Eréndira estaba bañando a la abuela cuando empezó el viento de su desgracia."
Así es el tenor de la primera frase del la obra "La increíble y triste historia de la cándida Eréndira y de su abuela desalmada" de Gabriel García Márquez, el escritor colombiano, galardonado con el Premio Nobel de Literatura en 1982.
Eréndira es la nieta que había cumplido apenas los catorce años, vivía sólo con su abuela en un enorme mansión extraviada en el desierto. El único animal de plumas que puede sobrevivir allí era un avestruz raquítico. La nieta atentía a su abuela que necesitaba ayuda con todo, a causa de su grandeza e inmovilidad. Normalmente necesitaba dos horas cada día para arreglar la anciana. No podía caminar sin ser apoyada de la nieta. Eréndira era lánguida y de huesos tiernos y demasiado mansa por su edad. Era la sola sobreviviente, con la abuela, de la familia de origen legendaria contrabandista que se llamaba Amadís.
Eréndira no decía mucho a la abuela, por lo general solo:
"Sí, abuela."
El día en que empezó su desgracia la abuela vio que Eréndira se volvió a dormir caminando y le dijo a Eréndira, ella se excusó:
el cuento concluye cuando Eréndira iba corriendo contra el viento y ninguna voz de este mundo la podía detener. Ni siquiera la voz de Ulises.
Llego a tres conclusiones leyendo esto cuento. Primero que Gabriel García Márquez transmite mucho del ambiente colombiano - o latinoamericano, en sus textos. Segundo que el viento es un importante fenómeno para él.
Y tercero que la leyenda del contrabandista Amadís es un tema del autor. Creo que es posible conocer más de esto leyendo otras obras de García Márquez. Para mí los Amadis son nuevos, pero entiendo que es una saga familiar, aspecto relevante en diferentes ciclos de las obras de García Márquez. La versión más conocida en lengua de indios era que "Amadís, el padre, había rescatado a su hermosa mujer de un prostíbulo de las Antillas, donde mató a un hombre a cuchilladas, y la traspuso para siempre en la impunidad del desierto. Cuando los Amadís murieron, el uno de fiebres melancólicas, y el otro acribillado en un pleito de rivales, la mujer enterró los cadáveres en el patio".
Eréndira estaba bañando a la abuela cuando empezó el viento de su desgracia."
Así es el tenor de la primera frase del la obra "La increíble y triste historia de la cándida Eréndira y de su abuela desalmada" de Gabriel García Márquez, el escritor colombiano, galardonado con el Premio Nobel de Literatura en 1982.
Eréndira es la nieta que había cumplido apenas los catorce años, vivía sólo con su abuela en un enorme mansión extraviada en el desierto. El único animal de plumas que puede sobrevivir allí era un avestruz raquítico. La nieta atentía a su abuela que necesitaba ayuda con todo, a causa de su grandeza e inmovilidad. Normalmente necesitaba dos horas cada día para arreglar la anciana. No podía caminar sin ser apoyada de la nieta. Eréndira era lánguida y de huesos tiernos y demasiado mansa por su edad. Era la sola sobreviviente, con la abuela, de la familia de origen legendaria contrabandista que se llamaba Amadís.
Eréndira no decía mucho a la abuela, por lo general solo:
"Sí, abuela."
El día en que empezó su desgracia la abuela vio que Eréndira se volvió a dormir caminando y le dijo a Eréndira, ella se excusó:
el cuento concluye cuando Eréndira iba corriendo contra el viento y ninguna voz de este mundo la podía detener. Ni siquiera la voz de Ulises.
Llego a tres conclusiones leyendo esto cuento. Primero que Gabriel García Márquez transmite mucho del ambiente colombiano - o latinoamericano, en sus textos. Segundo que el viento es un importante fenómeno para él.
Y tercero que la leyenda del contrabandista Amadís es un tema del autor. Creo que es posible conocer más de esto leyendo otras obras de García Márquez. Para mí los Amadis son nuevos, pero entiendo que es una saga familiar, aspecto relevante en diferentes ciclos de las obras de García Márquez. La versión más conocida en lengua de indios era que "Amadís, el padre, había rescatado a su hermosa mujer de un prostíbulo de las Antillas, donde mató a un hombre a cuchilladas, y la traspuso para siempre en la impunidad del desierto. Cuando los Amadís murieron, el uno de fiebres melancólicas, y el otro acribillado en un pleito de rivales, la mujer enterró los cadáveres en el patio".