A diferencia de lo que se creía”, puntualiza Alonso, "la composición instantánea del néctar no es un rasgo específico ni de la especie ni de un individuo”. La variabilidad se traduce en una recompensa heterogénea que obliga al insecto a desplazarse de flor en flor. Esta aparente desventaja para el polinizador aporta en realidad un beneficio mayúsculo: en su busca del mejor néctar el insecto transporta microorganismos y polen a otros individuos.
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A diferencia de lo que se creía”, puntualiza Alonso, "la composición instantánea del néctar no es un rasgo específico ni de la especie ni de un individuo”. La variabilidad se traduce en una recompensa heterogénea que obliga al insecto a desplazarse de flor en flor. Esta aparente desventaja para el polinizador aporta en realidad un beneficio mayúsculo: en su busca del mejor néctar el insecto transporta microorganismos y polen a otros individuos.