Podemos tener el poder de ayudar a la gente sin mover un dedo y probablemente no seamos consciente de esto.
Esta habilidad tiene efectos secundarios increíbles . Entenderás mejor a la gente, las personas se sentirán más vinculadas a ti y tendrás más probabilidades de conseguir lo que deseas.
Sí, estoy hablando de la escucha activa.
Poca gente sabe cómo utilizarla realmente, pero la escucha activa es una de las herramientas más importantes para relacionarte con alguien por cualquier motivo, tanto para resolver un conflicto entre vosotros como para entender sus sentimientos reales.
¿Para qué sirve la escucha activa?
Es una forma de prestar atención que permite conseguir más información, profundizar en otros puntos de vista, y trabajar en cooperación con otras personas.
Pero la definición que más se acerca a la realidad , probablemente sea, la que hicieron Rogers y Farson en 1979, donde la describieron como una manera de provocar cambios en la vida de los demás.
La escucha activa se llama precisamente así porque requiere un esfuerzo consciente por tu parte. Debes conseguir que tu interlocutor se sienta comprendido y libre para expresarse, y también centrar tu atención no sólo en lo que dice, sino en lo que siente.
Mucha gente la confunde con una serie estrategias para que la otra persona crea que estás Eso sería fingir que estás atento. La escucha activa es dedicarle a alguien toda tu atención y además dejarle claro que lo estás haciendo. De esta forma la gente se siente libre para seguir hablando, incluso cuando no tengas mucho más que ofrecerle que tus orejas.
¿Por qué tan poca gente escucha activamente?
La respuesta es que no estamos diseñados para hacerlo. Requiere un esfuerzo que no mucha gente está dispuesto .
A la mayoría de las personas les gusta más hablar que escuchar. Si nos ponemos técnicos, se ha demostrado que hablar de nosotros mismos activa áreas del cerebro relacionadas con el placer por lo que resulta hasta cierto punto normal que prefiramos oírnos a nosotros mismos que a los demás.
El segundo obstáculo es que existe la creencia de que para caerle bien a alguien debemos ser interesantes, lo que implica que terminemos hablando más que escuchando. Pero la realidad es justo la contraria: para caerle bien a alguien lo que debes conseguir es que la otra persona se sienta interesante.
Estamos más centrados en ganar la discusión que en escuchar
Cuando tenemos un conflicto verbal con alguien lo más habitual es que nuestra mente esté ocupada pensando en la respuesta a lo que nos están diciendo. Como asumimos que es algo en lo que no vamos a estar de acuerdo, en lugar de prestar atención nos centramos en cómo rebatir ese mensaje.
Pese a que no estamos “programados” para escuchar de forma activa, no está todo perdido. Por fortuna varios científicos han estudiado a lo largo del tiempo las características de la escucha activa, hasta el punto en que la han desgranado en aspectos muy concretos.
A continuación encontrarás algunas de las técnicas de escucha activa Pero en cuanto lo hagas, descubrirás todos los beneficios que es capaz de ofrecer la escucha activa sobre ti y la otra persona.
Para empezar, evita juzgar
Quizás lo más difícil sea lo más necesario: escuchar sin juzgar a la otra persona o sacar conclusiones. Recuerda que cuando alguien habla está usando el lenguaje para expresar los pensamientos y emociones que siente en su interior y que no tiene por qué ser totalmente preciso con las palabras.
En el momento en que piensas o actúas como un juez pierdes tu utilidad como escuchador.
Resiste la tentación de dar consejos
La mayoría de nosotros cuando hablamos no lo hacemos para que nos den consejos. Los consejos siempre están basados en un contexto que no tiene por qué ser el nuestro. La mayoría preferimos encontrar nuestras propias soluciones y tan sólo necesitamos a alguien que nos escuche y nos ayude a descubrirlas. Si de todas formas crees que tienes una idea genial, lo más aconsejable es pedir permiso a tu interlocutor: “¿Te gustaría escuchar mis opiniones al respecto?”
Interrumpe sólo cuando sea imprescindible
Otro ejercicio bastante difícil. En la mayoría de conversaciones la gente se interrumpe constantemente. Cuando alguien interrumpe está mandando los siguientes mensajes:
Lo que tengo que decir es más importante que lo tuyo.
Esto no es una conversación, es una discusión y quiero ganarla.
No me apetece escuchar los detalles de tu opinión.
Haz referencia a los detalles que recuerdes
En general somos malos recordando detalles de conversaciones anteriores. Sin embargo, si te acuerdas de alguno y eres capaz de mencionarlo durante la conversación, por pequeño que sea, lograrás un efecto muy interesante.
