Imagínese un majá del ancho de una palma, con un par de cuernos en la cabeza y unas escamas más duras que las de un chaleco kevlar. Superado el susto, podemos decir que esto es lo que todos describen como la Madre de Aguas.
Se trata de un reptil mitológico que supuestamente vive en ríos o lagunas, los cuales se mantienen crecidos mientras la enorme serpiente esté por ahí. Algunos cuentan que pueden vivir cientos de años y que, aunque su carácter tiende a ser bastante amable, si se siente amenazada puede ser un enemigo formidable, capaz de comerse un ternero sin esfuerzo.
Las posesiones vudú
Dentro de las leyendas que provienen del África occidental y que luego se transformaron y enraizaron en países americanos como Haití, podemos incluir aquellas que se relacionan con el vudú. Tal vez la más trascendental de las historias que se cuentan alrededor de este tema tiene que ver con las posesiones.
Aunque algunos suelen culpar de ello a los zombis, realmente se trata de un tipo específico de loa, figura del folclor que ejerce como intermediaria entre el “más allá” y el “más acá”. Los “loa” de la familia Guedé (ghede), asociada a los espíritus de los muertos, suelen meterse en el cuerpo de un vivo y causar estragos. El alcohol es una de las formas de calmarlos, aunque todo indica que estos violentos “resucitados” no son nada fáciles de apaciguar..
Leyendas
El güije de los campos
Siglos han pasado desde que ocurriera en Cuba el primer desmayo, causado por la supuesta aparición de un güije. Se trata de un ser mítico de la fantasía popular, aunque para muchos es muy real ya que atestiguan haberle visto
La llorona del río
No se sabe exactamente por cuál misteriosa razón una mujer, según la leyenda popular cubana, luego del entierro de su esposo decidió ir al río más cercano a llorar sus penas. Cuentan que de tanto sufrir perdió las fuerzas y cayó a las aguas. Lo impresionante es que, de acuerdo al mito, desde ese momento comenzaron a verla y a escucharla a orillas de los ríos de toda Cuba.
Sentada en las piedras o arrodillada, bajo la luna llena o en noches totalmente oscuras, así la han visto miles hasta la actualidad. Eso sí, todos aseguran que con su rostro hacia abajo, se moja las manos mientras llora desconsoladamente, uniendo al cauce del rio sus fantasmales lágrimas de dolor.
Muchos pobladores de las sierras cuentan que justamente eso es lo más asombroso: sus alaridos de sufrimiento.
Mitos
La Madre de Aguas
Imagínese un majá del ancho de una palma, con un par de cuernos en la cabeza y unas escamas más duras que las de un chaleco kevlar. Superado el susto, podemos decir que esto es lo que todos describen como la Madre de Aguas.
Se trata de un reptil mitológico que supuestamente vive en ríos o lagunas, los cuales se mantienen crecidos mientras la enorme serpiente esté por ahí. Algunos cuentan que pueden vivir cientos de años y que, aunque su carácter tiende a ser bastante amable, si se siente amenazada puede ser un enemigo formidable, capaz de comerse un ternero sin esfuerzo.
Las posesiones vudú
Dentro de las leyendas que provienen del África occidental y que luego se transformaron y enraizaron en países americanos como Haití, podemos incluir aquellas que se relacionan con el vudú. Tal vez la más trascendental de las historias que se cuentan alrededor de este tema tiene que ver con las posesiones.
Aunque algunos suelen culpar de ello a los zombis, realmente se trata de un tipo específico de loa, figura del folclor que ejerce como intermediaria entre el “más allá” y el “más acá”. Los “loa” de la familia Guedé (ghede), asociada a los espíritus de los muertos, suelen meterse en el cuerpo de un vivo y causar estragos. El alcohol es una de las formas de calmarlos, aunque todo indica que estos violentos “resucitados” no son nada fáciles de apaciguar..
Leyendas
El güije de los campos
Siglos han pasado desde que ocurriera en Cuba el primer desmayo, causado por la supuesta aparición de un güije. Se trata de un ser mítico de la fantasía popular, aunque para muchos es muy real ya que atestiguan haberle visto
La llorona del río
No se sabe exactamente por cuál misteriosa razón una mujer, según la leyenda popular cubana, luego del entierro de su esposo decidió ir al río más cercano a llorar sus penas. Cuentan que de tanto sufrir perdió las fuerzas y cayó a las aguas. Lo impresionante es que, de acuerdo al mito, desde ese momento comenzaron a verla y a escucharla a orillas de los ríos de toda Cuba.
Sentada en las piedras o arrodillada, bajo la luna llena o en noches totalmente oscuras, así la han visto miles hasta la actualidad. Eso sí, todos aseguran que con su rostro hacia abajo, se moja las manos mientras llora desconsoladamente, uniendo al cauce del rio sus fantasmales lágrimas de dolor.
Muchos pobladores de las sierras cuentan que justamente eso es lo más asombroso: sus alaridos de sufrimiento.
Espero K le ayude, a su servicio Yo xd✨