Una leyenda a menudo contada por los mayores, es ''La Sirena de Agua Dulce'', una historia que versa sobre una hermosa joven que vive en la laguna La Tembladera y guarda un gran tesoro. La ‘‘sirena’’ apodo otorgado por los mismos habitantes de la zona, mantiene encantado el humedal de la vieja Santa Rosa, Arenillas.
La Sirena de Agua Dulce:
La leyenda nos cuenta que una hermosa muchacha, fue vista por un pescador sentada al borde de la laguna, peinando su largo cabello rubio con un peine de oro. El pescador queda absolutamente asombrado por su belleza. La sirena, con una expresión y voz dulce le pregunta si prefiere estar con ella o desea el peine que era de oro. El pescador responde influenciado por la avaricia y la ambición, que elegía el peine. La joven, decepcionada por la respuesta, se lanza a la laguna y desaparece.
Varias veces ocurre el mismo episodio, con distintas piezas de oro que ofrecía la hermosa sirena a los hombres, y a pesar de que la mayoría de ellos conocían la historia, cometían el mismo error y la chica desaparecía.
Un día, un hombre que había sido alertado previamente por sus vecinos, visitó la laguna. A pesar de las tentaciones que la chica le ofreció, éste declinó por su compañía. Sin embargo, hubo una condición, no debía saludar a nadie en el camino hasta llegar a su casa, lugar donde vivirían juntos para siempre. Durante el recorrido, el hombre se encontró con un amigo quién lo saludó afectuosamente y él sin recordar su acuerdo con la sirena le respondió. Enseguida la sirena entristeció y desapareció.
Desde entonces la sirena no ha vuelto a conversar con nadie ni se ha vuelto a sentar en la orilla de la tembladera.
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Una leyenda a menudo contada por los mayores, es ''La Sirena de Agua Dulce'', una historia que versa sobre una hermosa joven que vive en la laguna La Tembladera y guarda un gran tesoro. La ‘‘sirena’’ apodo otorgado por los mismos habitantes de la zona, mantiene encantado el humedal de la vieja Santa Rosa, Arenillas.
La Sirena de Agua Dulce:
La leyenda nos cuenta que una hermosa muchacha, fue vista por un pescador sentada al borde de la laguna, peinando su largo cabello rubio con un peine de oro. El pescador queda absolutamente asombrado por su belleza. La sirena, con una expresión y voz dulce le pregunta si prefiere estar con ella o desea el peine que era de oro. El pescador responde influenciado por la avaricia y la ambición, que elegía el peine. La joven, decepcionada por la respuesta, se lanza a la laguna y desaparece.
Varias veces ocurre el mismo episodio, con distintas piezas de oro que ofrecía la hermosa sirena a los hombres, y a pesar de que la mayoría de ellos conocían la historia, cometían el mismo error y la chica desaparecía.
Un día, un hombre que había sido alertado previamente por sus vecinos, visitó la laguna. A pesar de las tentaciones que la chica le ofreció, éste declinó por su compañía. Sin embargo, hubo una condición, no debía saludar a nadie en el camino hasta llegar a su casa, lugar donde vivirían juntos para siempre. Durante el recorrido, el hombre se encontró con un amigo quién lo saludó afectuosamente y él sin recordar su acuerdo con la sirena le respondió. Enseguida la sirena entristeció y desapareció.
Desde entonces la sirena no ha vuelto a conversar con nadie ni se ha vuelto a sentar en la orilla de la tembladera.