Para no pocos observadores, el llamado turismo parlamentario ha sido poco menos que un fenómeno crónico y tradicional. Los parlamentarios de casi todo el mundo, menos los de los países serios, se intercambian invitaciones con todos los pretextos y hasta se autoinvitan. Pero el fenómeno ha adquirido en nuestro país características más que insólitas. Ahora mismo, en el receso de las sesiones, grupos de parlamentarios viajeros, con jugosos viáticos en dólares, se hallan esparcidos por los más variados lugares del mundo. Y se indica que algunos han tenido la curiosa ventaja de repetir viaje.
Tanto más exorbitante es este fenómeno si se tiene en cuenta que la reforma constitucional de 1991 prohibió expresamente, en artículo especial, los viajes de los parlamentarios en comisiones al exterior, y para que esos viajes sean factibles deben cumplirse algunos requisitos muy estrictos, y hasta es obligatoria la presentación de informes pormenorizados al respecto.
Respuesta: HOLA
Explicación:
Para no pocos observadores, el llamado turismo parlamentario ha sido poco menos que un fenómeno crónico y tradicional. Los parlamentarios de casi todo el mundo, menos los de los países serios, se intercambian invitaciones con todos los pretextos y hasta se autoinvitan. Pero el fenómeno ha adquirido en nuestro país características más que insólitas. Ahora mismo, en el receso de las sesiones, grupos de parlamentarios viajeros, con jugosos viáticos en dólares, se hallan esparcidos por los más variados lugares del mundo. Y se indica que algunos han tenido la curiosa ventaja de repetir viaje.
Tanto más exorbitante es este fenómeno si se tiene en cuenta que la reforma constitucional de 1991 prohibió expresamente, en artículo especial, los viajes de los parlamentarios en comisiones al exterior, y para que esos viajes sean factibles deben cumplirse algunos requisitos muy estrictos, y hasta es obligatoria la presentación de informes pormenorizados al respecto.
ESPERO Y TE SIRVA