B. ¿Cuál podría ser la relación entre Héctor y la ciudad de Troya?
"Despedida de Héctor y de Andrómaca" “A ella a su vez le dijo el gran Héctor, el de resplandeciente casco: “En verdad, mujer, todo esto me afecta a mí también. Pero siento una terrible vergüenza ante los troyanos y las troyanas que arrastran su peplo si, como un cobarde, trato de mantenerme lejos del combate. Y tampoco me incita a ello mi corazón, puesto que he aprendido a ser valiente siempre y a pelear entre los primeros troyanos (…) Vendrá un día en que perezca la sagrada Ilión y Príamo y el pueblo de Príamo, el de la buena lanza de fresno. Pero no me preocupa tanto el dolor de los troyanos en el futuro, ni el de la propia Hécuba y el del rey Príamo, ni el dolor de mis hermanos… cuanto tu dolor, cuando alguno de los aqueos de túnicas de bronce te lleve prisionera, llorosa y te prive de la libertad. Y estando en Argos, tendrías que tejer a las órdenes de otra y llevar agua de la fuente, una y otra vez… y un duro destino pesará sobre ti. Y un día dirá alguno, al verte llorar: “He ahí a la mujer de Héctor, que era el más fuerte entre los troyanos domadores de caballos, cuando luchaban alrededor de Ilión”.
Respuesta:En la mitología griega, Héctor (del griego ῝Εκτωρ) fue un príncipe troyano encargado, en la Guerra de Troya, de la defensa de la ciudad frente a las hostilidades de los aqueos, hasta su muerte a manos de Aquiles. Héctor era conocido como el domador de caballos.
Pese a ser el guerrero más temido por sus enemigos, Héctor no aprobó la guerra entre griegos y troyanos. Al observar como Paris evita combatir con Menelao, le reprocha que rehúse el combate tras haber causado tantos problemas a la patria. Por lo tanto, Paris propone enfrentarse a Menelao en combate singular, cuyo vencedor se habría de quedar con Helena y pondría fin a la guerra.1 Sin embargo, durante el duelo Afrodita se lleva a Paris del campo de batalla. Menelao reclama la victoria, pero Pándaro lo hiere con una flecha desde las murallas, y la guerra se reanuda.2
Los griegos atacan y obligan a los troyanos a retirarse, por lo que Héctor debe salir y encabezar el contraataque. Cuando se dispone a atravesar las puertas de la ciudad, su esposa Andrómaca, con Astianacte en los brazos, lo detiene y le suplica, en su nombre y en el de su hijo, que no salga. Héctor sabe que Troya y la casa de Príamo están condenadas, y que sus destinos serán la muerte o la esclavitud en un país extranjero. Él le explica que no puede rehuir la lucha, y la consuela con la idea de que nadie podrá abatirlo hasta que llegue su hora.3 El brillo del yelmo de bronce asusta a Astianacte y lo hace llorar. Héctor se lo quita, abraza a su familia, y pide a Zeus que su hijo pueda llegar a convertirse en caudillo y obtener más gloria en la batalla que él.
Respuesta:En la mitología griega, Héctor (del griego ῝Εκτωρ) fue un príncipe troyano encargado, en la Guerra de Troya, de la defensa de la ciudad frente a las hostilidades de los aqueos, hasta su muerte a manos de Aquiles. Héctor era conocido como el domador de caballos.
Pese a ser el guerrero más temido por sus enemigos, Héctor no aprobó la guerra entre griegos y troyanos. Al observar como Paris evita combatir con Menelao, le reprocha que rehúse el combate tras haber causado tantos problemas a la patria. Por lo tanto, Paris propone enfrentarse a Menelao en combate singular, cuyo vencedor se habría de quedar con Helena y pondría fin a la guerra.1 Sin embargo, durante el duelo Afrodita se lleva a Paris del campo de batalla. Menelao reclama la victoria, pero Pándaro lo hiere con una flecha desde las murallas, y la guerra se reanuda.2
Los griegos atacan y obligan a los troyanos a retirarse, por lo que Héctor debe salir y encabezar el contraataque. Cuando se dispone a atravesar las puertas de la ciudad, su esposa Andrómaca, con Astianacte en los brazos, lo detiene y le suplica, en su nombre y en el de su hijo, que no salga. Héctor sabe que Troya y la casa de Príamo están condenadas, y que sus destinos serán la muerte o la esclavitud en un país extranjero. Él le explica que no puede rehuir la lucha, y la consuela con la idea de que nadie podrá abatirlo hasta que llegue su hora.3 El brillo del yelmo de bronce asusta a Astianacte y lo hace llorar. Héctor se lo quita, abraza a su familia, y pide a Zeus que su hijo pueda llegar a convertirse en caudillo y obtener más gloria en la batalla que él.