Buckingham c. 1710, tal y como lo diseñó William Winde para el primer duque de Buckingham.
La primera edificación construida en el lugar donde ahora se encuentra el palacio fue la casa Goring, construida en 1633 por lord Goring. Sin embargo, la casa que constituye el núcleo original del palacio fue construida por John Sheffield, el I duque de Buckingham y Normanby, en 1703. Esta casa fue diseñada por el arquitecto William Winde, construyendo un gran bloque central de tres pisos y dos edificios anexos más pequeños.
La casa fue vendida por su hijo al rey Jorge III en 1762. Se pensó utilizar el edificio como residencia privada para la familia real, particularmente para la reina Carlota. Mientras tanto, el Palacio de St. James se seguiría usando como residencia oficial y ceremonial del rey. De hecho, los embajadores actuales se acreditan ante la «corte de St. James», aunque sea en Buckingham donde presenten sus credenciales a la reina.
De casa a palacio
La reina Carlota murió en 1818 y dos años más tarde lo haría su marido Jorge III. El heredero, Jorge IV decidió ampliar Buckingham para dedicarlo junto con St. James a los actos de estado, pero en 1826 decidió convertir Buckingham en un palacio real. Encargó a John Nash la construcción de su proyecto. El nuevo edificio se construyó en piedra utilizando un estilo neoclásico francés. Se crearon dos alas más dejando un patio interior abierto. Esta es la estructura que se mantiene hasta la actualidad, salvo la fachada este que cierra el patio, que es de más reciente creación. En ese lugar se encontraba un impresionante arco de triunfo inspirado en el arco de Constantino de Roma, cuyo coste fue de 34 450 libras esterlinas. Jorge IV quería coronarlo con una estatua ecuestre suya. Sin embargo el monarca murió antes y el Parlamento decidió instalar la estatua en Trafalgar Square.
Jorge IV.
Se quería también que los interiores del palacio fueran de una belleza incomparable. Jorge IV había encargado el diseño interior a Charles Long, quien basaba sus obras en la escayola y las incrustaciones de lapislázuli. La muerte de Jorge IV en 1830 produjo que no se completara la decoración de los interiores hasta el reinado de Guillermo IV, un hombre de gustos sencillos.
En los años previos a la muerte de Jorge IV, el coste del aún no finalizado palacio estaba causando quejas en el parlamento y en la prensa. Guillermo IV eligió a Edward Blore como jefe de obra, que llevó a cabo un modelo similar al proyectado por Nash pero a un precio menor. El costo total de la remodelación del palacio ascendió a 719 000 libras.
Aunque los reyes celebraban actos y recepciones en los salones de Estado del palacio nunca residieron en él, ya que preferían Clarence House. Es remarcable el gesto del rey cuando se quemó el palacio de Westminster ofreciendo Buckingham al pueblo, para usarlo como sede del parlamento. Esta oferta fue rechazada y se reconstruyó Westminster.
La mayoría de los salones de recepción fueron amueblados en esa época y aún se mantienen en la actualidad. Utilizan el estilo chino con muebles del pabellón real de Brighton y de Carlton house.
Durante el reinado de Victoria
La reina Victoria.
Con la llegada de la reina Victoria al trono en 1837, el palacio de Buckingham pasó a convertirse en residencia real. Mientras que los salones de estado se caracterizaban por la infinidad de colores, las necesidades del nuevo palacio pasaban por ser menos lujosas. Se sabe que las chimeneas expulsaban tanto humo que tuvieron que dejar de encenderlas, dándole al palacio una gélida magnificencia. La ventilación era tan mala que el interior desprendía mal olor, y cuando se decidió instalar lámparas de gas, hubo una seria preocupación sobre los posibles escapes de gas en las plantas inferiores. También se criticaba la dejadez de los trabajadores y la suciedad que reinaba en palacio. Cuando la reina contrajo matrimonio con el príncipe Alberto de Sajonia-Coburgo-Gotha, este pasó a ocuparse de los asuntos internos del palacio y de los empleados. Se solucionaron todos los problemas y los constructores pudieron finalmente rematarlo en 1840.
