El 15 de setiembre los costarricenses celebramos un año más de independencia, lo que supone la recuperación de nuestra identidad étnica y cultural, así como la capacidad de elegir nuestro propio destino, y también elegir nuestros representantes de gobierno.
La independencia nos dio la oportunidad de lanzarnos a conquistar los derechos de cada ser humano de este país y así conseguir para todos la mayor libertad, bienestar, felicidad y oportunidades que habíamos perdido con la conquista.
No obstante, Costa Rica vive momentos difíciles porque el poder político ha sido incapaz de crear un país seguro, con estabilidad laboral, así como infraestructura productiva, más y mejor educación pública e instituciones modernas.
El desafío de Costa Rica y de este gobierno es definir el rumbo a seguir para alcanzar el crecimiento económico y con ello la creación de empleos y la prosperidad en el corto, mediano y largo plazos para el beneficio de sus habitantes.
El ambiente de negocios en Costa Rica se sustenta en una economía de libre mercado, y entre los principales factores que impiden el progreso de la economía costarricense hacia una mayor libertad económica se encuentran: la corrupción imperante, la ineficiencia de los servicios gubernamentales, y la falta de una reforma constitucional que ha sido vista con resistencia por parte de los intereses políticos.
Lograr la competitividad es un proceso a largo plazo y son las empresas las que generan las riquezas y las que deben ser productivas, pero estas requieren de un clima favorable para hacer los negocios, pese a que las decisiones del gobierno han sido lo contrario.
La competitividad de un país depende de la capacidad que tengan sus empresas para innovar y mejorar, y es la productividad la que permite mejorar la calidad de vida de la población (buenos salarios y rendimientos de capital y de recursos naturales).
A todas luces, Costa Rica necesita un gobierno que defina el presupuesto nacional dando prioridad al gasto social y a la inversión pública, adicionalmente encausando recursos para buscar soluciones a la inequidad social, y a la vez desactivando factores de violencia y muerte.
Nuestra lucha y nuestro desafío es el de construir un país con trabajo, justicia independiente, educación pública, solidaridad e igualdad de oportunidades para todos, un país que nos haga sentir orgullosos.
Esta claro que la declaración de la independencia es un acto concluido, definitivo y de efectos permanentes. A partir de ahí, nos corresponde como sociedad una modificación abierta, dinámica, de profunda voluntad transformadora y de indudable relevancia presente y futura.
Finalmente, Costa Rica celebra 191 años de vida independiente y pese a un sinfín de equivocaciones fortuitas algunas e intencionadas otras, siempre nos debe guiar la voz de la libertad, la dignidad, la solidaridad y que vivan siempre el trabajo y la paz.
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El 15 de setiembre los costarricenses celebramos un año más de independencia, lo que supone la recuperación de nuestra identidad étnica y cultural, así como la capacidad de elegir nuestro propio destino, y también elegir nuestros representantes de gobierno.
La independencia nos dio la oportunidad de lanzarnos a conquistar los derechos de cada ser humano de este país y así conseguir para todos la mayor libertad, bienestar, felicidad y oportunidades que habíamos perdido con la conquista.
No obstante, Costa Rica vive momentos difíciles porque el poder político ha sido incapaz de crear un país seguro, con estabilidad laboral, así como infraestructura productiva, más y mejor educación pública e instituciones modernas.
El desafío de Costa Rica y de este gobierno es definir el rumbo a seguir para alcanzar el crecimiento económico y con ello la creación de empleos y la prosperidad en el corto, mediano y largo plazos para el beneficio de sus habitantes.
El ambiente de negocios en Costa Rica se sustenta en una economía de libre mercado, y entre los principales factores que impiden el progreso de la economía costarricense hacia una mayor libertad económica se encuentran: la corrupción imperante, la ineficiencia de los servicios gubernamentales, y la falta de una reforma constitucional que ha sido vista con resistencia por parte de los intereses políticos.
Lograr la competitividad es un proceso a largo plazo y son las empresas las que generan las riquezas y las que deben ser productivas, pero estas requieren de un clima favorable para hacer los negocios, pese a que las decisiones del gobierno han sido lo contrario.
La competitividad de un país depende de la capacidad que tengan sus empresas para innovar y mejorar, y es la productividad la que permite mejorar la calidad de vida de la población (buenos salarios y rendimientos de capital y de recursos naturales).
A todas luces, Costa Rica necesita un gobierno que defina el presupuesto nacional dando prioridad al gasto social y a la inversión pública, adicionalmente encausando recursos para buscar soluciones a la inequidad social, y a la vez desactivando factores de violencia y muerte.
Nuestra lucha y nuestro desafío es el de construir un país con trabajo, justicia independiente, educación pública, solidaridad e igualdad de oportunidades para todos, un país que nos haga sentir orgullosos.
Esta claro que la declaración de la independencia es un acto concluido, definitivo y de efectos permanentes. A partir de ahí, nos corresponde como sociedad una modificación abierta, dinámica, de profunda voluntad transformadora y de indudable relevancia presente y futura.
Finalmente, Costa Rica celebra 191 años de vida independiente y pese a un sinfín de equivocaciones fortuitas algunas e intencionadas otras, siempre nos debe guiar la voz de la libertad, la dignidad, la solidaridad y que vivan siempre el trabajo y la paz.