¿Qué le dejó (bueno o malo) al mundo ese conflicto bélico?
Tres lecciones, al menos, deberíamos aprender de la Segunda Guerra Mundial:
La primera, no es imposible que, dadas ciertas circunstancias, las mayores potencias del momento tomen la decisión de enfrascarse en un conflicto bélico de dimensiones nunca antes vistas hasta ese punto de la historia, a pesar del daño material y humano que saben que van a tener que sufrir.
La segunda, una vez activada la espiral de violencia, el ser humano puede mostrar una capacidad de destrucción y muerte que no es imaginable en tiempos de paz.
Y eso nos lleva a una tercera lección: el ser humano también tiene la capacidad de tomar conciencia y diseñar o rediseñar los arreglos institucionales a nivel internacional para al menos intentar reducir las posibilidades de un conflicto armado de semejantes proporciones o coadyuvar en labores de paz donde sea posible. La fundación de la Organización de las Naciones Unidas es también un producto no solo de aquel conflicto bélico, sino de la concientización de que debemos hacer más para evitar que las alianzas, las amenazas y otras dinámicas perversas nos arrastren a sacar lo peor de nosotros mismos.
Respuesta:
¿Qué le dejó (bueno o malo) al mundo ese conflicto bélico?
Tres lecciones, al menos, deberíamos aprender de la Segunda Guerra Mundial:
La primera, no es imposible que, dadas ciertas circunstancias, las mayores potencias del momento tomen la decisión de enfrascarse en un conflicto bélico de dimensiones nunca antes vistas hasta ese punto de la historia, a pesar del daño material y humano que saben que van a tener que sufrir.
La segunda, una vez activada la espiral de violencia, el ser humano puede mostrar una capacidad de destrucción y muerte que no es imaginable en tiempos de paz.
Y eso nos lleva a una tercera lección: el ser humano también tiene la capacidad de tomar conciencia y diseñar o rediseñar los arreglos institucionales a nivel internacional para al menos intentar reducir las posibilidades de un conflicto armado de semejantes proporciones o coadyuvar en labores de paz donde sea posible. La fundación de la Organización de las Naciones Unidas es también un producto no solo de aquel conflicto bélico, sino de la concientización de que debemos hacer más para evitar que las alianzas, las amenazas y otras dinámicas perversas nos arrastren a sacar lo peor de nosotros mismos.