Está comúnmente aceptado que el Universo comenzó a formarse hace unos 15.000 millones de años de acuerdo con la teoría del "big bang".
La teoría nos dice que toda la materia, el tiempo y el espacio estuvieron originalmente condensados en un punto de altísima densidad desde donde, tras una tremenda explosión, inició su expansión como la superficie de un globo que se hincha.
Arno Pencias y Robert Wilson, premios Nobel de física de 1978, por la detección de "La microonda cósmica", midieron el eco residual originado por el "big bang". También, por otros métodos, se ha confirmado la teoría de que las partes constitutivas del Universo están en expansión. Racimos galácticos, cada uno con miles de millones de estrellas como el Sol se van separando unas de otras a grandes velocidades.
El "big bang" generó enormes temperaturas y sus consecuencias aún persisten en el espacio: la radiación residual suministra una temperatura uniforme y medible de 3º F. El Universo podría continuar su expansión hasta alcanzar la nada absoluta; o tal vez, en algún punto, iniciar un nuevo proceso de condensación en un largo recorrido hacia un nuevo "big bang".
Durante las dos últimas décadas, se ha confirmado que el Universo no es un lugar tranquilo, sino que se trata de un espacio sometido a muy violenta actividad. Galaxias enteras continúan explotando, lanzadas por fuerzas gravitatorias de energía inimaginable. A su vez, ciertas estrellas de gran tamaño estallan en Supernovas , irradiando una energía equivalente a la de un billón de soles y proyectando al espacio despojos cósmicos que forman nuevas estrellas y planetas.

Agujeros Negros
La luz de las estrellas que explotan puede tardar millones de años en llegar a la Tierra.
Se va aceptando la tesis de la existencia de agujeros negros en el centro de algunas galaxias.
Estos están provocados por la existencia de núcleos de altísima densidad que no sólo atraen y condensan la materia sino también la luz.
En su interior pueden producirse nuevas explosiones gigantescas.

Nebulosa Ojo de Gato; gigante roja NGC 6543. La materia de una estrella moribunda es expulsada hacia el espacio para ser reciclada y dar lugar a nuevas estrellas.
La galaxia en explosión
La galaxia M82 puede ser un ejemplo de actualidad de la violencia espacial. Nubes de hidrógeno gaseoso, equivalentes en masa a 5 millones de soles, fueron arrojadas del núcleo a 160 kiló
Está comúnmente aceptado que el Universo comenzó a formarse hace unos 15.000 millones de años de acuerdo con la teoría del "big bang".
La teoría nos dice que toda la materia, el tiempo y el espacio estuvieron originalmente condensados en un punto de altísima densidad desde donde, tras una tremenda explosión, inició su expansión como la superficie de un globo que se hincha.
Arno Pencias y Robert Wilson, premios Nobel de física de 1978, por la detección de "La microonda cósmica", midieron el eco residual originado por el "big bang". También, por otros métodos, se ha confirmado la teoría de que las partes constitutivas del Universo están en expansión. Racimos galácticos, cada uno con miles de millones de estrellas como el Sol se van separando unas de otras a grandes velocidades.
El "big bang" generó enormes temperaturas y sus consecuencias aún persisten en el espacio: la radiación residual suministra una temperatura uniforme y medible de 3º F. El Universo podría continuar su expansión hasta alcanzar la nada absoluta; o tal vez, en algún punto, iniciar un nuevo proceso de condensación en un largo recorrido hacia un nuevo "big bang".
Durante las dos últimas décadas, se ha confirmado que el Universo no es un lugar tranquilo, sino que se trata de un espacio sometido a muy violenta actividad. Galaxias enteras continúan explotando, lanzadas por fuerzas gravitatorias de energía inimaginable. A su vez, ciertas estrellas de gran tamaño estallan en Supernovas , irradiando una energía equivalente a la de un billón de soles y proyectando al espacio despojos cósmicos que forman nuevas estrellas y planetas.
Agujeros Negros
La luz de las estrellas que explotan puede tardar millones de años en llegar a la Tierra.
Se va aceptando la tesis de la existencia de agujeros negros en el centro de algunas galaxias.
Estos están provocados por la existencia de núcleos de altísima densidad que no sólo atraen y condensan la materia sino también la luz.
En su interior pueden producirse nuevas explosiones gigantescas. La galaxia en explosión
La galaxia M82 puede ser un ejemplo de actualidad de la violencia espacial. Nubes de hidrógeno gaseoso, equivalentes en masa a 5 millones de soles, fueron arrojadas del núcleo a 160 kilómetros por segundo.
Nuestro grupo galáctico
En él coexisten unas treinta galaxias unidas débilmente por la gravedad.
