isagallego15
Arriba, en el azul del firmamento, en la extensión sin fin, diáfana y pura, el incásico dios arde y fulgura, como fulge en el hombre el pensamiento. Abajo, del volcán sobre el asiento, lidiando, cual cóndores en la altura, dos nobles pueblos que, en igual bravura, son de la Gloria y del Valor portento. Y ante la augusta esplendidez del cielo -mudo testigo del humano duelo- del Tiempo y del Pasado en la honda tumba, la vieja Monarquía se derrumba y el Genio de los libres se levanta.
en la extensión sin fin, diáfana y pura,
el incásico dios arde y fulgura,
como fulge en el hombre el pensamiento.
Abajo, del volcán sobre el asiento,
lidiando, cual cóndores en la altura,
dos nobles pueblos que, en igual bravura,
son de la Gloria y del Valor portento.
Y ante la augusta esplendidez del cielo
-mudo testigo del humano duelo-
del Tiempo y del Pasado en la honda tumba,
la vieja Monarquía se derrumba
y el Genio de los libres se levanta.