La novela relata una de las costumbres más tradicionales de las comunidades indígenas de Perú: la "corrida indígena", que se celebra cada año el 28 de julio, aniversario de la independencia del Perú.
La corrida indígena es un evento espectacular en el que un toro (que lleva un "pampón") debe enfrentarse a uno o doscientos "indios" que pueden ser toreros profesionales o "capeadores" espontáneos. El evento se acompaña de elementos como la música de los wakwak'ras (trompetas hechas con los cuernos de los toros), los cantos tradicionales (huaynos), el consumo de licor fuerte, el uso de dinamita para matar al toro, e incluso la muerte de los participantes que fueron corneados durante el evento.
Esta tradición se ve amenazada por una orden de la capital, que prohíbe lo que se considera una práctica "bárbara". Ante la negativa de los indios a cumplir la orden, las autoridades buscan una forma de permitir que las corridas se realicen de forma 'decente': contratando a un torero profesional (toreador) que huya en la tradición 'española'.
Con ello, la esencia misma de la fiesta se ve amenazada, pero finalmente se lleva a cabo de todos modos, los indios restablecen su tradición a los ojos de los dirigentes del pueblo.
Cabe destacar que el relato de Arguedas no menciona el atado de un cóndor al lomo del toro, que es la variante más conocida actualmente de la Fiesta de Yawar.
La novela relata una de las costumbres más tradicionales de las comunidades indígenas de Perú: la "corrida indígena", que se celebra cada año el 28 de julio, aniversario de la independencia del Perú.
La corrida indígena es un evento espectacular en el que un toro (que lleva un "pampón") debe enfrentarse a uno o doscientos "indios" que pueden ser toreros profesionales o "capeadores" espontáneos. El evento se acompaña de elementos como la música de los wakwak'ras (trompetas hechas con los cuernos de los toros), los cantos tradicionales (huaynos), el consumo de licor fuerte, el uso de dinamita para matar al toro, e incluso la muerte de los participantes que fueron corneados durante el evento.
Esta tradición se ve amenazada por una orden de la capital, que prohíbe lo que se considera una práctica "bárbara". Ante la negativa de los indios a cumplir la orden, las autoridades buscan una forma de permitir que las corridas se realicen de forma 'decente': contratando a un torero profesional (toreador) que huya en la tradición 'española'.
Con ello, la esencia misma de la fiesta se ve amenazada, pero finalmente se lleva a cabo de todos modos, los indios restablecen su tradición a los ojos de los dirigentes del pueblo.
Cabe destacar que el relato de Arguedas no menciona el atado de un cóndor al lomo del toro, que es la variante más conocida actualmente de la Fiesta de Yawar.