October 2023 2 7 Report
QUE MENSAJE NOS DEJA LA LEYENDAAA???
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La leyenda cuenta que Crespín era un hombre bueno y trabajador. Su vida era tranquila, pero tenía una esposa llamada Durmisa que le gustaba mucho las fiestas, la música y sobre todo el baile. Cada vez que se enteraba de alguna fiesta, asistía, y bailaba hasta el amanecer.  Un año de abundante cosecha, Crespín tuvo que trabajar de sol a sol para poder terminar la siega y la trilla. Los días parecían eternos para él pero debía terminar de trabajar lo más pronto posible. Una tarde llegó a su rancho muy cansado y enfermo debido al esfuerzo que demandaba su tarea laboral, y Durmisa no le prestó atención ya que se encontraba bailando una danza.  Crespín seguía convaleciente y le pidió a su esposa que vaya al pueblo en busca de medicinas para que se pueda sentir mejor y así terminar de trabajar al día siguiente en la cosecha. Durmisa siguió bailando, pero por un momento se detuvo y se fue hacia el pueblo por los medicamentos, pero en el camino vio que en un lugar estaban de fiesta donde los vecinos del pueblo celebraban el fin de la temporada de la cosecha, entre bailes y bebidas. La esposa de Crespín no pudo contenerse y se quedó a bailar entre la multitud en el momento que escuchó que sonaba una zamba.  Entre bailes y más bailes, Durmisa se olvidó de su esposo enfermo. Luego de varias horas, unos vecinos que conocían a Crespín se acercaron a ella para avisarle que tenía que volver al rancho a ver a su esposo ya que se encontraba moribundo, pero ella les respondió que la vida es corta para bailar y larga para llorar, y siguió bailando sin preocupación alguna.  Cuando terminó la gran fiesta, ya al amanecer, Durmisa regresó a su hogar y no encontró a Crespín, lo buscó desesperada gritando ¡Crespín…Crespín!, y su esposo no respondía, no estaba allí. No se conformó en buscarlo en su hogar así que partió hacia los trigales, invadida por el remordimiento, y ya con poco aliento seguía llamándolo a su esposo, en un momento ya se sentía sin voz, y le suplicó a Dios que le diera alas para facilitar su búsqueda, sin saber que Crespín ya había muerto y unos vecinos solidarios lo habían velado y enterrado. Es por ello que la leyenda chaqueña cuenta que a Durmisa le crecieron alas y se convirtió en un solitario pájaro que sigue buscando a su pareja, y en su canto exclama: ¡Cres...pín...Cres...pín! ​

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