Todos nosotros mismos es responsable de la manera como va transitando y creando por su propia vida.
El poder conseguir nuestros propios fines y nuestras propias metas es dependiente de bastante diferentes componentes, sin embargo el primordial de todos ellos es ser conscientes de la responsabilidad que poseemos sobre nuestras vidas, sobre nuestro confort y sobre nuestra felicidad personal.
Es común buscar las causas de nuestra infelicidad fuera de nosotros mismos. Tendemos a culpar a fuerzas externas de nuestros propios sentimientos y ocupaciones. No obstante, ocasionalmente nos preguntamos ¿Por qué he decidido actuar o reaccionar de determinada manera?
Yo soy responsable.
La felicidad y la verdadera independencia permanecen en nosotros mismos, y llegan únicamente una vez que asumimos la plena responsabilidad de lo que somos y de qué deseamos. En tanto continuemos culpando a los otros de lo cual nos pasa, va a ser imposible modificar nuestra propia conducta.
La responsabilidad implica admitir de manera incondicional que nuestra felicidad es dependiente únicamente y exclusivamente de nosotros mismos. Llegar a esta conclusión, necesita de mucho trabajo y de madurez. Supone que no vamos a hacer depender nuestra felicidad del producido de que otros nos quieran o no, cumplan nuestros propios anhelos o no, actúen de la manera que creemos más apropiada o no, o nos presten o no la atención que consideramos nos merecemos.
Frecuentemente las conductas de los otros tienen la posibilidad de producirnos tristeza, enojo, coraje, frustración, no obstante ¿hasta qué punto vamos a dejar que aquel comportamiento nos afecte?
Todos tenemos la posibilidad de escoger libremente qué hacer con nuestra vida, hacia dónde dirigirnos, con quienes deseamos estar, qué deseamos ser. Ser responsable implica dictaminar sobre cuáles son las actividades más idóneas para lograr nuestros propios fines, significa ser proactivos, tomar la idea.
Actuar de manera responsable lleva consigo el dictaminar y aceptar los valores acorde a los cuales queremos vivir. Los valores, o sea, los puntos que realmente nos motivan, nos impulsan en nuestra vida, influyen decisivamente sobre nuestra forma de comportarnos y sobre nuestro sentido de totalidad. Somos íntegros una vez que lo que consideramos, lo cual mencionamos y, más que nada, lo cual hacemos, resulta coherente con nuestros propios valores.
Recordemos constantemente, que nadie, puede privarnos de nuestra independencia interior para interpretar y pensar como queramos. Todo es cuestión de tomar conciencia, ejercer nuestra plena responsabilidad sobre este suceso y, lo de mayor relevancia, querer modificar y comprometerse con aquel cambio.
Respuesta:
Buenas noches estimado usuario.
Todos nosotros mismos es responsable de la manera como va transitando y creando por su propia vida.
El poder conseguir nuestros propios fines y nuestras propias metas es dependiente de bastante diferentes componentes, sin embargo el primordial de todos ellos es ser conscientes de la responsabilidad que poseemos sobre nuestras vidas, sobre nuestro confort y sobre nuestra felicidad personal.
Es común buscar las causas de nuestra infelicidad fuera de nosotros mismos. Tendemos a culpar a fuerzas externas de nuestros propios sentimientos y ocupaciones. No obstante, ocasionalmente nos preguntamos ¿Por qué he decidido actuar o reaccionar de determinada manera?
Yo soy responsable.
La felicidad y la verdadera independencia permanecen en nosotros mismos, y llegan únicamente una vez que asumimos la plena responsabilidad de lo que somos y de qué deseamos. En tanto continuemos culpando a los otros de lo cual nos pasa, va a ser imposible modificar nuestra propia conducta.
La responsabilidad implica admitir de manera incondicional que nuestra felicidad es dependiente únicamente y exclusivamente de nosotros mismos. Llegar a esta conclusión, necesita de mucho trabajo y de madurez. Supone que no vamos a hacer depender nuestra felicidad del producido de que otros nos quieran o no, cumplan nuestros propios anhelos o no, actúen de la manera que creemos más apropiada o no, o nos presten o no la atención que consideramos nos merecemos.
Frecuentemente las conductas de los otros tienen la posibilidad de producirnos tristeza, enojo, coraje, frustración, no obstante ¿hasta qué punto vamos a dejar que aquel comportamiento nos afecte?
Todos tenemos la posibilidad de escoger libremente qué hacer con nuestra vida, hacia dónde dirigirnos, con quienes deseamos estar, qué deseamos ser. Ser responsable implica dictaminar sobre cuáles son las actividades más idóneas para lograr nuestros propios fines, significa ser proactivos, tomar la idea.
Actuar de manera responsable lleva consigo el dictaminar y aceptar los valores acorde a los cuales queremos vivir. Los valores, o sea, los puntos que realmente nos motivan, nos impulsan en nuestra vida, influyen decisivamente sobre nuestra forma de comportarnos y sobre nuestro sentido de totalidad. Somos íntegros una vez que lo que consideramos, lo cual mencionamos y, más que nada, lo cual hacemos, resulta coherente con nuestros propios valores.
Recordemos constantemente, que nadie, puede privarnos de nuestra independencia interior para interpretar y pensar como queramos. Todo es cuestión de tomar conciencia, ejercer nuestra plena responsabilidad sobre este suceso y, lo de mayor relevancia, querer modificar y comprometerse con aquel cambio.