Lycaenops, un gorgonopsio, grupo que desapareció en la Gran Mortandad.
La extinción masiva del Pérmico-Triásico (PT), llamada también de manera informal la Gran Mortandad,[1] fue una extinción masiva ocurrida hace aproximadamente 250 millones de años[2] y define el límite entre los períodos Pérmico y Triásico. Ha sido la mayor extinción ocurrida en la Tierra. En ella desaparecieron aproximadamente el 95 % de las especies marinas[3] y el 70 % de las especies de vertebrados terrestres.[4] Con tan poca biodiversidad resultante, la vida tardó mucho tiempo en recuperarse. Numerosas ramas evolutivas del árbol de la vida fueron cercenadas, dejando muy pocos representantes disponibles para repoblar el planeta.[3] Durante largo tiempo la Tierra solo fue un páramo desértico dominado por los hongos.
Las causas de la hecatombe biológica aún son desconocidas para la ciencia. Compiten varias hipótesis: un vulcanismo extremo,[5] un impacto de un asteroide de gran tamaño, la explosión de una supernova[cita requerida] cercana y la liberación de ingentes cantidades de gases de invernadero atrapadas en los fondos oceánicos en forma de hidratos de metano. El problema dista mucho de estar cerrado, pero conociendo la gran resistencia de la vida en la Tierra, para producir semejante nivel de destrucción las especies debieron haberse visto atacadas desde varios frentes. Por ello, actualmente se cree en la posibilidad de una confluencia de factores que convergieron en el tiempo para producir el que, con gran diferencia, fue el evento de extinción y destrucción sobre la biosfera más devastador que la Tierra haya conocido
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Lycaenops, un gorgonopsio, grupo que desapareció en la Gran Mortandad.
La extinción masiva del Pérmico-Triásico (PT), llamada también de manera informal la Gran Mortandad,[1] fue una extinción masiva ocurrida hace aproximadamente 250 millones de años[2] y define el límite entre los períodos Pérmico y Triásico. Ha sido la mayor extinción ocurrida en la Tierra. En ella desaparecieron aproximadamente el 95 % de las especies marinas[3] y el 70 % de las especies de vertebrados terrestres.[4] Con tan poca biodiversidad resultante, la vida tardó mucho tiempo en recuperarse. Numerosas ramas evolutivas del árbol de la vida fueron cercenadas, dejando muy pocos representantes disponibles para repoblar el planeta.[3] Durante largo tiempo la Tierra solo fue un páramo desértico dominado por los hongos.
Las causas de la hecatombe biológica aún son desconocidas para la ciencia. Compiten varias hipótesis: un vulcanismo extremo,[5] un impacto de un asteroide de gran tamaño, la explosión de una supernova[cita requerida] cercana y la liberación de ingentes cantidades de gases de invernadero atrapadas en los fondos oceánicos en forma de hidratos de metano. El problema dista mucho de estar cerrado, pero conociendo la gran resistencia de la vida en la Tierra, para producir semejante nivel de destrucción las especies debieron haberse visto atacadas desde varios frentes. Por ello, actualmente se cree en la posibilidad de una confluencia de factores que convergieron en el tiempo para producir el que, con gran diferencia, fue el evento de extinción y destrucción sobre la biosfera más devastador que la Tierra haya conocido