1.) Contestar las siguientes preguntas: ayuda a) ¿Qué buscaban los primeros cristianos en roma? b) ¿En qué año puso fin a las persecuciones el emperador Constantino? c) ¿Cómo aceptaron al cristianismo dentro del imperio? d) ¿En qué año el emperador Teodosio lo convirtió en la religión oficial al cristianismo? e) ¿En qué año y lugar se extendió el cristianismo?
La historia de los primeros cristianos se caracteriza por la persecución, el rápido crecimiento numérico y geográfico, el testimonio del martirio, el debate con la filosofía griega y el judaísmo, y la proliferación de herejías.
El estudio de la Iglesia primitiva se divide habitualmente en dos fases: el período apostólico (siglo i) y el período preniceno (siglos ii, iii y comienzos del iv).[1] Conservamos pocos escritos de los padres apostólicos en el siglo I, mas luego floreció la literatura cristiana con autores que han dejado obras a veces bastante extensas. Se destacan Justino Mártir, Ireneo de Lyon, Clemente de Alejandría, Tertuliano, Orígenes, Cipriano de Cartago, y muchos otros, cuya lectura esclarece las prácticas, las creencias y la organización de los cristianos durante este tiempo de persecución. Otras características de este período son la ausencia de una «lista definitiva» de libros que componen el nuevo testamento, y el progreso hacia la expresión teológica clara de las doctrinas cristianas universalmente aceptadas, en contraposición a las herejías.
El cristianismo primitivo fue un fenómeno principalmente urbano, minoritario y extraño al orden legal, oscilando entre la indiferencia de los Césares y las persecuciones que sucedieron entre el Incendio de Roma del año 64 y hasta el Edicto de tolerancia del año 313. Este período concluyó definitivamente con el Concilio de Nicea, en el año 325, cuando la Iglesia comenzó su rápida transformación hacia una institución legalmente permitida y mayoritaria.
Respuesta:
La historia de los primeros cristianos se caracteriza por la persecución, el rápido crecimiento numérico y geográfico, el testimonio del martirio, el debate con la filosofía griega y el judaísmo, y la proliferación de herejías.
El estudio de la Iglesia primitiva se divide habitualmente en dos fases: el período apostólico (siglo i) y el período preniceno (siglos ii, iii y comienzos del iv).[1] Conservamos pocos escritos de los padres apostólicos en el siglo I, mas luego floreció la literatura cristiana con autores que han dejado obras a veces bastante extensas. Se destacan Justino Mártir, Ireneo de Lyon, Clemente de Alejandría, Tertuliano, Orígenes, Cipriano de Cartago, y muchos otros, cuya lectura esclarece las prácticas, las creencias y la organización de los cristianos durante este tiempo de persecución. Otras características de este período son la ausencia de una «lista definitiva» de libros que componen el nuevo testamento, y el progreso hacia la expresión teológica clara de las doctrinas cristianas universalmente aceptadas, en contraposición a las herejías.
El cristianismo primitivo fue un fenómeno principalmente urbano, minoritario y extraño al orden legal, oscilando entre la indiferencia de los Césares y las persecuciones que sucedieron entre el Incendio de Roma del año 64 y hasta el Edicto de tolerancia del año 313. Este período concluyó definitivamente con el Concilio de Nicea, en el año 325, cuando la Iglesia comenzó su rápida transformación hacia una institución legalmente permitida y mayoritaria.
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