Uruguay y sus importaciones si saben algunas digan plis
ciudadelaseLa Suiza de América. A finales del siglo XIX el país había completado su organización y durante la era Batllista —liderada por el presidente en ese momento, José Batlle y Ordóñez— consolidó su democracia y alcanzó altos niveles de bienestar, equiparables a los europeos. Debido a esto, Uruguay comenzó a ser conocido internacionalmente como «la Suiza de América».[11] [12] Uruguay fue uno de los primeros países en establecer por ley el derecho al divorcio —1917— y uno de los primeros países en el mundo en establecer el derecho del sufragio femenino. Además, fue la segunda nación del mundo que, siguiendo los postulados de José Pedro Varela, estableció por ley un sistema educativo gratuito, obligatorio y laico —1877—.
Hubo una bonanza económica dada por las consecuencias de la Segunda Guerra Mundial, cuando se empezó la industrialización del país, donde por años se dejó de importar productos manufacturados europeos y a fabricarse en el territorio nacional. Así se tuvo una de las más bajas tasas de desocupación. A todo esto se sumaron otros logros; el edificio más alto de América Latina en 1925 —Palacio Salvo—, la excelente infraestructura, sanidad y educación con niveles superiores a los países europeos y a muchos países de la América Latina en desarrollo, su universidad pública, el estadio más grande del mundo —Estadio Centenario—, los servicios públicos estatales —electricidad, teléfonos, gas, tranvías, ferrocarriles, agua corriente, entre otros—, un Peso uruguayo que tendía a apreciarse frente al dólar, nuevas instituciones públicas, el triunfo en los campeonatos de fútbol en los Juegos Olímpicos —París 1924 y Ámsterdam 1928— y los mundiales de 1930 —cuya sede fue la ciudad de Montevideo— y 1950, en Brasil —llamado Maracanazo—, hazañas que contribuyeron a perpetuar el mito de la «edad de oro» de Uruguay.
Durante el período entre 1940-1944 que fue el año en que Uruguay entró en la Segunda Guerra Mundial, la economía dependía excesivamente del capital extranjero. Uno de los problemas de Uruguay fue que dependía en un 100% de la energía que provenía del exterior y por ello la mayor parte de los beneficios que se obtenían volvían a salir sin dar beneficio alguno al país. Por ello, el crecimiento y la evolución de Uruguay se vieron muy mermados, ya que la salida del capital no ayudaba a la inversión nacional.
A finales del siglo XIX el país había completado su organización y durante la era Batllista —liderada por el presidente en ese momento, José Batlle y Ordóñez— consolidó su democracia y alcanzó altos niveles de bienestar, equiparables a los europeos. Debido a esto, Uruguay comenzó a ser conocido internacionalmente como «la Suiza de América».[11] [12] Uruguay fue uno de los primeros países en establecer por ley el derecho al divorcio —1917— y uno de los primeros países en el mundo en establecer el derecho del sufragio femenino. Además, fue la segunda nación del mundo que, siguiendo los postulados de José Pedro Varela, estableció por ley un sistema educativo gratuito, obligatorio y laico —1877—.
Hubo una bonanza económica dada por las consecuencias de la Segunda Guerra Mundial, cuando se empezó la industrialización del país, donde por años se dejó de importar productos manufacturados europeos y a fabricarse en el territorio nacional. Así se tuvo una de las más bajas tasas de desocupación. A todo esto se sumaron otros logros; el edificio más alto de América Latina en 1925 —Palacio Salvo—, la excelente infraestructura, sanidad y educación con niveles superiores a los países europeos y a muchos países de la América Latina en desarrollo, su universidad pública, el estadio más grande del mundo —Estadio Centenario—, los servicios públicos estatales —electricidad, teléfonos, gas, tranvías, ferrocarriles, agua corriente, entre otros—, un Peso uruguayo que tendía a apreciarse frente al dólar, nuevas instituciones públicas, el triunfo en los campeonatos de fútbol en los Juegos Olímpicos —París 1924 y Ámsterdam 1928— y los mundiales de 1930 —cuya sede fue la ciudad de Montevideo— y 1950, en Brasil —llamado Maracanazo—, hazañas que contribuyeron a perpetuar el mito de la «edad de oro» de Uruguay.
Durante el período entre 1940-1944 que fue el año en que Uruguay entró en la Segunda Guerra Mundial, la economía dependía excesivamente del capital extranjero. Uno de los problemas de Uruguay fue que dependía en un 100% de la energía que provenía del exterior y por ello la mayor parte de los beneficios que se obtenían volvían a salir sin dar beneficio alguno al país. Por ello, el crecimiento y la evolución de Uruguay se vieron muy mermados, ya que la salida del capital no ayudaba a la inversión nacional.