La regionalización es un concepto que alude a la distribución espacial de diferentes aspectos de la realidad, por lo que ocupa una posición central en la geografía, ese campo del conocimiento especializado, precisamente, en el estudio de esa distribución espacial respecto a elementos tanto naturales como sociales. Sin embargo, los geógrafos no han sido los únicos creadores relevantes de regionalizaciones, pues, fuera incluso del ámbito académico, las autoridades político-administrativas han compartido con ellos el interés por regionalizar, por más que sus objetivos hayan sido diferentes.1
Entendemos por regionalización el resultado regionalizar; es decir, el resultado de dividir una unidad espacial relevante geográfica y/o político-administrativamente en varias unidades espaciales con el mismo tipo de relevancia, las cuales pueden agruparse en una o varias categorías. Siete comentarios permiten precisar y comprender mejor esta definición.23
En primer lugar, empleamos el término unidad espacial para referirnos a cualquiera de las extensiones involucradas en una regionalización, desde la mayor, la que es objeto de la regionalización, hasta la que forma parte de la categoría de menor jerarquía, pues la unidad espacial que se regionaliza, la de mayor tamaño y jerarquía, también suele formar parte, como lo hacen las unidades espaciales resultantes de su división, de una categoría de unidades espaciales que la incluye (continente, sistema montañoso, país, parte de país, etcétera).
En segundo lugar, pese a lo señalado en el punto anterior, en toda regionalización conviene distinguir entre la unidad espacial que se regionaliza (el punto de partida de la regionalización), que puede calificarse genéricamente de aglutinadora, como lo hace Benedetti,4 o regionalizada, por más que en las regionalizaciones concretas se aluda a ella por su nombre específico (como continente americano, Sierra Madre Occidental, República Mexicana o Estado de Morelos), y las diversas unidades espaciales que resultan de su división, las cuales podrían llamarse genéricamente regiones o, cuando estas tienen componentes políticos, territorios.5 Por ejemplo, la República Mexicana,6 en tanto que unidad espacial aglutinadora, se puede dividir en regiones fisiográficas, pero también en territorios estatales.
En tercer lugar, la relevancia de las unidades espaciales contenidas en una regionalización, que sirve para distinguir la regionalización de otras divisiones territoriales irrelevantes o poco relevantes científica y/o político-administrativamente, como la división de una propiedad rural u otras divisiones que solo importan en principio a los particulares involucradas en ellas, vendría dada por la presencia simultánea de dos factores: el empleo de criterios geográficos y/o político-administrativos para llevar a cabo la regionalización y que las regiones resultantes involucren extensiones de cierta importancia geográfica, cuando no también una o varias colectividades humanas; es decir, grupos sociales susceptibles de tener comunidades políticas.7
En cuarto lugar, toda regionalización implica la exposición de diferencias y similitudes. Las diferencias son necesarias para distinguir las unidades espaciales entre sí, pero también deben exhibirse las semejanzas al interior de cada unidad espacial para justificar la pertinencia de que se la considere como tal unidad.8
En quinto lugar, la regionalización, por su dimensión espacial, exige la delimitación, el establecimiento de límites, de las unidades espaciales resultantes de tal división, por más que, como se verá más adelante, tales límites puedan ser de diferentes tipos. Por tanto, toda regionalización contiene, además de unidades espaciales, límites que indican el perímetro o contorno de tales unidades espaciales.9
En sexto lugar, cuando la unidad espacial aglutinadora se divide en más de una categoría, las categorías resultantes quedan ordenadas jerárquicamente, recibiendo cada una de ellas una denominación diferenciada para evitar confusiones. Genéricamente, a la categoría más abarcadora se le podría llamar región, y subregión a la que le sigue en jerarquía. Así lo hace la Organización de las Naciones Unidas al dividir el mundo en regiones o continentes, que subdividen en subregiones. En el caso del continente americano, las subregiones son América del Norte, y América Latina y el Caribe. No obstante, es frecuente que regiones y subregiones se denominen con palabras que expresan sus naturalezas. Dos ejemplos: las regiones hidrológicas se dividen en cuencas del mismo tipo y estas a su vez en subcuencas, en tanto que la República Mexicana se divide en entidades federativas (estados y Ciudad de México) que se dividen a su vez en municipios o alcaldías.
