El Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua define civilización como «conjunto de ideas, creencias religiosas, ciencias, artes y costumbres que forman y caracterizan el estado social de un pueblo o de una raza». Tal definición da idea del concepto que se quiere expresar, pero falla al referirse a lo racial. Ciertamente, la civilización no se refiere a un individuo, sino a una colectividad, bien sea un pueblo (civilización eslava), una nación (civilización española), un grupo religioso (civilización cristiana), un grupo lingüístico (civilización árabe), una serie de pueblos de una determinada área geográfica (civilización europea), pero no una raza, que es sólo el presupuesto biológico primero. No existe una civilización blanca o amarilla, ni tampoco puede hablarse de raza europea o española, aunque con frecuencia circulen estos términos por influencia de doctrinas racistas.
Por Carlos R. Eguía*
Concepto de civilización
Etimológicamente la voz civilización procede del latín civis, ciudadano, vocablo que alude y designa al habitante de una ciudad, en contraposición a los pobladores de los campos, denominados rura. Pero en el Derecho romano se amplía el nombre de ciudadano (en el año 212) a todos los habitantes del Imperio, incluidas las provincias, sin distinguir entre los del campo y la ciudad. No obstante esta identificación jurídica, se diferencian por sus costumbres, grado de instrucción, honores, etc., los pobladores de ciudades y los del campo, existiendo también matices entre los primeros, según su status social, económico, etc. Quedan excluidos del derecho de ciudadanía los esclavos y los hombres libres sin status civitatis. Los que recibían el derecho de ciudadanía se llamaban ciudadanos y disfrutaban de derechos públicos y del ius civile.
La existencia del ciudadano supone, ciertamente, la de la ciudad, en latín civitas. La civilitas, equivalente a urbanitas, se interpreta como el modo de ser propio de la ciudad y de sus habitantes, con arreglo a unas normas.
De civilitas deriva la palabra italiana civiltà, con el mismo significado que la española civilización, pues a pesar de los distintos significados de esta palabra, casi todos coinciden en su referencia a la ciudad. Durante mucho tiempo, desde el siglo XVII, el adjetivo civilizado era sinónimo de pulido, instruido, educado; desde el siglo XVIII, ilustrado. En este sentido se usan en francés e inglés los adjetivos poli y polished respectivamente, derivados a su vez del griego polis (ciudad). Con un significado de sociable, urbano, atento, se emplea en español la palabra civil, procedente del latín civilis. Significado parecido a sociabilidad, urbanidad, tienen los términos civilidad y civismo.
Han sido los franceses los primeros en emplear el término civilización (civilisation), derivado del verbo civilizar (civiliser), en el sentido de progreso material, intelectual, social, etc. Voltaire fue quien, en Le Siècle de Louis XIV (1751), se refirió antes que nadie a una civilización de época. Condorcet, en 1787, alude a la civilización como remedio contra la guerra, la esclavitud y la miseria. Estos y otros autores hablan de civilización como lo más opuesto a barbarie, concepto que adquiere gran estima hasta finalizar el siglo XVIIl. Marx y Engels, en su Manifiesto del Partido Comunista (1848) entienden por civilización medios de subsistencia. Ya en el siglo XX, Ferdinand Tönnies y Alfred Weber engloban bajo el término civilización todos los medios que permiten al hombre obrar sobre la naturaleza.
Tal definición da idea del concepto que se quiere expresar, pero falla al referirse a lo racial. Ciertamente, la civilización no se refiere a un individuo, sino a una colectividad, bien sea un pueblo (civilización eslava), una nación (civilización española), un grupo religioso (civilización cristiana), un grupo lingüístico (civilización árabe), una serie de pueblos de una determinada área geográfica (civilización europea), pero no una raza, que es sólo el presupuesto biológico primero. No existe una civilización blanca o amarilla, ni tampoco puede hablarse de raza europea o española, aunque con frecuencia circulen estos términos por influencia de doctrinas racistas.
En líneas generales puede entenderse por civilización, en un sentido amplio, la manifestación extensiva de la actividad humana, colectivamente considerada. Para E. Weber, civilización es equivalente de cultura material o conjunto de medios materiales y externos que utiliza el hombre. En este orden de ideas se encuentra la mayor parte de los autores que han estudiado el fenómeno de civilización, que tienden a usar el término cultura para aludir a las realizaciones más íntimas y vitales del progresar humano y el término civilización para referirse a los aspectos más técnicos y exteriores. Es también frecuente considerar la civilización como la última fase del proceso cultural, de tal modo que éste desemboca siempre en la civilización.
