Los horizontes son las capas, aproximadamente paralelas a la superficie, en que se divide un suelo al profundizar. Para su análisis e interpretación hemos de partir del hecho que el suelo es un continuo que se extiende desde el contacto con la atmósfera, en la parte superior, hasta la roca en profundidad, y con una extensión longitudinal suficiente para identificarse como una unidad.
Ahora bien, no siempre que encontramos capas paralelas a la superficie se pueden considerar horizontes: acumulaciones puntuales de materiales, por deposición o arrastres laterales, y sedimentos en profundidad, pueden inducir a error cuando analizamos un suelo en campo.
Con estas premisas iniciales, y sin entrar en definiciones muy dogmáticas, recordar que en edafología no son aconsejables, los horizontes se pueden definir como: capas horizontales o con algún grado de inclinación respecto a la superficie, de materiales edafizados, que se caracterizan por presentar propiedades específicas. La especificidad de cada capa (horizonte) está definida por los rasgos morfológicos que presenta, y reflejan la acción de los procesos formadores que han tenido lugar a lo largo del tiempo.
Los elementos y propiedades más característicos a definir en el estudio de los distintos horizontes que forman un suelo son los siguientes:
*Espesor del horizonte
*Límites entre horizontes
*Color predominante
*Drenaje y condiciones de humedad
*Fragmentos rocosos: contenido, tamaño y forma de la pedregosidad
*Raíces: contenido, tamaño, forma y profundidad
*Presencia de sales
*Textura
*Estructura
*Consistencia: compacidad, plasticidad, adherencia, friabilidad y dureza
Para el estudio de los suelos en campo es imprescindible tener bien claro todos estos conceptos que caracterizan los horizontes, su identificación es la base de la clasificación, y un correcto muestreo, para posteriores análisis en el laboratorio, es la única forma de nombrar y cartografiar los suelos en una superficie de terreno.
Por este motivo, y con objeto de unificar criterios en la toma de muestras, se definió la unidad de diagnóstico, o volumen mínimo de suelo que hemos de describir y analizar para identificar una unidad. El Soil Survey Staff del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA), ya hemos hablado otras veces de esta clasificación de suelos (Soil Taxonomy), la más utilizada en el mundo junto con la clasificación FAO-UNESCO, utiliza el concepto de pedión, que define como: “el volumen arbitrario de suelo más pequeño que puede reconocerse como suelo individual, cuyas dimensiones laterales son suficientes para permitir el estudio de las formas de los horizontes y sus relaciones”. Queda delimitado en su parte superior por la superficie del terreno, y por la parte inferior, aunque pueda resultar más difícil de definir, por la roca o, en caso de no existir, por la capa a partir de la cual las características son constantes con independencia de la distancia a la superficie.
Los horizontes son las capas, aproximadamente paralelas a la superficie, en que se divide un suelo al profundizar. Para su análisis e interpretación hemos de partir del hecho que el suelo es un continuo que se extiende desde el contacto con la atmósfera, en la parte superior, hasta la roca en profundidad, y con una extensión longitudinal suficiente para identificarse como una unidad.
Ahora bien, no siempre que encontramos capas paralelas a la superficie se pueden considerar horizontes: acumulaciones puntuales de materiales, por deposición o arrastres laterales, y sedimentos en profundidad, pueden inducir a error cuando analizamos un suelo en campo.
Con estas premisas iniciales, y sin entrar en definiciones muy dogmáticas, recordar que en edafología no son aconsejables, los horizontes se pueden definir como: capas horizontales o con algún grado de inclinación respecto a la superficie, de materiales edafizados, que se caracterizan por presentar propiedades específicas. La especificidad de cada capa (horizonte) está definida por los rasgos morfológicos que presenta, y reflejan la acción de los procesos formadores que han tenido lugar a lo largo del tiempo.
Los elementos y propiedades más característicos a definir en el estudio de los distintos horizontes que forman un suelo son los siguientes:
*Espesor del horizonte
*Límites entre horizontes
*Color predominante
*Drenaje y condiciones de humedad
*Fragmentos rocosos: contenido, tamaño y forma de la pedregosidad
*Raíces: contenido, tamaño, forma y profundidad
*Presencia de sales
*Textura
*Estructura
*Consistencia: compacidad, plasticidad, adherencia, friabilidad y dureza
Para el estudio de los suelos en campo es imprescindible tener bien claro todos estos conceptos que caracterizan los horizontes, su identificación es la base de la clasificación, y un correcto muestreo, para posteriores análisis en el laboratorio, es la única forma de nombrar y cartografiar los suelos en una superficie de terreno.
Por este motivo, y con objeto de unificar criterios en la toma de muestras, se definió la unidad de diagnóstico, o volumen mínimo de suelo que hemos de describir y analizar para identificar una unidad. El Soil Survey Staff del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA), ya hemos hablado otras veces de esta clasificación de suelos (Soil Taxonomy), la más utilizada en el mundo junto con la clasificación FAO-UNESCO, utiliza el concepto de pedión, que define como: “el volumen arbitrario de suelo más pequeño que puede reconocerse como suelo individual, cuyas dimensiones laterales son suficientes para permitir el estudio de las formas de los horizontes y sus relaciones”. Queda delimitado en su parte superior por la superficie del terreno, y por la parte inferior, aunque pueda resultar más difícil de definir, por la roca o, en caso de no existir, por la capa a partir de la cual las características son constantes con independencia de la distancia a la superficie.