Algunas de las especies sobre las cuales se están priorizando acciones son caracol gigante africano y pez león” indica María Piedad Baptiste, investigadora del Instituto Alexander von Humboldt.
El caracol gigante africano, gracias a su gran capacidad reproductiva, ha colonizado los 16 municipios del departamento de Caquetá.
El pez león es considerado un voraz depredador que compite por el alimento con especies nativas de arrecifes y fondos arenosos.
En Colombia aún no existe una categorización de especies invasoras de acuerdo al daño que generan, a pesar de haber avanzado en la identificación de especies y su problemática asociada.
La catedral de Lourdes, en el popular barrio de Chapinero en Bogotá, tiene un aspecto imponente. Su estilo arquitectónico gótico morisco le confiere una belleza singular en medio del abrumador movimiento comercial de la zona, pero su fachada con frecuencia se deteriora por las excretas de una enorme colonia de palomas (Columba livia) que son residentes habituales de la emblemática construcción. Las palomas son alimentadas por las personas que visitan la plaza enmarcada por la catedral, que se exponen a una miríada de agentes infecciosos que transmiten estas aves.
Paloma común en tejados de Bogotá. Foto de Finkeros
Paloma común en tejados de Bogotá. Foto de Finkeros
A más de 1200 kilómetros de Bogotá, en la isla de Providencia, Archipiélago de San Andrés, en medio del mar Caribe, en el 2008 unos buzos reportaron por primera vez la presencia del pez león (Pterois volitans) en el litoral colombiano. Esta especie marina es considerada un voraz depredador que compite por el alimento con especies nativas de arrecifes y fondos arenosos.
En el sur de Colombia, en plena región amazónica, el caracol gigante africano (Achatina fulica), gracias a su gran capacidad reproductiva, ha colonizado los 16 municipios del departamento de Caquetá. Esta especie puede impactar negativamente los sistemas agrícolas y los ecosistemas naturales de la región. Adicionalmente, tiene el potencial para transmitir parásitos que afectan tanto a humanos como a animales.
Las palomas, los peces león y los caracoles africanos tienen algo en común: son consideradas especies invasoras en Colombia. De acuerdo con un estudio del Instituto Alexander von Humboldt (IAvH), son la segunda causa de extinción de especies a nivel mundial, después de la pérdida de hábitat. Su introducción en un ecosistema tiene serias implicaciones para la conservación de especies nativas. Esto ha llevado a que el impacto de las especies invasoras haya crecido en interés biológico, económico y político en los últimos años.
Desde 1997 el Programa Global para las Especies Invasivas (GISP, por sus siglas en inglés) busca contrarrestar la amenaza que representan las especies invasoras. El objetivo concreto del GISP es que para 2020 la mayoría de países haya implementado políticas y estrategias para el control de especies invasoras en sus territorios.
Un ejemplar de caracol gigante africano. Foto referencial de Arthur Chapman / Flickr bajo licencia Creative Commons
Un ejemplar de caracol gigante africano. Foto referencial de Arthur Chapman / Flickr bajo licencia Creative Commons
Especies exitosas, ambientes propicios
Una vez cae la tarde en una finca ganadera ubicada en el municipio de Honda, departamento del Tolima (centro de Colombia), empiezan a moverse sigilosamente por las paredes de la casa principal de la propiedad de 90 hectáreas, una decena de geckos caseros (Hemidactylus frenatus) que se alimentan desaforadamente de los insectos que pululan en el recinto y alteran la tranquilidad de sus residentes.
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Algunas de las especies sobre las cuales se están priorizando acciones son caracol gigante africano y pez león” indica María Piedad Baptiste, investigadora del Instituto Alexander von Humboldt.
El caracol gigante africano, gracias a su gran capacidad reproductiva, ha colonizado los 16 municipios del departamento de Caquetá.
El pez león es considerado un voraz depredador que compite por el alimento con especies nativas de arrecifes y fondos arenosos.
En Colombia aún no existe una categorización de especies invasoras de acuerdo al daño que generan, a pesar de haber avanzado en la identificación de especies y su problemática asociada.
La catedral de Lourdes, en el popular barrio de Chapinero en Bogotá, tiene un aspecto imponente. Su estilo arquitectónico gótico morisco le confiere una belleza singular en medio del abrumador movimiento comercial de la zona, pero su fachada con frecuencia se deteriora por las excretas de una enorme colonia de palomas (Columba livia) que son residentes habituales de la emblemática construcción. Las palomas son alimentadas por las personas que visitan la plaza enmarcada por la catedral, que se exponen a una miríada de agentes infecciosos que transmiten estas aves.
Paloma común en tejados de Bogotá. Foto de Finkeros
Paloma común en tejados de Bogotá. Foto de Finkeros
A más de 1200 kilómetros de Bogotá, en la isla de Providencia, Archipiélago de San Andrés, en medio del mar Caribe, en el 2008 unos buzos reportaron por primera vez la presencia del pez león (Pterois volitans) en el litoral colombiano. Esta especie marina es considerada un voraz depredador que compite por el alimento con especies nativas de arrecifes y fondos arenosos.
En el sur de Colombia, en plena región amazónica, el caracol gigante africano (Achatina fulica), gracias a su gran capacidad reproductiva, ha colonizado los 16 municipios del departamento de Caquetá. Esta especie puede impactar negativamente los sistemas agrícolas y los ecosistemas naturales de la región. Adicionalmente, tiene el potencial para transmitir parásitos que afectan tanto a humanos como a animales.
Las palomas, los peces león y los caracoles africanos tienen algo en común: son consideradas especies invasoras en Colombia. De acuerdo con un estudio del Instituto Alexander von Humboldt (IAvH), son la segunda causa de extinción de especies a nivel mundial, después de la pérdida de hábitat. Su introducción en un ecosistema tiene serias implicaciones para la conservación de especies nativas. Esto ha llevado a que el impacto de las especies invasoras haya crecido en interés biológico, económico y político en los últimos años.
Desde 1997 el Programa Global para las Especies Invasivas (GISP, por sus siglas en inglés) busca contrarrestar la amenaza que representan las especies invasoras. El objetivo concreto del GISP es que para 2020 la mayoría de países haya implementado políticas y estrategias para el control de especies invasoras en sus territorios.
Un ejemplar de caracol gigante africano. Foto referencial de Arthur Chapman / Flickr bajo licencia Creative Commons
Un ejemplar de caracol gigante africano. Foto referencial de Arthur Chapman / Flickr bajo licencia Creative Commons
Especies exitosas, ambientes propicios
Una vez cae la tarde en una finca ganadera ubicada en el municipio de Honda, departamento del Tolima (centro de Colombia), empiezan a moverse sigilosamente por las paredes de la casa principal de la propiedad de 90 hectáreas, una decena de geckos caseros (Hemidactylus frenatus) que se alimentan desaforadamente de los insectos que pululan en el recinto y alteran la tranquilidad de sus residentes.