por encabezar la organización nacional”, cuenta Viviana Mallol.
¿De qué hablamos cuando hablamos de soberanía?
Para la historiadora, el significado de soberanía también se asocia a la noción de autonomía en el campo de las ideas, reflexionar sobre los desafíos que nos enfrentamos hoy al defender la cultura de una nación en una sociedad capitalista, es pensar en nuestra soberanía.
“Si bien la historia argentina está jalonada de hechos que permitieron alcanzar la soberanía como Nación y como Estado, La Vuelta de Obligado ha tomado el carácter de ícono de la defensa de la soberanía de la Argentina. Ese concepto de soberanía lo podemos aplicar en varios campos, para hablar de soberanía sobre los cuerpos o soberanía alimentaria, entendida como la capacidad de cada pueblo para definir sus propias políticas agrarias y alimentarias de acuerdo a objetivos de desarrollo sostenible y seguridad alimentaria”, concluye la historiadora.
El potencias nos rodean
Francia, Inglaterra y Buenos Aires tenían constantes conflictos diplomáticos. Las potencias presionaban a Juan Manuel de Rosas para que pusiera fin a la guerra con la Banda Oriental (hoy Uruguay) y quitara las trabas al libre comercio y sus medidas aduaneras que protegían los productos nacionales. Obteniendo la libre navegación de los ríos, los europeos podrían recorrer sin problemas por el río Paraná y apoyar a Corrientes, provincia opositora al gobierno de Rosas. Esto permitiría que la acorralada Montevideo pudiera comerciar tanto con Paraguay como con las provincias del litoral.
Para el historiador Mario “Pacho” O’Donnell, la intervención anglo-francesa, tenía motivos económicos. Ellos deseaban expandir sus mercados utilizando sus nuevos barcos de guerra a vapor (ya no a vela) que les permitían internarse en los ríos interiores sin depender de los vientos. Y para eso necesitaban intervenir en el conflicto armado entre la Argentina y Uruguay, a favor de los orientales. También independizar Corrientes, Entre Ríos y Misiones formando un nuevo país, la 'República de la Mesopotamia', que haría del Paraná un río internacional de navegación libre.