que huellas, fuentes u objetos han permitido reconstruir el periodo colonial y republicano tanto de america como de colombia doy 5 estrellas y una corona
preciación inútil como también la hecha sobre Venezuela, otro emporio de caudillismo tropical. La indecisión entre autoritarismo colonial y modernidad tendría explicación común en la huella aún clara de una metrópoli donde no hubo renacimiento, reforma, ilustración ni revolución y donde, como el movimiento comunero, han abortado los intentos por definir la oscilación entre oscurantismo y racionalismo. Como indefinidas sus guerras en el siglo pasado o este, con causas y efectos paralelos con las nuestras. El franquismo mutiló el proyecto republicano de poner a España en la hora europea , y un delfín de Fraga sucede a González. La ilustración borbónica fue tímida; aquí se distrajo con la independencia; Bolívar se fue abrumado por la escolástica bartolina de la contrarreforma. Con medidas progresistas como la abolición de la esclavitud, había vencido la pacificación, inicialmente bienvenida, pero luego rechazada por su brutalidad, lección para quienes aplauden ahora políticas de sangre y fuego.
Las frustraciones de la madurez colombiana no se reducen a la derrota del radicalismo. Hay la frustración de la república liberal, de Gaitán, del MRL, del populismo anapista, de Galán y ahora de la demagogia contra el neoliberalismo gavirista, sepultada en el escándalo. Todo sumado ha postergado el desarrollo social por cuenta de fundamentalismos, no solo del poder sino de tentativas anticoloniales como la izquierdista. La imposición no ha sido desplazada por soluciones deliberativas, sin que en eso haya distinción entre liberalismo y conservatismo, ya que en ambos ha predominado la reacción.
Verdad sobre el subdesarrollo no existe precisamente porque es inautenticidad mental. Pero acudiendo a categorías aceptadas en otras partes, la pregunta es por qué en el trópico y el hemisferio meridional no se han dado procesos socioeconómicos determinantes de lo que hoy se presenta como progreso. Hernán Echavarría atribuye a pereza la abulia productiva, disculpando fallas políticas debidas a inercias coloniales, como burocratismo, centralismo, exacción, parasitismo, obsecuencia con el poder externo, de la cual el manejo del narcotráfico o el agente intruso son pruebas recurrentes. El progreso tiene un sujeto. Aquí los que han tenido la oportunidad no han sido capaces de generarlo porque el colonizado es heterónomo y no autónomo.
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no se si esto te sirva
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preciación inútil como también la hecha sobre Venezuela, otro emporio de caudillismo tropical. La indecisión entre autoritarismo colonial y modernidad tendría explicación común en la huella aún clara de una metrópoli donde no hubo renacimiento, reforma, ilustración ni revolución y donde, como el movimiento comunero, han abortado los intentos por definir la oscilación entre oscurantismo y racionalismo. Como indefinidas sus guerras en el siglo pasado o este, con causas y efectos paralelos con las nuestras. El franquismo mutiló el proyecto republicano de poner a España en la hora europea , y un delfín de Fraga sucede a González. La ilustración borbónica fue tímida; aquí se distrajo con la independencia; Bolívar se fue abrumado por la escolástica bartolina de la contrarreforma. Con medidas progresistas como la abolición de la esclavitud, había vencido la pacificación, inicialmente bienvenida, pero luego rechazada por su brutalidad, lección para quienes aplauden ahora políticas de sangre y fuego.
Las frustraciones de la madurez colombiana no se reducen a la derrota del radicalismo. Hay la frustración de la república liberal, de Gaitán, del MRL, del populismo anapista, de Galán y ahora de la demagogia contra el neoliberalismo gavirista, sepultada en el escándalo. Todo sumado ha postergado el desarrollo social por cuenta de fundamentalismos, no solo del poder sino de tentativas anticoloniales como la izquierdista. La imposición no ha sido desplazada por soluciones deliberativas, sin que en eso haya distinción entre liberalismo y conservatismo, ya que en ambos ha predominado la reacción.
Verdad sobre el subdesarrollo no existe precisamente porque es inautenticidad mental. Pero acudiendo a categorías aceptadas en otras partes, la pregunta es por qué en el trópico y el hemisferio meridional no se han dado procesos socioeconómicos determinantes de lo que hoy se presenta como progreso. Hernán Echavarría atribuye a pereza la abulia productiva, disculpando fallas políticas debidas a inercias coloniales, como burocratismo, centralismo, exacción, parasitismo, obsecuencia con el poder externo, de la cual el manejo del narcotráfico o el agente intruso son pruebas recurrentes. El progreso tiene un sujeto. Aquí los que han tenido la oportunidad no han sido capaces de generarlo porque el colonizado es heterónomo y no autónomo.