el rey de España Felipe III al gobernador de La Española (en ese entonces Antonio de Osorio) de despoblar la parte occidental de la isla para trasladarla hacia la parte cercana de Santo Domingo entre 1605 y 1606 como forma de aniquilar el contrabando en la zona. Se fundaron con la población desplazada los nuevos municipios de Monte Plata y Bayaguana.
Tan importante llegó a ser el contrabando en La Española que a comienzos del siglo XVII la mayor parte de su producción era adquirida por franceses, ingleses y holandeses y, en menor medida, portugueses, los cuales atracaban sus barcos lo más lejos posible de la ciudad de Santo Domingo, donde se asentaba la burocracia real.
Las zonas preferidas eran el norte y la occidental, con los puertos de Puerto Plata, Monte Cristi, Bayajá y La Yaguana, donde el comercio ilegal llegó a tener un carácter regular y la anuencia y complicidad de las propias autoridades locales. Los propietarios de los hatos ganaderos radicados en el resto de la isla (incluidos los de la ciudad de Santo Domingo) preferían llevar sus reses hasta esas zonas y vender sus cueros a los contrabandistas, ya que recibían un mejor precio.
La Corona Española consideró que le perjudicaban el contrabando y la penetración cultural y religiosa luterana, con la introducción de Biblias protestantes que se verificaron en la Banda del Norte (la región del contrabando), donde se efectuaban bautizos protestantes con padrinos extranjeros, todo lo cual justificaba las devastaciones.2
Respuesta:
espero averte ayudado me das coronita pliss
Explicación:
el rey de España Felipe III al gobernador de La Española (en ese entonces Antonio de Osorio) de despoblar la parte occidental de la isla para trasladarla hacia la parte cercana de Santo Domingo entre 1605 y 1606 como forma de aniquilar el contrabando en la zona. Se fundaron con la población desplazada los nuevos municipios de Monte Plata y Bayaguana.
Tan importante llegó a ser el contrabando en La Española que a comienzos del siglo XVII la mayor parte de su producción era adquirida por franceses, ingleses y holandeses y, en menor medida, portugueses, los cuales atracaban sus barcos lo más lejos posible de la ciudad de Santo Domingo, donde se asentaba la burocracia real.
Las zonas preferidas eran el norte y la occidental, con los puertos de Puerto Plata, Monte Cristi, Bayajá y La Yaguana, donde el comercio ilegal llegó a tener un carácter regular y la anuencia y complicidad de las propias autoridades locales. Los propietarios de los hatos ganaderos radicados en el resto de la isla (incluidos los de la ciudad de Santo Domingo) preferían llevar sus reses hasta esas zonas y vender sus cueros a los contrabandistas, ya que recibían un mejor precio.
La Corona Española consideró que le perjudicaban el contrabando y la penetración cultural y religiosa luterana, con la introducción de Biblias protestantes que se verificaron en la Banda del Norte (la región del contrabando), donde se efectuaban bautizos protestantes con padrinos extranjeros, todo lo cual justificaba las devastaciones.2