Los temblores o terremotos , también conocidos como movimientos telúricos debido a su relación con la Tierra como planeta, son el resultado de la ruptura de las rocas, liberando súbitamente energía en un punto determinado de la corteza terrestre. Esta energía se transmite en forma de ondas sísmicas, que se propagan alejándose de su punto de origen, de igual manera que en un estanque los hacen las olas alejándose del punto donde arrojamos una piedra. El terremoto es uno de los fenómenos naturales que más terror y más daño ha provocado a la humanidad. Los terremotos son causados por la actividad volcánica aunque no son tan comunes, el hundimiento de cavidades subterráneas que no liberan mucha energía por lo que no son de gran importancia o los desplazamientos tectónicos de la corteza terrestre, que según los investigadores están de acuerdo en que los continentes están continuamente chocando unos contra otros y en que estos cambios de posición son causa de los mayores terremotos del mundo.
En los sitios donde ocurren estos movimientos, muchos kilómetros cúbicos de roca son drásticamente deformados, acumulándose la energía como en un resorte tensado. «No se conocen con precisión los parámetros que interactúan para originar un terremoto y cuantificar en forma temporal la energía que se acumula en las placas tectónicas terrestres y cuándo se va a romper la roca para liberar esa energía en forma elástica» indicó Mario Araujo, jefe del Departamento de Investigaciones Sismológicas del Instituto Nacional de Prevención Sísmica de Argentina, en el 2010 en una entrevista para el periódico digital La Nación. Actualmente no existe ningún método capaz de detectar dónde y cuándo se producirá un terremoto debido al comportamiento no lineal y bastante caótico que tienen los movimientos sísmicos. Emilio Carreño, director de la Red Sísmica Nacional de España explica que «Cuando se produce un terremoto, lo preceden otros muchos fenómenos pero se ha comprobado que no siempre se dan todos. »
Desde hace mucho tiempo los científicos trabajan en el desarrollo de nuevas tecnologías y mecanismos para ajustar la predicción de eventuales sismos pero estamos aún muy lejos de predecir un terremoto individualmente. Un artículo publicado en Prensa Libre el día 28 de septiembre del 2003, menciona que los chinos han utilizado granjas experimentales donde los animales detectan vibraciones de baja densidad que preceden a los temblores, pero dicho método ha dado escasos resultados, parece ser que la posibilidad de predecir un terremoto es lejana. La NASA trabaja en tecnologías basadas en satélites que indican la actividad sísmica pero podrían pasar años antes de desarrollar un sistema eficaz.
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Los temblores o terremotos , también conocidos como movimientos telúricos debido a su relación con la Tierra como planeta, son el resultado de la ruptura de las rocas, liberando súbitamente energía en un punto determinado de la corteza terrestre. Esta energía se transmite en forma de ondas sísmicas, que se propagan alejándose de su punto de origen, de igual manera que en un estanque los hacen las olas alejándose del punto donde arrojamos una piedra. El terremoto es uno de los fenómenos naturales que más terror y más daño ha provocado a la humanidad. Los terremotos son causados por la actividad volcánica aunque no son tan comunes, el hundimiento de cavidades subterráneas que no liberan mucha energía por lo que no son de gran importancia o los desplazamientos tectónicos de la corteza terrestre, que según los investigadores están de acuerdo en que los continentes están continuamente chocando unos contra otros y en que estos cambios de posición son causa de los mayores terremotos del mundo.
En los sitios donde ocurren estos movimientos, muchos kilómetros cúbicos de roca son drásticamente deformados, acumulándose la energía como en un resorte tensado. «No se conocen con precisión los parámetros que interactúan para originar un terremoto y cuantificar en forma temporal la energía que se acumula en las placas tectónicas terrestres y cuándo se va a romper la roca para liberar esa energía en forma elástica» indicó Mario Araujo, jefe del Departamento de Investigaciones Sismológicas del Instituto Nacional de Prevención Sísmica de Argentina, en el 2010 en una entrevista para el periódico digital La Nación. Actualmente no existe ningún método capaz de detectar dónde y cuándo se producirá un terremoto debido al comportamiento no lineal y bastante caótico que tienen los movimientos sísmicos. Emilio Carreño, director de la Red Sísmica Nacional de España explica que «Cuando se produce un terremoto, lo preceden otros muchos fenómenos pero se ha comprobado que no siempre se dan todos. »
Desde hace mucho tiempo los científicos trabajan en el desarrollo de nuevas tecnologías y mecanismos para ajustar la predicción de eventuales sismos pero estamos aún muy lejos de predecir un terremoto individualmente. Un artículo publicado en Prensa Libre el día 28 de septiembre del 2003, menciona que los chinos han utilizado granjas experimentales donde los animales detectan vibraciones de baja densidad que preceden a los temblores, pero dicho método ha dado escasos resultados, parece ser que la posibilidad de predecir un terremoto es lejana. La NASA trabaja en tecnologías basadas en satélites que indican la actividad sísmica pero podrían pasar años antes de desarrollar un sistema eficaz.