La Gran Depresión, también conocida como la Crisis de 1929, fue una gran crisis financiera mundial que se prolongó durante la década de 1930, en los años previos a la Segunda Guerra Mundial.
Explicación:
En Europa, la economía acabó por colapsar en 1931 cuando el sistema bancario germano (Austria y Alemania) acabó paralizado, contagiando a las economías de otros países del continente. Solo de 1929 a 1932 el PIB de Estados Unidos cayó 32.5% de manera acumulada, el de Alemania 23%, el de Francia 14% y el de Reino Unido 5%
[en otros tiempos]
Tras varios intentos fallidos por superar la crisis de sus finanzas, la Hacienda del reino de Mallorca quebró finalmente en 1405. En los años anteriores se habían desplomado muchas bancas privadas en Barcelona, Valencia y la misma Mallorca, pero ahora no se trataba ya del hundimiento de entidades financieras particulares, sino de la bancarrota de todo un reino. La quiebra no solo obligó a consignar todos los ingresos fiscales de la isla al pago de los intereses de la deuda y a su amortización, sino que dejó en manos de los acreedores, en su inmensa mayoría barceloneses, la centralización del producto fiscal recaudado y la supervisión del pago de los intereses y de la gestión en general de la deuda pública.
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Respuesta:
La Gran Depresión, también conocida como la Crisis de 1929, fue una gran crisis financiera mundial que se prolongó durante la década de 1930, en los años previos a la Segunda Guerra Mundial.
Explicación:
En Europa, la economía acabó por colapsar en 1931 cuando el sistema bancario germano (Austria y Alemania) acabó paralizado, contagiando a las economías de otros países del continente. Solo de 1929 a 1932 el PIB de Estados Unidos cayó 32.5% de manera acumulada, el de Alemania 23%, el de Francia 14% y el de Reino Unido 5%
[en otros tiempos]
Tras varios intentos fallidos por superar la crisis de sus finanzas, la Hacienda del reino de Mallorca quebró finalmente en 1405. En los años anteriores se habían desplomado muchas bancas privadas en Barcelona, Valencia y la misma Mallorca, pero ahora no se trataba ya del hundimiento de entidades financieras particulares, sino de la bancarrota de todo un reino. La quiebra no solo obligó a consignar todos los ingresos fiscales de la isla al pago de los intereses de la deuda y a su amortización, sino que dejó en manos de los acreedores, en su inmensa mayoría barceloneses, la centralización del producto fiscal recaudado y la supervisión del pago de los intereses y de la gestión en general de la deuda pública.