Se desarrolló a lo largo de la franja costera de Manabí, desde bahía de Caráquez hacia el sur. Sus poblados, ubicados generalmente junto a la playa, estaban constituidos por conjuntos de montículos y plataformas de tierra sobre las que levantaron templos y viviendas.
Era una sociedad muy estratificada, dominada por una élite de shamanes y comerciantes. Su economía giraba alrededor de la agricultura, la pesca y los intercambios a larga distancia por mar y por tierra.
Su principal santuario religioso estaba situado en la Isla de La Plata, donde se han encontrado múltiples ofrendas de cerámica y concha spondylus.
La cerámica de su etapa temprana, muy asociada con los diseños, estilos y formas de Chorrera, es un claro ejemplo de la influencia que ejerció aquella cultura sobre las del Período de Desarrollo Regional. Posteriormente, bahía, se caracterizó por representar grandes personajes con detallados atavíos o figuras sencillas y estilizadas de hombres y animales.
Entre la variedad de ornamentos corporales utilizados se destacaban los collares spondylus, cuarzo y sodalita y las orejeras en cerámica, como también diversos adornos en oro.
Se desarrolló a lo largo de la franja costera de Manabí, desde bahía de Caráquez hacia el sur. Sus poblados, ubicados generalmente junto a la playa, estaban constituidos por conjuntos de montículos y plataformas de tierra sobre las que levantaron templos y viviendas.
Era una sociedad muy estratificada, dominada por una élite de shamanes y comerciantes. Su economía giraba alrededor de la agricultura, la pesca y los intercambios a larga distancia por mar y por tierra.
Su principal santuario religioso estaba situado en la Isla de La Plata, donde se han encontrado múltiples ofrendas de cerámica y concha spondylus.
La cerámica de su etapa temprana, muy asociada con los diseños, estilos y formas de Chorrera, es un claro ejemplo de la influencia que ejerció aquella cultura sobre las del Período de Desarrollo Regional. Posteriormente, bahía, se caracterizó por representar grandes personajes con detallados atavíos o figuras sencillas y estilizadas de hombres y animales.
Entre la variedad de ornamentos corporales utilizados se destacaban los collares spondylus, cuarzo y sodalita y las orejeras en cerámica, como también diversos adornos en oro.