Una institución como Fundoro, que surgió con el objetivo de compartir saberes entre profesores de diversas áreas disciplinares, no podía permanecer ajena a la celebración de los 2400 años del nacimiento de Aristóteles, quien durante siglos ha encarnado por excelencia la práctica de múltiples formas de conocimiento y que incluyó en la naturaleza humana, como rasgo decisivo, el deseo de saber. Su análisis de las múltiples formas de ser pone en valor tanto el intelecto que indaga como las cosas de un mundo sensible cuya autonomía rescata de los dictados del reino transuránico ideal de Platón.Aristóteles
Si su filosofía sobrevivió a Atenas y recorrió Occidente fue por su cuidadoso estudio del lenguaje como instrumento del saber: categorías, proposiciones, tópicos, silogismos, sofismas. Su lógica es la base de esa filosofía primera que dará cuenta de la pluralidad del ser y sus sentidos mediante principios como naturaleza, materia, forma, esencia, acto, potencia y causa. En su Retórica estudia la persuasión mediante el discurso, en función de su objeto, del orador y del público, analizando las formas de argumentación y sus medios técnicos. Su Poética pone de relieve el papel fundamental que juega en las artes la mímesis mediante el gesto, la voz y el sonido; su concepción de la catarsis como vivencia que libera las emociones del espectador de acciones escénicas que producen espanto y piedad ilumina el sentido de la tragedia.
La cosmología aristotélica, que dibuja un universo esférico finito y eterno, compuesto de cuatro elementos y el éter celeste, cuya principal característica es el movimiento, fue el marco conceptual de la física occidental durante 18 siglos. Sus estudios sobre la estructura y fisiología de los seres vivos, presididos por una visión finalista, inauguran el pensamiento biológico. Su psicología, en la que el alma de los seres vivos, entendida como forma, acto y finalidad, es inseparable del cuerpo -materia, potencia y medio-, describe una biosfera jerarquizada a través de un conjunto de funciones que asciende desde la simplicidad vegetativa hasta la complejidad intelectual.
Aristóteles integra en la naturaleza humana su dimensión ética y política, que no sólo son tradición y costumbre. En sus escritos sobre estas ciencias prácticas intenta mantener el equilibrio entre lo real y lo ideal. Su perspectiva moral se basa en la felicidad como bien supremo, en la virtud como disposición de la voluntad ejercida conforme a la razón del justo medio, en el valor de la amistad y en la nobleza superior de la actividad intelectual. Su análisis de la política complementa el estudio de las relaciones sociales y formas de gobierno de los Estados con la proclamación de los beneficios de un Estado que eduque a los ciudadanos en la virtud como medio para que la acción política se ejerza conforme a principios deseables: sentido de la medida, conocimiento de lo posible, elección de lo conveniente. En muchos de sus escritos Aristóteles revisa y comenta lo que escribieron sobre el tema los sabios anteriores; al dedicarle este seminario Fundoro se inscribe en esa insigne senda que él abrió.
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Una institución como Fundoro, que surgió con el objetivo de compartir saberes entre profesores de diversas áreas disciplinares, no podía permanecer ajena a la celebración de los 2400 años del nacimiento de Aristóteles, quien durante siglos ha encarnado por excelencia la práctica de múltiples formas de conocimiento y que incluyó en la naturaleza humana, como rasgo decisivo, el deseo de saber. Su análisis de las múltiples formas de ser pone en valor tanto el intelecto que indaga como las cosas de un mundo sensible cuya autonomía rescata de los dictados del reino transuránico ideal de Platón.Aristóteles
Si su filosofía sobrevivió a Atenas y recorrió Occidente fue por su cuidadoso estudio del lenguaje como instrumento del saber: categorías, proposiciones, tópicos, silogismos, sofismas. Su lógica es la base de esa filosofía primera que dará cuenta de la pluralidad del ser y sus sentidos mediante principios como naturaleza, materia, forma, esencia, acto, potencia y causa. En su Retórica estudia la persuasión mediante el discurso, en función de su objeto, del orador y del público, analizando las formas de argumentación y sus medios técnicos. Su Poética pone de relieve el papel fundamental que juega en las artes la mímesis mediante el gesto, la voz y el sonido; su concepción de la catarsis como vivencia que libera las emociones del espectador de acciones escénicas que producen espanto y piedad ilumina el sentido de la tragedia.
La cosmología aristotélica, que dibuja un universo esférico finito y eterno, compuesto de cuatro elementos y el éter celeste, cuya principal característica es el movimiento, fue el marco conceptual de la física occidental durante 18 siglos. Sus estudios sobre la estructura y fisiología de los seres vivos, presididos por una visión finalista, inauguran el pensamiento biológico. Su psicología, en la que el alma de los seres vivos, entendida como forma, acto y finalidad, es inseparable del cuerpo -materia, potencia y medio-, describe una biosfera jerarquizada a través de un conjunto de funciones que asciende desde la simplicidad vegetativa hasta la complejidad intelectual.
Aristóteles integra en la naturaleza humana su dimensión ética y política, que no sólo son tradición y costumbre. En sus escritos sobre estas ciencias prácticas intenta mantener el equilibrio entre lo real y lo ideal. Su perspectiva moral se basa en la felicidad como bien supremo, en la virtud como disposición de la voluntad ejercida conforme a la razón del justo medio, en el valor de la amistad y en la nobleza superior de la actividad intelectual. Su análisis de la política complementa el estudio de las relaciones sociales y formas de gobierno de los Estados con la proclamación de los beneficios de un Estado que eduque a los ciudadanos en la virtud como medio para que la acción política se ejerza conforme a principios deseables: sentido de la medida, conocimiento de lo posible, elección de lo conveniente. En muchos de sus escritos Aristóteles revisa y comenta lo que escribieron sobre el tema los sabios anteriores; al dedicarle este seminario Fundoro se inscribe en esa insigne senda que él abrió.