Los israelitas vivieron en el monte Sinaí por un año, luego la nube se alejó del tabernáculo y los israelitas la siguieron por el desierto. Los sacerdotes llevaban el arca del testimonio adelante. Jesús les dijo que de esa manera los guiaría a la tierra prometida.
Números 10:11–12, 33–34; Exodo 3:17
Los israelitas siguieron a Moisés, pero a ellos no les gustó el desierto. No estaban felices y se arrepentían de haber salido de Egipto.
Números 10:13; 11:1–5
Jesús les mandó maná, pero la gente estaba cansada de comer maná y querían carne, por lo que Jesús les mandó codornices.
Números 11:4–9, 18, 31–33
Los israelitas llegaron a la tierra de Canaán, que era la tierra prometida, y Moisés envió 12 espías.
Números 13:2–3
Los espías volvieron trayendo muchas clases de frutas y diciendo que la tierra era muy buena, pero algunos de los espías temían a la gente de Canaán, pues eran grandes y fuertes y vivían en grandes ciudades con murallas a su alrededor.
Números 13:21–31
Los israelitas escucharon a los espías y tuvieron miedo, pues pensaron que no podrían capturar la tierra de Canaán y se enojaron con Moisés. Ellos querían regresar a Egipto, pues no tenían fe en Dios.
Números 14:1–4
Jesús se enojó con los israelitas y le dijo a Moisés que no le ayudaría más. Moisés le pidió que los perdonara y Jesús los perdonó, pero no les permitió ir a la tierra prometida. Le dijo a Moisés que los llevara de regreso al desierto.
Números 14:11–25
Dios les dijo que debían vivir en el desierto durante 40 años; los israelitas más viejos no tenían fe en Dios y morirían en el desierto, pero sus hijos crecerían e irían a la tierra prometida. Los israelitas regresaron al desierto.
Números 14:23, 29–34; Deuteronomio 2:1
Un día, los israelitas no tenían agua; estaban sedientos y le dijeron a Moisés que querían agua.
Números 20:2–5
Jesús dijo a Moisés cómo obtener agua, y Moisés golpeó una roca dos veces con su vara. El agua brotó de la roca y la gente pudo beber.
Números 20:6–11
Moisés guió a la gente por el desierto durante 40 años enseñándoles los mandamientos de Dios.
Números 14:33–34; Deuteronomio
Cuando Moisés tenía 120 años, Dios le dijo que fuera a una montaña desde donde vio la tierra de Canaán, que era la tierra que Dios había prometido a los israelitas. Luego Dios se llevó a Moisés al cielo.
Los israelitas vivieron en el monte Sinaí por un año, luego la nube se alejó del tabernáculo y los israelitas la siguieron por el desierto. Los sacerdotes llevaban el arca del testimonio adelante. Jesús les dijo que de esa manera los guiaría a la tierra prometida.
Números 10:11–12, 33–34; Exodo 3:17
Los israelitas siguieron a Moisés, pero a ellos no les gustó el desierto. No estaban felices y se arrepentían de haber salido de Egipto.
Números 10:13; 11:1–5
Jesús les mandó maná, pero la gente estaba cansada de comer maná y querían carne, por lo que Jesús les mandó codornices.
Números 11:4–9, 18, 31–33
Los israelitas llegaron a la tierra de Canaán, que era la tierra prometida, y Moisés envió 12 espías.
Números 13:2–3
Los espías volvieron trayendo muchas clases de frutas y diciendo que la tierra era muy buena, pero algunos de los espías temían a la gente de Canaán, pues eran grandes y fuertes y vivían en grandes ciudades con murallas a su alrededor.
Números 13:21–31
Los israelitas escucharon a los espías y tuvieron miedo, pues pensaron que no podrían capturar la tierra de Canaán y se enojaron con Moisés. Ellos querían regresar a Egipto, pues no tenían fe en Dios.
Números 14:1–4
Jesús se enojó con los israelitas y le dijo a Moisés que no le ayudaría más. Moisés le pidió que los perdonara y Jesús los perdonó, pero no les permitió ir a la tierra prometida. Le dijo a Moisés que los llevara de regreso al desierto.
Números 14:11–25
Dios les dijo que debían vivir en el desierto durante 40 años; los israelitas más viejos no tenían fe en Dios y morirían en el desierto, pero sus hijos crecerían e irían a la tierra prometida. Los israelitas regresaron al desierto.
Números 14:23, 29–34; Deuteronomio 2:1
Un día, los israelitas no tenían agua; estaban sedientos y le dijeron a Moisés que querían agua.
Números 20:2–5
Jesús dijo a Moisés cómo obtener agua, y Moisés golpeó una roca dos veces con su vara. El agua brotó de la roca y la gente pudo beber.
Números 20:6–11
Moisés guió a la gente por el desierto durante 40 años enseñándoles los mandamientos de Dios.
Números 14:33–34; Deuteronomio
Cuando Moisés tenía 120 años, Dios le dijo que fuera a una montaña desde donde vio la tierra de Canaán, que era la tierra que Dios había prometido a los israelitas. Luego Dios se llevó a Moisés al cielo.