CIVILIZACIÓN Y CULTURA
El Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua define civilización como «conjunto de ideas, creencias religiosas, ciencias, artes y costumbres que forman y caracterizan el estado social de un pueblo o de una raza». Tal definición da idea del concepto que se quiere expresar, pero falla al referirse a lo racial. Ciertamente, la civilización no se refiere a un individuo, sino a una colectividad, bien sea un pueblo (civilización eslava), una nación (civilización española), un grupo religioso (civilización cristiana), un grupo lingüístico (civilización árabe), una serie de pueblos de una determinada área geográfica (civilización europea), pero no una raza, que es sólo el presupuesto biológico primero. No existe una civilización blanca o amarilla, ni tampoco puede hablarse de raza europea o española, aunque con frecuencia circulen estos términos por influencia de doctrinas racistas.
Por Carlos R. Eguía*
Concepto de civilización
Etimológicamente la voz civilización procede del latín civis, ciudadano, vocablo que alude y designa al habitante de una ciudad, en contraposición a los pobladores de los campos, denominados rura. Pero en el Derecho romano se amplía el nombre de ciudadano (en el año 212) a todos los habitantes del Imperio, incluidas las provincias, sin distinguir entre los del campo y la ciudad. No obstante esta identificación jurídica, se diferencian por sus costumbres, grado de instrucción, honores, etc., los pobladores de ciudades y los del campo, existiendo también matices entre los primeros, según su status social, económico, etc. Quedan excluidos del derecho de ciudadanía los esclavos y los hombres libres sin status civitatis. Los que recibían el derecho de ciudadanía se llamaban ciudadanos y disfrutaban de derechos públicos y del ius civile.
La existencia del ciudadano supone, ciertamente, la de la ciudad, en latín civitas. La civilitas, equivalente a urbanitas, se interpreta como el modo de ser propio de la ciudad y de sus habitantes, con arreglo a unas normas.
De civilitas deriva la palabra italiana civiltà, con el mismo significado que la española civilización, pues a pesar de los distintos significados de esta palabra, casi todos coinciden en su referencia a la ciudad. Durante mucho tiempo, desde el siglo XVII, el adjetivo civilizado era sinónimo de pulido, instruido, educado; desde el siglo XVIII, ilustrado. En este sentido se usan en francés e inglés los adjetivos poli y polished respectivamente, derivados a su vez del griego polis (ciudad). Con un significado de sociable, urbano, atento, se emplea en español la palabra civil, procedente del latín civilis. Significado parecido a sociabilidad, urbanidad, tienen los términos civilidad y civismo.
Han sido los franceses los primeros en emplear el término civilización (civilisation), derivado del verbo civilizar (civiliser), en el sentido de progreso material, intelectual, social, etc. Voltaire fue quien, en Le Siècle de Louis XIV (1751), se refirió antes que nadie a una civilización de época. Condorcet, en 1787, alude a la civilización como remedio contra la guerra, la esclavitud y la miseria. Estos y otros autores hablan de civilización como lo más opuesto a barbarie, concepto que adquiere gran estima hasta finalizar el siglo XVIIl. Marx y Engels, en su Manifiesto del Partido Comunista (1848) entienden por civilización medios de subsistencia. Ya en el siglo XX, Ferdinand Tönnies y Alfred Weber engloban bajo el término civilización todos los medios que permiten al hombre obrar sobre la naturaleza.
Tal definición da idea del concepto que se quiere expresar, pero falla al referirse a lo racial. Ciertamente, la civilización no se refiere a un individuo, sino a una colectividad, bien sea un pueblo (civilización eslava), una nación (civilización española), un grupo religioso (civilización cristiana), un grupo lingüístico (civilización árabe), una serie de pueblos de una determinada área geográfica (civilización europea), pero no una raza, que es sólo el presupuesto biológico primero. No existe una civilización blanca o amarilla, ni tampoco puede hablarse de raza europea o española, aunque con frecuencia circulen estos términos por influencia de doctrinas racistas.
En líneas generales puede entenderse por civilización, en un sentido amplio, la manifestación extensiva de la actividad humana, colectivamente considerada. Para E. Weber, civilización es equivalente de cultura material o conjunto de medios materiales y externos que utiliza el hombre. En este orden de ideas se encuentra la mayor parte de los autores que han estudiado el fenómeno de civilización, que tienden a usar el término cultura para aludir a las realizaciones más íntimas y vitales del progresar humano y el término civilización para referirse a los aspectos más técnicos y exteriores. Es también frecuente considerar la civilización como la última fase del proceso cultural, de tal modo que éste desemboca siempre en la civilización.