Respuesta:
Podemos tener el poder de ayudar a la gente sin mover un dedo y probablemente no seamos consciente de esto.
Esta habilidad tiene efectos secundarios increíbles . Entenderás mejor a la gente, las personas se sentirán más vinculadas a ti y tendrás más probabilidades de conseguir lo que deseas.
Sí, estoy hablando de la escucha activa.
Poca gente sabe cómo utilizarla realmente, pero la escucha activa es una de las herramientas más importantes para relacionarte con alguien por cualquier motivo, tanto para resolver un conflicto entre vosotros como para entender sus sentimientos reales.
¿Para qué sirve la escucha activa?
Es una forma de prestar atención que permite conseguir más información, profundizar en otros puntos de vista, y trabajar en cooperación con otras personas.
Pero la definición que más se acerca a la realidad , probablemente sea, la que hicieron Rogers y Farson en 1979, donde la describieron como una manera de provocar cambios en la vida de los demás.
La escucha activa se llama precisamente así porque requiere un esfuerzo consciente por tu parte. Debes conseguir que tu interlocutor se sienta comprendido y libre para expresarse, y también centrar tu atención no sólo en lo que dice, sino en lo que siente.
Mucha gente la confunde con una serie estrategias para que la otra persona crea que estás Eso sería fingir que estás atento. La escucha activa es dedicarle a alguien toda tu atención y además dejarle claro que lo estás haciendo. De esta forma la gente se siente libre para seguir hablando, incluso cuando no tengas mucho más que ofrecerle que tus orejas.
¿Por qué tan poca gente escucha activamente?
La respuesta es que no estamos diseñados para hacerlo. Requiere un esfuerzo que no mucha gente está dispuesto .
A la mayoría de las personas les gusta más hablar que escuchar. Si nos ponemos técnicos, se ha demostrado que hablar de nosotros mismos activa áreas del cerebro relacionadas con el placer por lo que resulta hasta cierto punto normal que prefiramos oírnos a nosotros mismos que a los demás.
El segundo obstáculo es que existe la creencia de que para caerle bien a alguien debemos ser interesantes, lo que implica que terminemos hablando más que escuchando. Pero la realidad es justo la contraria: para caerle bien a alguien lo que debes conseguir es que la otra persona se sienta interesante.
Estamos más centrados en ganar la discusión que en escuchar
Cuando tenemos un conflicto verbal con alguien lo más habitual es que nuestra mente esté ocupada pensando en la respuesta a lo que nos están diciendo. Como asumimos que es algo en lo que no vamos a estar de acuerdo, en lugar de prestar atención nos centramos en cómo rebatir ese mensaje.
Pese a que no estamos “programados” para escuchar de forma activa, no está todo perdido. Por fortuna varios científicos han estudiado a lo largo del tiempo las características de la escucha activa, hasta el punto en que la han desgranado en aspectos muy concretos.
A continuación encontrarás algunas de las técnicas de escucha activa Pero en cuanto lo hagas, descubrirás todos los beneficios que es capaz de ofrecer la escucha activa sobre ti y la otra persona.
Para empezar, evita juzgar
Quizás lo más difícil sea lo más necesario: escuchar sin juzgar a la otra persona o sacar conclusiones. Recuerda que cuando alguien habla está usando el lenguaje para expresar los pensamientos y emociones que siente en su interior y que no tiene por qué ser totalmente preciso con las palabras.
En el momento en que piensas o actúas como un juez pierdes tu utilidad como escuchador.
Resiste la tentación de dar consejos
La mayoría de nosotros cuando hablamos no lo hacemos para que nos den consejos. Los consejos siempre están basados en un contexto que no tiene por qué ser el nuestro. La mayoría preferimos encontrar nuestras propias soluciones y tan sólo necesitamos a alguien que nos escuche y nos ayude a descubrirlas. Si de todas formas crees que tienes una idea genial, lo más aconsejable es pedir permiso a tu interlocutor: “¿Te gustaría escuchar mis opiniones al respecto?”
Interrumpe sólo cuando sea imprescindible
Otro ejercicio bastante difícil. En la mayoría de conversaciones la gente se interrumpe constantemente. Cuando alguien interrumpe está mandando los siguientes mensajes:
Lo que tengo que decir es más importante que lo tuyo.
Esto no es una conversación, es una discusión y quiero ganarla.
No me apetece escuchar los detalles de tu opinión.
Haz referencia a los detalles que recuerdes
En general somos malos recordando detalles de conversaciones anteriores. Sin embargo, si te acuerdas de alguno y eres capaz de mencionarlo durante la conversación, por pequeño que sea, lograrás un efecto muy interesante.
Explicación:
espero te sirva