La independencia de Cuba y de Puerto Rico de España fue un proceso mucho más tardío que el de las demás naciones hispanoamericanas; fueron plazas que recibieron una notable migración de españoles provenientes de las regiones continentales y en las que se asentó un nutrido contingente militar que permitió su sostenimiento hasta el apoyo activo de Estados Unidos a las campañas de Maceo.
Las campañas independentistas fueron en cierto modo un logro de los liberales cubanos que, al encontrar en los Estados Unidos apoyo, dada la nueva doctrina geopolítica del país norteamericano, pudieron cristalizar el proyecto de naciones libres, aunque estas fueran o se comportaran como Estados satéites del gigante del norte.
En 1898 ocurre la Guerra Hispano-Estadounidense, en la que resulta vencedora la nueva potencia continental, tomando la tutela sobre Puerto Rico y Filipinas y dejando a Cuba libre para servir de Estado tapón a cualquier avance extranjero.
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La independencia de Cuba y de Puerto Rico de España fue un proceso mucho más tardío que el de las demás naciones hispanoamericanas; fueron plazas que recibieron una notable migración de españoles provenientes de las regiones continentales y en las que se asentó un nutrido contingente militar que permitió su sostenimiento hasta el apoyo activo de Estados Unidos a las campañas de Maceo.
Las campañas independentistas fueron en cierto modo un logro de los liberales cubanos que, al encontrar en los Estados Unidos apoyo, dada la nueva doctrina geopolítica del país norteamericano, pudieron cristalizar el proyecto de naciones libres, aunque estas fueran o se comportaran como Estados satéites del gigante del norte.
En 1898 ocurre la Guerra Hispano-Estadounidense, en la que resulta vencedora la nueva potencia continental, tomando la tutela sobre Puerto Rico y Filipinas y dejando a Cuba libre para servir de Estado tapón a cualquier avance extranjero.