Qué pasaba con los chicos y las clases en los días previos al 25 de Mayo? En Buenos Aires el regimiento de los Patricios había instalado su cuartel donde estaba el Colegio de San Carlos. O sea que los alumnos se quedaron sin aulas ni pizarrones. Y andaban de aquí para allá.
“¿Dónde estudiaremos?”, se preguntaban los alumnos por las calles de la capital. Primero los enviaron a un terreno que el colegio tenía fuera de la ciudad. Al lugar lo llamaban “la chacrita de los colegiales”. ¿Sabés dónde estaba ubicado? Donde hoy está el Cementerio de la Chacarita. Ahí permanecieron un par de años, hasta que se mudaron a la espaciosa casa de un rico vecino, don Riglos, que vivía al lado del Cabildo.
Las primeras letras se enseñaban en las parroquias. Lo básico: leer, escribir, sumar y restar. Y mucha religión. En el Colegio de San Carlos (el único de Buenos Aires) o el Montserrat (en Córdoba), se incorporaban otras materias. Como si fuera un secundario.
En general, las clases se impartían solo a los varones, aunque a partir de fines del siglo XVIII, y en algunas provincias, se establecieron escuelas para huérfanas y niñas. Los esclavizados afrodescendientes no podían recibir ninguna clase de enseñanza, excepto la cristiana, y solo una vez por semana.
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Qué pasaba con los chicos y las clases en los días previos al 25 de Mayo? En Buenos Aires el regimiento de los Patricios había instalado su cuartel donde estaba el Colegio de San Carlos. O sea que los alumnos se quedaron sin aulas ni pizarrones. Y andaban de aquí para allá.
“¿Dónde estudiaremos?”, se preguntaban los alumnos por las calles de la capital. Primero los enviaron a un terreno que el colegio tenía fuera de la ciudad. Al lugar lo llamaban “la chacrita de los colegiales”. ¿Sabés dónde estaba ubicado? Donde hoy está el Cementerio de la Chacarita. Ahí permanecieron un par de años, hasta que se mudaron a la espaciosa casa de un rico vecino, don Riglos, que vivía al lado del Cabildo.
Las primeras letras se enseñaban en las parroquias. Lo básico: leer, escribir, sumar y restar. Y mucha religión. En el Colegio de San Carlos (el único de Buenos Aires) o el Montserrat (en Córdoba), se incorporaban otras materias. Como si fuera un secundario.
En general, las clases se impartían solo a los varones, aunque a partir de fines del siglo XVIII, y en algunas provincias, se establecieron escuelas para huérfanas y niñas. Los esclavizados afrodescendientes no podían recibir ninguna clase de enseñanza, excepto la cristiana, y solo una vez por semana.