La Tierra se encuentra en la segunda galaxia en extensión, la Vía Láctea, en la que conviven 100.000 millones de estrellas, dispuestas en espiral alrededor de un núcleo y acompañadas de grandes masas de nubes y polvo.
Nuestro sol está a 33.000 años luz de ese núcleo y completa una órbita a su alrededor en 225 millones de años. Este largo espacio de tiempo toma el nombre de "año cósmico".
La galaxia Andrómeda, conocida como M31, es la mayor del grupo local.
Está a unos 2 millones de años luz de nosotros y tiene 130.000 años luz de diámetro.
Cerca de nuestra galaxia pueden observarse otras más pequeñas como Sculptor, Formax, Leo I y II, la LMC y SMC, siendo estas dos últimas las más próximas. Las galaxias conocidas son de dos tipos: espirales y elípticas.
La materia original del universo y la formación de las estrellas
La materia original del Universo fue el más simple de los elementos conocidos, el Hidrógeno .
Durante el big bang las reacciones nucleares convirtieron el 20% del hidrógeno en helio, y las primeras estrellas se formaron por mezcla de 80% de hidrógeno con 20% de helio. El resto de la materia del Universo incluidos átomos más pesados, carbono y oxígeno, fue consecuencia de reacciones nucleares posteriores.
La Vía Láctea es una galaxia de tipo espiral y completa un giro en 2 millones de años. Los brazos enroscados se comprimen por una onda de alta densidad cada año cósmico. Desde su formación se estima que ha sufrido varias compresiones que, a su vez, fuerzan la concentración de las nubes de gases y la formación de estrellas.
Estas estrellas se rompen y dan lugar a nuevas nubes, de menor tamaño, que, al contraerse de nuevo, se convierten en nuevas estrellas.
Nuestro sistema solar se pudo formar así, a partir de una nube contraída que evolucionó hasta llegar a formar el actual sistema de planetas.
En la actualidad los astrónomos están observando la gran actividad de la gran nebulosa Orión , visible desde la Tierra.
La luz brillante que nos llega procede de un grupo de estrellas jóvenes muy calientes, el Trapecio. Detrás de la gran nebulosa visible existe una densa nube en la que se han identificado núcleos de alta densidad que atraen materia dando lugar a nuevas estrellas en formación.
El big bang
Está comúnmente aceptado que el Universo comenzó a formarse hace unos 15.000 millones de años de acuerdo con la teoría del "big bang".
La teoría nos dice que toda la materia, el tiempo y el espacio estuvieron originalmente condensados en un punto de altísima densidad desde donde, tras una tremenda explosión, inició su expansión como la superficie de un globo que se hincha.
Arno Pencias y Robert Wilson, premios Nobel de física de 1978, por la detección de "La microonda cósmica", midieron el eco residual originado por el "big bang". También, por otros métodos, se ha confirmado la teoría de que las partes constitutivas del Universo están en expansión. Racimos galácticos, cada uno con miles de millones de estrellas como el Sol se van separando unas de otras a grandes velocidades.
El "big bang" generó enormes temperaturas y sus consecuencias aún persisten en el espacio: la radiación residual suministra una temperatura uniforme y medible de 3º F. El Universo podría continuar su expansión hasta alcanzar la nada absoluta; o tal vez, en algún punto, iniciar un nuevo proceso de condensación en un largo recorrido hacia un nuevo "big bang".
Durante las dos últimas décadas, se ha confirmado que el Universo no es un lugar tranquilo, sino que se trata de un espacio sometido a muy violenta actividad. Galaxias enteras continúan explotando, lanzadas por fuerzas gravitatorias de energía inimaginable. A su vez, ciertas estrellas de gran tamaño estallan en Supernovas , irradiando una energía equivalente a la de un billón de soles y proyectando al espacio despojos cósmicos que forman nuevas estrellas y planetas.

Agujeros Negros
La luz de las estrellas que explotan puede tardar millones de años en llegar a la Tierra.
Se va aceptando la tesis de la existencia de agujeros negros en el centro de algunas galaxias.
Estos están provocados por la existencia de núcleos de altísima densidad que no sólo atraen y condensan la materia sino también la luz.
En su interior pueden producirse nuevas explosiones gigantescas.

Nebulosa Ojo de Gato; gigante roja NGC 6543. La materia de una estrella moribunda es expulsada hacia el espacio para ser reciclada y dar lugar a nuevas estrellas.