Respuesta:
Historia
Buckingham c. 1710, tal y como lo diseñó William Winde para el primer duque de Buckingham.
La primera edificación construida en el lugar donde ahora se encuentra el palacio fue la casa Goring, construida en 1633 por lord Goring. Sin embargo, la casa que constituye el núcleo original del palacio fue construida por John Sheffield, el I duque de Buckingham y Normanby, en 1703. Esta casa fue diseñada por el arquitecto William Winde, construyendo un gran bloque central de tres pisos y dos edificios anexos más pequeños.
La casa fue vendida por su hijo al rey Jorge III en 1762. Se pensó utilizar el edificio como residencia privada para la familia real, particularmente para la reina Carlota. Mientras tanto, el Palacio de St. James se seguiría usando como residencia oficial y ceremonial del rey. De hecho, los embajadores actuales se acreditan ante la «corte de St. James», aunque sea en Buckingham donde presenten sus credenciales a la reina.
De casa a palacio
La reina Carlota murió en 1818 y dos años más tarde lo haría su marido Jorge III. El heredero, Jorge IV decidió ampliar Buckingham para dedicarlo junto con St. James a los actos de estado, pero en 1826 decidió convertir Buckingham en un palacio real. Encargó a John Nash la construcción de su proyecto. El nuevo edificio se construyó en piedra utilizando un estilo neoclásico francés. Se crearon dos alas más dejando un patio interior abierto. Esta es la estructura que se mantiene hasta la actualidad, salvo la fachada este que cierra el patio, que es de más reciente creación. En ese lugar se encontraba un impresionante arco de triunfo inspirado en el arco de Constantino de Roma, cuyo coste fue de 34 450 libras esterlinas. Jorge IV quería coronarlo con una estatua ecuestre suya. Sin embargo el monarca murió antes y el Parlamento decidió instalar la estatua en Trafalgar Square.
Jorge IV.
Se quería también que los interiores del palacio fueran de una belleza incomparable. Jorge IV había encargado el diseño interior a Charles Long, quien basaba sus obras en la escayola y las incrustaciones de lapislázuli. La muerte de Jorge IV en 1830 produjo que no se completara la decoración de los interiores hasta el reinado de Guillermo IV, un hombre de gustos sencillos.
En los años previos a la muerte de Jorge IV, el coste del aún no finalizado palacio estaba causando quejas en el parlamento y en la prensa. Guillermo IV eligió a Edward Blore como jefe de obra, que llevó a cabo un modelo similar al proyectado por Nash pero a un precio menor. El costo total de la remodelación del palacio ascendió a 719 000 libras.
Aunque los reyes celebraban actos y recepciones en los salones de Estado del palacio nunca residieron en él, ya que preferían Clarence House. Es remarcable el gesto del rey cuando se quemó el palacio de Westminster ofreciendo Buckingham al pueblo, para usarlo como sede del parlamento. Esta oferta fue rechazada y se reconstruyó Westminster.
La mayoría de los salones de recepción fueron amueblados en esa época y aún se mantienen en la actualidad. Utilizan el estilo chino con muebles del pabellón real de Brighton y de Carlton house.
Durante el reinado de Victoria
La reina Victoria.
Con la llegada de la reina Victoria al trono en 1837, el palacio de Buckingham pasó a convertirse en residencia real. Mientras que los salones de estado se caracterizaban por la infinidad de colores, las necesidades del nuevo palacio pasaban por ser menos lujosas. Se sabe que las chimeneas expulsaban tanto humo que tuvieron que dejar de encenderlas, dándole al palacio una gélida magnificencia. La ventilación era tan mala que el interior desprendía mal olor, y cuando se decidió instalar lámparas de gas, hubo una seria preocupación sobre los posibles escapes de gas en las plantas inferiores. También se criticaba la dejadez de los trabajadores y la suciedad que reinaba en palacio. Cuando la reina contrajo matrimonio con el príncipe Alberto de Sajonia-Coburgo-Gotha, este pasó a ocuparse de los asuntos internos del palacio y de los empleados. Se solucionaron todos los problemas y los constructores pudieron finalmente rematarlo en 1840.
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