Respuesta:
La regionalización es un concepto que alude a la distribución espacial de diferentes aspectos de la realidad, por lo que ocupa una posición central en la geografía, ese campo del conocimiento especializado, precisamente, en el estudio de esa distribución espacial respecto a elementos tanto naturales como sociales. Sin embargo, los geógrafos no han sido los únicos creadores relevantes de regionalizaciones, pues, fuera incluso del ámbito académico, las autoridades político-administrativas han compartido con ellos el interés por regionalizar, por más que sus objetivos hayan sido diferentes.1
Entendemos por regionalización el resultado regionalizar; es decir, el resultado de dividir una unidad espacial relevante geográfica y/o político-administrativamente en varias unidades espaciales con el mismo tipo de relevancia, las cuales pueden agruparse en una o varias categorías. Siete comentarios permiten precisar y comprender mejor esta definición.23
En primer lugar, empleamos el término unidad espacial para referirnos a cualquiera de las extensiones involucradas en una regionalización, desde la mayor, la que es objeto de la regionalización, hasta la que forma parte de la categoría de menor jerarquía, pues la unidad espacial que se regionaliza, la de mayor tamaño y jerarquía, también suele formar parte, como lo hacen las unidades espaciales resultantes de su división, de una categoría de unidades espaciales que la incluye (continente, sistema montañoso, país, parte de país, etcétera).
En segundo lugar, pese a lo señalado en el punto anterior, en toda regionalización conviene distinguir entre la unidad espacial que se regionaliza (el punto de partida de la regionalización), que puede calificarse genéricamente de aglutinadora, como lo hace Benedetti,4 o regionalizada, por más que en las regionalizaciones concretas se aluda a ella por su nombre específico (como continente americano, Sierra Madre Occidental, República Mexicana o Estado de Morelos), y las diversas unidades espaciales que resultan de su división, las cuales podrían llamarse genéricamente regiones o, cuando estas tienen componentes políticos, territorios.5 Por ejemplo, la República Mexicana,6 en tanto que unidad espacial aglutinadora, se puede dividir en regiones fisiográficas, pero también en territorios estatales.
En tercer lugar, la relevancia de las unidades espaciales contenidas en una regionalización, que sirve para distinguir la regionalización de otras divisiones territoriales irrelevantes o poco relevantes científica y/o político-administrativamente, como la división de una propiedad rural u otras divisiones que solo importan en principio a los particulares involucradas en ellas, vendría dada por la presencia simultánea de dos factores: el empleo de criterios geográficos y/o político-administrativos para llevar a cabo la regionalización y que las regiones resultantes involucren extensiones de cierta importancia geográfica, cuando no también una o varias colectividades humanas; es decir, grupos sociales susceptibles de tener comunidades políticas.7
En cuarto lugar, toda regionalización implica la exposición de diferencias y similitudes. Las diferencias son necesarias para distinguir las unidades espaciales entre sí, pero también deben exhibirse las semejanzas al interior de cada unidad espacial para justificar la pertinencia de que se la considere como tal unidad.8
En quinto lugar, la regionalización, por su dimensión espacial, exige la delimitación, el establecimiento de límites, de las unidades espaciales resultantes de tal división, por más que, como se verá más adelante, tales límites puedan ser de diferentes tipos. Por tanto, toda regionalización contiene, además de unidades espaciales, límites que indican el perímetro o contorno de tales unidades espaciales.9
En sexto lugar, cuando la unidad espacial aglutinadora se divide en más de una categoría, las categorías resultantes quedan ordenadas jerárquicamente, recibiendo cada una de ellas una denominación diferenciada para evitar confusiones. Genéricamente, a la categoría más abarcadora se le podría llamar región, y subregión a la que le sigue en jerarquía. Así lo hace la Organización de las Naciones Unidas al dividir el mundo en regiones o continentes, que subdividen en subregiones. En el caso del continente americano, las subregiones son América del Norte, y América Latina y el Caribe. No obstante, es frecuente que regiones y subregiones se denominen con palabras que expresan sus naturalezas. Dos ejemplos: las regiones hidrológicas se dividen en cuencas del mismo tipo y estas a su vez en subcuencas, en tanto que la República Mexicana se divide en entidades federativas (estados y Ciudad de México) que se dividen a su vez en municipios o alcaldías.
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