El mundo del trabajo argentino (tanto las empresas como, particularmente, el conjunto los trabajadores) se vería gravemente afectado durante los años que duró la guerra.2 Ya poco antes del conflicto se percibían signos evidentes de desaceleración de la economía argentina. Cuando comenzó la guerra, en agosto de 1914, el país arrastraba el fracaso de la cosecha de granos del año anterior y la disminución de la entrada de capitales extranjeros debido a las restricciones monetarias impuestas por Europa, así como por el reembolso de intereses y amortizaciones de sus capitales en nuestro país y en el resto de Latinoamérica.3 Hacia 1914 el PBI cayó un 10%; la inversión externa, un 30%; y la baja del comercio exterior superaba un 20%. Los gremialistas de la Confederación Obrera de la República Argentina (CORA) percibieron rápidamente los efectos negativos de esta situación y advertían: "La actual crisis económica, la desocupación... Benefician enormemente la explotación capitalista, colocando a la clase obrera en una situación desventajosa y en vías de perder una a una las mejoras alcanzadas".4
En este contexto negativo, el estallido de la guerra agudizó profundamente la crisis de la economía argentina, al incentivar la salida de las reservas de oro, con la consecuente reducción del capital circulante, el cese de la inversión extranjera y la pérdida de la capacidad de embarque, así como la caída de las exportaciones de grano y las importaciones, que en 1918 representaron la mitad de las de 1910. No obstante, la balanza comercial se recuperó con cierta rapidez debido a la fuerte demanda de carnes congeladas por parte de Gran Bretaña y por la mencionada caída espectacular de las importaciones. Pero los precios de los artículos importados aumentaron más que los de exportación, lo que empeoró los términos de intercambio para nuestro país. Además, consecuentemente se redujeron de manera sustancial los niveles de recaudación de las arcas fiscales, debido a la caída de los gravámenes provenientes del comercio exterior.
Si bien es cierto que en pocos años la caída de las importaciones encaminaría un relativo proceso de sustitución de productos industriales (alimentación, metalurgia liviana, vestido), lo que a su vez provocaría un crecimiento moderado de la industria nacional y una mayor participación de esta en el producto bruto, durante la guerra la pronunciada caída de las importaciones de insumos provenientes principalmente de Gran Bretaña, como el carbón de piedra, los combustibles, las maquinarias y equipos, afectó de manera ostensible a algunas ramas de la industria argentina, especialmente la metalurgia, que dependía de la afluencia de dichos insumos. Entre los años 1913 y 1918 la importación de combustibles se redujo un 60%, los artefactos de hierro y otros metales la mitad, mientras que la entrada de maquinarias y vehículos cayó en torno a un 80% (DORFMAN, 1970: 324). Lógicamente esta coyuntura contribuyó a que el PBI se contrajera a un ritmo del 8,1 % anual entre 1913 y 1917
(el PDF de ahi lo podes leer para mas informacion)
Embarque de carne congelada en el puerto de Buenos Aires. Si bien la guerra deterioró las exportaciones, sobre todo las de cereales que eran las más importantes, impulsó las de algunos rubros, como la carne y sus derivados. 1910. En 1914 la Argentina poseía la economía más grande de América Latina.
Respuesta:
Explicación:
El mundo del trabajo argentino (tanto las empresas como, particularmente, el conjunto los trabajadores) se vería gravemente afectado durante los años que duró la guerra.2 Ya poco antes del conflicto se percibían signos evidentes de desaceleración de la economía argentina. Cuando comenzó la guerra, en agosto de 1914, el país arrastraba el fracaso de la cosecha de granos del año anterior y la disminución de la entrada de capitales extranjeros debido a las restricciones monetarias impuestas por Europa, así como por el reembolso de intereses y amortizaciones de sus capitales en nuestro país y en el resto de Latinoamérica.3 Hacia 1914 el PBI cayó un 10%; la inversión externa, un 30%; y la baja del comercio exterior superaba un 20%. Los gremialistas de la Confederación Obrera de la República Argentina (CORA) percibieron rápidamente los efectos negativos de esta situación y advertían: "La actual crisis económica, la desocupación... Benefician enormemente la explotación capitalista, colocando a la clase obrera en una situación desventajosa y en vías de perder una a una las mejoras alcanzadas".4
En este contexto negativo, el estallido de la guerra agudizó profundamente la crisis de la economía argentina, al incentivar la salida de las reservas de oro, con la consecuente reducción del capital circulante, el cese de la inversión extranjera y la pérdida de la capacidad de embarque, así como la caída de las exportaciones de grano y las importaciones, que en 1918 representaron la mitad de las de 1910. No obstante, la balanza comercial se recuperó con cierta rapidez debido a la fuerte demanda de carnes congeladas por parte de Gran Bretaña y por la mencionada caída espectacular de las importaciones. Pero los precios de los artículos importados aumentaron más que los de exportación, lo que empeoró los términos de intercambio para nuestro país. Además, consecuentemente se redujeron de manera sustancial los niveles de recaudación de las arcas fiscales, debido a la caída de los gravámenes provenientes del comercio exterior.
Si bien es cierto que en pocos años la caída de las importaciones encaminaría un relativo proceso de sustitución de productos industriales (alimentación, metalurgia liviana, vestido), lo que a su vez provocaría un crecimiento moderado de la industria nacional y una mayor participación de esta en el producto bruto, durante la guerra la pronunciada caída de las importaciones de insumos provenientes principalmente de Gran Bretaña, como el carbón de piedra, los combustibles, las maquinarias y equipos, afectó de manera ostensible a algunas ramas de la industria argentina, especialmente la metalurgia, que dependía de la afluencia de dichos insumos. Entre los años 1913 y 1918 la importación de combustibles se redujo un 60%, los artefactos de hierro y otros metales la mitad, mientras que la entrada de maquinarias y vehículos cayó en torno a un 80% (DORFMAN, 1970: 324). Lógicamente esta coyuntura contribuyó a que el PBI se contrajera a un ritmo del 8,1 % anual entre 1913 y 1917
(el PDF de ahi lo podes leer para mas informacion)
Verified answer
Respuesta:
Embarque de carne congelada en el puerto de Buenos Aires. Si bien la guerra deterioró las exportaciones, sobre todo las de cereales que eran las más importantes, impulsó las de algunos rubros, como la carne y sus derivados. 1910. En 1914 la Argentina poseía la economía más grande de América Latina.