Planifica tu jornada. Definir una buena agenda de actividades permitirá priorizar con certeza y avanzar en las cosas más relevantes; lo no importante y no urgente, no merece dedicarle tiempo, es mejor descartarlo inmediatamente, como los emails y las llamadas inesperadas, entre otras cosas.
Prioriza. Es bastante común pensar que se tienen más cosas por hacer que las horas que tiene el día, por lo que al priorizar las actividades se asegura que las tareas más importantes no se queden sin resolver. Hay que procurar que el orden de las tareas a realizar obedezca a una adecuada jerarquización de objetivos.
Delega tareas. En caso de que seas líder o coordinador, no dudes en delegar tareas a otras personas, en ocasiones nosotros no podemos hacerlo todo.
Finaliza lo que empiezas. Siempre que inicies una tarea, asegúrate de tener la mente fija en que vas a concluirla antes de iniciar otra.
Valora tu tiempo. Buscar hacer equipo y tener empatía con los demás para facilitar las tareas y así agilizar las actividades pendientes.
Aprender a decir “no”. De todas las actividades ¿cuántas son generadas por uno mismo y cuántas son producto de haber dicho sí a un amigo?, es recomendable evitar los problemas intrascendentes y saber decir que no, muchas veces los favores ni se agradecen ni se pagan; para una mejor administración del tiempo es clave no perder el control ni sobrecargar la agenda.
Comunicación. Un equipo de trabajo funciona de mejor forma y es capaz de aprovechar mas el tiempo si existe una buena comunicación entre sus integrantes.
Descanso. Para poder contar con horas productivas, se deben de tener también horas de descanso, pues el organismo y la mente deben regenerarse para funcionar correctamente.
Caminos alternativos. Funciona tanto en los traslados como en las ocasiones en las que hay que buscar segundas opciones para una tarea o una obligación, nunca dejes que te sorprendan.
Conócete a ti mismo. Si hacemos un trabajo por conocernos, sabremos cuáles son los momentos del día en los que somos más productivos, y cuáles son aquellos en los que somos más susceptibles a las distracciones.
Respuesta:
Planifica tu jornada. Definir una buena agenda de actividades permitirá priorizar con certeza y avanzar en las cosas más relevantes; lo no importante y no urgente, no merece dedicarle tiempo, es mejor descartarlo inmediatamente, como los emails y las llamadas inesperadas, entre otras cosas.
Prioriza. Es bastante común pensar que se tienen más cosas por hacer que las horas que tiene el día, por lo que al priorizar las actividades se asegura que las tareas más importantes no se queden sin resolver. Hay que procurar que el orden de las tareas a realizar obedezca a una adecuada jerarquización de objetivos.
Delega tareas. En caso de que seas líder o coordinador, no dudes en delegar tareas a otras personas, en ocasiones nosotros no podemos hacerlo todo.
Finaliza lo que empiezas. Siempre que inicies una tarea, asegúrate de tener la mente fija en que vas a concluirla antes de iniciar otra.
Valora tu tiempo. Buscar hacer equipo y tener empatía con los demás para facilitar las tareas y así agilizar las actividades pendientes.
Aprender a decir “no”. De todas las actividades ¿cuántas son generadas por uno mismo y cuántas son producto de haber dicho sí a un amigo?, es recomendable evitar los problemas intrascendentes y saber decir que no, muchas veces los favores ni se agradecen ni se pagan; para una mejor administración del tiempo es clave no perder el control ni sobrecargar la agenda.
Comunicación. Un equipo de trabajo funciona de mejor forma y es capaz de aprovechar mas el tiempo si existe una buena comunicación entre sus integrantes.
Descanso. Para poder contar con horas productivas, se deben de tener también horas de descanso, pues el organismo y la mente deben regenerarse para funcionar correctamente.
Caminos alternativos. Funciona tanto en los traslados como en las ocasiones en las que hay que buscar segundas opciones para una tarea o una obligación, nunca dejes que te sorprendan.
Conócete a ti mismo. Si hacemos un trabajo por conocernos, sabremos cuáles son los momentos del día en los que somos más productivos, y cuáles son aquellos en los que somos más susceptibles a las distracciones.