Una vez asumido el poder, las primeras acciones de Carlomagno estuvieron encaminadas a asegurar su autoridad en todos sus dominios e intentar restaurar el Imperio Romano de Occidente. Durante el gobierno de Carlomagno, el reino franco pudo ampliar su territorio y establecer áreas de contención para prever futuros ataques. Desplazó sus fuerzas con una inteligencia moderna para su tiempo. Cuando los lombardos, ubicados en el norte de Italia, atacaron las posesiones de la Iglesia, Carlomagno acudió en ayuda del papa Adriano I. Derrotó a Desiderio, el rey lombardo, en la batalla de Pavía, pero aprovechó para que el territorio no quedase en manos de la Iglesia.
Con igual sagacidad actuó en el área sajona, la zona limitada por el río Rin y el mar Báltico, estaba dominada por los sajones. Este grupo no había podido ser evangelizado a pesar de los esfuerzos de los misioneros cristianos. Finalmente, en 785, el jefe sajón Widukindo fue bautizado, la región fue ocupada por colonos francos y los sajones fueron deportados.
Organización territorial
Sobresalió Carlomagno por su mentalidad moderna en la organización de su Imperio. La estructura política fue totalmente diferente a la de los anteriores reinos. De hecho, no escatimó esfuerzos para centralizar el poder, al mismo tiempo que procuró establecer una administración eficiente, pese a que no crecieron grandes ciudades ni una abundante burocracia. Aunque la ciudad de Aquisgrán había sido definida como la capital del imperio, la realidad indicaba que el epicentro se encontraba allí donde estuviera el emperador.
La organización territorial también fue sometida a criterios de nuevo tipo. Carlomagno dividió el territorio en marcas, condados y ducados:
Condados: Eran las provincias interiores bajo la responsabilidad de un Conde. Unidades de circunscripción administrativa que tenían el fin de cumplir las disposiciones reales, presidir el mallus judicial, dirigir los contingentes militares, cobrar impuestos y ordenar el gasto. Eran nombrados por el rey, que les otorgaba poder militar, administrativo y judicial.Marcas: Eran provincias fronterizas militarizadas bajo la responsabilidad de un Marqués. En las zonas fronterizas el mando militar de varios condados se unifica en manos de un marqués, aunque los condes conservaban el resto. Así ocurría en las marcas de Gotia, Bretaña, Friul, Nordalbingia, Venda, Marca Hispánica o la Marca ávara.Ducados: Era la unión de varios condados que estaba a cargo de un Duque. También podía designar un título de prestigio que aludiese a una categoría de mando elevada, sencillamente a un marqués, o a algún territorio autónomo o externo al imperio.
Estructura Política
Una vez asumido el poder, las primeras acciones de Carlomagno estuvieron encaminadas a asegurar su autoridad en todos sus dominios e intentar restaurar el Imperio Romano de Occidente. Durante el gobierno de Carlomagno, el reino franco pudo ampliar su territorio y establecer áreas de contención para prever futuros ataques. Desplazó sus fuerzas con una inteligencia moderna para su tiempo. Cuando los lombardos, ubicados en el norte de Italia, atacaron las posesiones de la Iglesia, Carlomagno acudió en ayuda del papa Adriano I. Derrotó a Desiderio, el rey lombardo, en la batalla de Pavía, pero aprovechó para que el territorio no quedase en manos de la Iglesia.
Con igual sagacidad actuó en el área sajona, la zona limitada por el río Rin y el mar Báltico, estaba dominada por los sajones. Este grupo no había podido ser evangelizado a pesar de los esfuerzos de los misioneros cristianos. Finalmente, en 785, el jefe sajón Widukindo fue bautizado, la región fue ocupada por colonos francos y los sajones fueron deportados.
Organización territorial
Condados: Eran las provincias interiores bajo la responsabilidad de un Conde. Unidades de circunscripción administrativa que tenían el fin de cumplir las disposiciones reales, presidir el mallus judicial, dirigir los contingentes militares, cobrar impuestos y ordenar el gasto. Eran nombrados por el rey, que les otorgaba poder militar, administrativo y judicial.Marcas: Eran provincias fronterizas militarizadas bajo la responsabilidad de un Marqués. En las zonas fronterizas el mando militar de varios condados se unifica en manos de un marqués, aunque los condes conservaban el resto. Así ocurría en las marcas de Gotia, Bretaña, Friul, Nordalbingia, Venda, Marca Hispánica o la Marca ávara.Ducados: Era la unión de varios condados que estaba a cargo de un Duque. También podía designar un título de prestigio que aludiese a una categoría de mando elevada, sencillamente a un marqués, o a algún territorio autónomo o externo al imperio.Sobresalió Carlomagno por su mentalidad moderna en la organización de su Imperio. La estructura política fue totalmente diferente a la de los anteriores reinos. De hecho, no escatimó esfuerzos para centralizar el poder, al mismo tiempo que procuró establecer una administración eficiente, pese a que no crecieron grandes ciudades ni una abundante burocracia. Aunque la ciudad de Aquisgrán había sido definida como la capital del imperio, la realidad indicaba que el epicentro se encontraba allí donde estuviera el emperador.
La organización territorial también fue sometida a criterios de nuevo tipo. Carlomagno dividió el territorio en marcas, condados y ducados: