El tercer capítulo de La Metamorfosis de Kafka relata los últimos días de vida de Gregorio, quien se había convertido en un insecto. El capítulo comienza cuando su familia, comprendida por su padre, madre y hermana llamada Greta, decide no considerarlo como un animal repugnante, si no que más bien asimilar su nueva forma física y aceptarlo como parte de la familia.
Muestra de ello fue que consintieron dejar la puerta de la habitación en donde pasaba los días Gregorio entreabierta, así él los podría contemplar desde la penumbra. Sin embargo, con el pasar del tiempo ocurren una serie de sucesos que conllevan a abandonarlo en la miseria de su alcoba.
Principalmente, es desamparado porque el presupuesto familiar se había reducido y además el agotamiento del trabajo diario los había obligado a desentenderse de Gregorio. Su hermana daba muestras de desprecio hacia él cada vez más, como consecuencia de la forma que había adoptado, y no aseaba su habitación.
Además, para alimentarlo le empujaba rápidamente la comida con sus pies, antes de irse a trabajar y no le preocupaba al momento de retirar la bandeja darse cuenta de que Gregorio no había probado la comida.
Gregorio se hundía en la tristeza y se había desganado, permanecía inmóvil en la oscuridad adaptándose a la suciedad de su habitación. Pero un nuevo personaje aparece para hacerse cargo de él, la asistenta. Al principio para referirse a él usaba términos que Gregorio consideraba improperios, como escarabajo, lo que le generaba irritación hasta llegar a querer enfrentarla de forma violenta, pero la asistenta no le temía.
Asimismo, se presentan otros tres personajes que son los inquilinos y que a raíz de su aparición se desencadena el final de la historia. El acontecimiento que origina la muerte de Gregorio ocurrió una noche cuando su hermana tocaba el violín en la sala para el disfruta de dichos inquilinos.
Gregorio se acercó al encuentro y su presencia causó conmoción, lo que generó la furia de los inquilinos e incluso de Greta. Ésta contundentemente expresó que Gregorio, quien ya no lo consideraba como su hermano, debía irse, así pues murió al día siguiente. En consecuencia, su familia comenzó una nueva vida sin él.
El tercer capítulo de La Metamorfosis de Kafka relata los últimos días de vida de Gregorio, quien se había convertido en un insecto. El capítulo comienza cuando su familia, comprendida por su padre, madre y hermana llamada Greta, decide no considerarlo como un animal repugnante, si no que más bien asimilar su nueva forma física y aceptarlo como parte de la familia.
Muestra de ello fue que consintieron dejar la puerta de la habitación en donde pasaba los días Gregorio entreabierta, así él los podría contemplar desde la penumbra. Sin embargo, con el pasar del tiempo ocurren una serie de sucesos que conllevan a abandonarlo en la miseria de su alcoba.
Principalmente, es desamparado porque el presupuesto familiar se había reducido y además el agotamiento del trabajo diario los había obligado a desentenderse de Gregorio. Su hermana daba muestras de desprecio hacia él cada vez más, como consecuencia de la forma que había adoptado, y no aseaba su habitación.
Además, para alimentarlo le empujaba rápidamente la comida con sus pies, antes de irse a trabajar y no le preocupaba al momento de retirar la bandeja darse cuenta de que Gregorio no había probado la comida.
Gregorio se hundía en la tristeza y se había desganado, permanecía inmóvil en la oscuridad adaptándose a la suciedad de su habitación. Pero un nuevo personaje aparece para hacerse cargo de él, la asistenta. Al principio para referirse a él usaba términos que Gregorio consideraba improperios, como escarabajo, lo que le generaba irritación hasta llegar a querer enfrentarla de forma violenta, pero la asistenta no le temía.
Asimismo, se presentan otros tres personajes que son los inquilinos y que a raíz de su aparición se desencadena el final de la historia. El acontecimiento que origina la muerte de Gregorio ocurrió una noche cuando su hermana tocaba el violín en la sala para el disfruta de dichos inquilinos.
Gregorio se acercó al encuentro y su presencia causó conmoción, lo que generó la furia de los inquilinos e incluso de Greta. Ésta contundentemente expresó que Gregorio, quien ya no lo consideraba como su hermano, debía irse, así pues murió al día siguiente. En consecuencia, su familia comenzó una nueva vida sin él.