Segun los cientificos hay tres grupos de basicos de edades en una poblacion
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N los artículos 1 y 2 de la Declaración Política de la Segunda Asamblea Mundial sobre Envejecimiento[1], de Naciones Unidas, los representantes de los Gobiernos declaran, primero, que han tomado la decisión de adoptar un Plan de Acción Internacional sobre el Envejecimiento, con el objetivo de responder “a las oportunidades que ofrece y los retos que plantea el envejecimiento de la población en el siglo XXI y para promover el desarrollo de una sociedad para todas las edades”, y después, que celebran “el aumento de la esperanza de vida en muchas regiones del mundo como uno de los mayores logros de la humanidad”[2]. Se admite la gran transformación demográfica que experimenta el mundo, sin precedente alguno en la historia de la población, de tal modo que según estimaciones de la ONU, la población de 60 años y más pasará de los 600 millones de la actualidad a nada menos que 2.000 millones en el horizonte del 2050, lo que supondría la duplicación del índice de vejez, esto es, del 10% de comienzos de esta centuria al 20% de mediados de la misma, aunque este proceso se planteará con unas enormes disparidades territoriales, porque en los países en vías de desarrollo se prevé que se multiplique por cuatro. Esta enorme transformación, que se plantea a mi juicio como una nueva revolución demográfica, significará en nuestras sociedades afrontar un nuevo reto, que viene dado por la necesidad de “aumentar las oportunidades de las personas, en particular las oportunidades de las personas de edad de aprovechar al máximo sus capacidades de participar en todos los aspectos de la vida”[3]. El problema se agrava además porque a la incidencia de la fecundidad, cuyo descenso es el primer factor responsable del proceso de envejecimiento, se debe añadir el impacto de dos procesos diferentes: de un lado, el desigual desarrollo biomédico que plantea desequilibrios fortísimos en el control de la morbimortalidad, tanto en la exógena como también en la endógena, y de otro, los espectaculares desplazamientos de población, en una doble dirección: desde los países pobres, cada vez más numerosos (cuyo nivele de miseria se ha incrementado en la última década) hacia los países ricos del mundo desarrollado, y desde las áreas rurales a las ciudades. Procesos todos ellos relacionados muy estrechamente con uno más general, el de globalización y mundialización de la economía, o si se prefiere, en otros términos, el capitalismo en su fase global y neoimperialista cuya estrategia radica en la aparente exclusión para incluirlos como objetivo de ocupación, dominio, explotación y generación de beneficio. Por eso, en la perspectiva de media duración del siglo XXI y en el horizonte del 2050, los desequilibrios que se generarán como resultado del unilateralismo de este sistema económico, de dominación global y sin alternativa alguna, tendrán una nueva dimensión probablemente desconocida hasta ahora.