La galaxia en explosión
La galaxia M82 puede ser un ejemplo de actualidad de la violencia espacial. Nubes de hidrógeno gaseoso, equivalentes en masa a 5 millones de soles, fueron arrojadas del núcleo a 160 kiló
El big bang
Está comúnmente aceptado que el Universo comenzó a formarse hace unos 15.000 millones de años de acuerdo con la teoría del "big bang".
La teoría nos dice que toda la materia, el tiempo y el espacio estuvieron originalmente condensados en un punto de altísima densidad desde donde, tras una tremenda explosión, inició su expansión como la superficie de un globo que se hincha.
Arno Pencias y Robert Wilson, premios Nobel de física de 1978, por la detección de "La microonda cósmica", midieron el eco residual originado por el "big bang". También, por otros métodos, se ha confirmado la teoría de que las partes constitutivas del Universo están en expansión. Racimos galácticos, cada uno con miles de millones de estrellas como el Sol se van separando unas de otras a grandes velocidades.
El "big bang" generó enormes temperaturas y sus consecuencias aún persisten en el espacio: la radiación residual suministra una temperatura uniforme y medible de 3º F. El Universo podría continuar su expansión hasta alcanzar la nada absoluta; o tal vez, en algún punto, iniciar un nuevo proceso de condensación en un largo recorrido hacia un nuevo "big bang".
Durante las dos últimas décadas, se ha confirmado que el Universo no es un lugar tranquilo, sino que se trata de un espacio sometido a muy violenta actividad. Galaxias enteras continúan explotando, lanzadas por fuerzas gravitatorias de energía inimaginable. A su vez, ciertas estrellas de gran tamaño estallan en Supernovas , irradiando una energía equivalente a la de un billón de soles y proyectando al espacio despojos cósmicos que forman nuevas estrellas y planetas.
Agujeros Negros
La luz de las estrellas que explotan puede tardar millones de años en llegar a la Tierra.
Se va aceptando la tesis de la existencia de agujeros negros en el centro de algunas galaxias.
Estos están provocados por la existencia de núcleos de altísima densidad que no sólo atraen y condensan la materia sino también la luz.
En su interior pueden producirse nuevas explosiones gigantescas.
La galaxia en explosión
La galaxia M82 puede ser un ejemplo de actualidad de la violencia espacial. Nubes de hidrógeno gaseoso, equivalentes en masa a 5 millones de soles, fueron arrojadas del núcleo a 160 kilómetros por segundo.
Nuestro grupo galáctico
En él coexisten unas treinta galaxias unidas débilmente por la gravedad.
La Tierra se encuentra en la segunda galaxia en extensión, la Vía Láctea, en la que conviven 100.000 millones de estrellas, dispuestas en espiral alrededor de un núcleo y acompañadas de grandes masas de nubes y polvo.
Nuestro sol está a 33.000 años luz de ese núcleo y completa una órbita a su alrededor en 225 millones de años. Este largo espacio de tiempo toma el nombre de "año cósmico".
La galaxia Andrómeda, conocida como M31, es la mayor del grupo local.
Está a unos 2 millones de años luz de nosotros y tiene 130.000 años luz de diámetro.
Cerca de nuestra galaxia pueden observarse otras más pequeñas como Sculptor, Formax, Leo I y II, la LMC y SMC, siendo estas dos últimas las más próximas. Las galaxias conocidas son de dos tipos: espirales y elípticas.
La materia original del universo y la formación de las estrellas
La materia original del Universo fue el más simple de los elementos conocidos, el Hidrógeno .
Durante el big bang las reacciones nucleares convirtieron el 20% del hidrógeno en helio, y las primeras estrellas se formaron por mezcla de 80% de hidrógeno con 20% de helio. El resto de la materia del Universo incluidos átomos más pesados, carbono y oxígeno, fue consecuencia de reacciones nucleares posteriores.
La Vía Láctea es una galaxia de tipo espiral y completa un giro en 2 millones de años. Los brazos enroscados se comprimen por una onda de alta densidad cada año cósmico. Desde su formación se estima que ha sufrido varias compresiones que, a su vez, fuerzan la concentración de las nubes de gases y la formación de estrellas.
Estas estrellas se rompen y dan lugar a nuevas nubes, de menor tamaño, que, al contraerse de nuevo, se convierten en nuevas estrellas.
Nuestro sistema solar se pudo formar así, a partir de una nube contraída que evolucionó hasta llegar a formar el actual sistema de planetas.
En la actualidad los astrónomos están observando la gran actividad de la gran nebulosa Orión , visible desde la Tierra.
La luz brillante que nos llega procede de un grupo de estrellas jóvenes muy calientes, el Trapecio. Detrás de la gran nebulosa visible existe una densa nube en la que se han identificado núcleos de alta densidad que atraen materia dando lugar a nuevas estrellas en formación.