Hablemos primero sobre la respiración y cómo es que esta se ve comprometida.
Las funciones principales del sistema respiratorio son brindar oxígeno a los tejidos y remover el dióxido de carbono. Estas funciones se pueden separar en cuatro componentes:
Ventilación pulmonar
Difusión de gases entre alvéolos y la sangre
Transporte de oxígeno y dióxido de carbono
Regulación de la ventilación
¿Qué es la ventilación pulmonar?
La ventilación pulmonar se refiere al proceso de inspirar y expirar. La inspiración sucede por la expansión de la caja torácica, mediante la contracción del diafragma, que crea una zona de baja presión y propicia el flujo del aire hacia dentro. Imaginemos un bote de jabón líquido que estamos apretando y que aún tiene un poco de jabón en la boquilla. Cuando la dejamos de apretar, ese jabón que aún quedaba en la boquilla es succionado hacia el interior. Para este caso, el pulmón es el bote y la mano que lo aprieta sería el diafragma.
Las estructuras respiratorias se pueden dividir en dos partes: zona de conducción y zona respiratoria.
Estructuras respiratorias
Estructuras respiratorias
Una vez que el aire entra al cuerpo, pasa primero por la zona de conducción. Aquí se calienta, humidifica y filtra el aire para evitar irritación de los sensibles tejidos del tracto y facilitar su difusión a través de las membranas.
Intercambio gaseoso y los alvéolos
Alvéolo
Alvéolo
El intercambio de gases sucede en la zona respiratoria. Las estructuras más importantes de esta zona son los alvéolos. Existen alrededor de 300 millones de alvéolos por pulmón. Éstos son evaginaciones con forma de pequeños sacos, rodeados de vasculatura, donde sucede el intercambio de oxígeno y dióxido de carbono con la sangre capilar. Los gases difunden a través de las membranas alveolares y capilares para llegar a la sangre.
Estos alveolos están recubiertos por fibras elásticas y células epiteliales denominadas: Neumocitos de tipo I y II. Los primeros son pequeñas células que están por todo el saco y permiten la difusión de gases. Los segundos se encargan de secretar surfactante, una sustancia que rodea al alvéolo y le permite resistir los cambios de presiones que se generan al inhalar y exhalar, evitando su colapso.
COVID-19 y el sistema respiratorio
COVID-19.jpg
A pesar de que lo anterior se haya descrito como algo de relativa sencillez, cabe recordar que los procesos respiratorios son esenciales para la vida y dependen en gran parte de los pequeños sacos alveolares (de 200 micrómetros de diámetro). La alteración de este sistema puede llevar a la muerte si no es tratado adecuadamente.
A pesar de que alrededor del 80% de los infectados por COVID-19 sea asintomático o tenga complicaciones menores, el resto del porcentaje puede sufrir de una neumonía mortal.
Habiendo llegado a los pulmones, el SARS-CoV2 provoca la secreción de mucosa, fluidos y células para combatirlo. Este acumulo de materia en los alveolos dificulta la respiración, especialmente en grupos vulnerables como fumadores, infantes o adultos mayores.
Este daño al tejido alveolar se le denomina neumonía. Cuando el daño ha sido considerable, y los alvéolos están dañados, la falta de surfactante y presión de fluidos provocan el colapso definitivo de los sacos que llevan a la muerte.
No es el único mecanismo mediante el cual el SARS-CoV2 provoca defunción, pero sí el más común.
Respuesta:
Hablemos primero sobre la respiración y cómo es que esta se ve comprometida.
Las funciones principales del sistema respiratorio son brindar oxígeno a los tejidos y remover el dióxido de carbono. Estas funciones se pueden separar en cuatro componentes:
Ventilación pulmonar
Difusión de gases entre alvéolos y la sangre
Transporte de oxígeno y dióxido de carbono
Regulación de la ventilación
¿Qué es la ventilación pulmonar?
La ventilación pulmonar se refiere al proceso de inspirar y expirar. La inspiración sucede por la expansión de la caja torácica, mediante la contracción del diafragma, que crea una zona de baja presión y propicia el flujo del aire hacia dentro. Imaginemos un bote de jabón líquido que estamos apretando y que aún tiene un poco de jabón en la boquilla. Cuando la dejamos de apretar, ese jabón que aún quedaba en la boquilla es succionado hacia el interior. Para este caso, el pulmón es el bote y la mano que lo aprieta sería el diafragma.
Las estructuras respiratorias se pueden dividir en dos partes: zona de conducción y zona respiratoria.
Estructuras respiratorias
Estructuras respiratorias
Una vez que el aire entra al cuerpo, pasa primero por la zona de conducción. Aquí se calienta, humidifica y filtra el aire para evitar irritación de los sensibles tejidos del tracto y facilitar su difusión a través de las membranas.
Intercambio gaseoso y los alvéolos
Alvéolo
Alvéolo
El intercambio de gases sucede en la zona respiratoria. Las estructuras más importantes de esta zona son los alvéolos. Existen alrededor de 300 millones de alvéolos por pulmón. Éstos son evaginaciones con forma de pequeños sacos, rodeados de vasculatura, donde sucede el intercambio de oxígeno y dióxido de carbono con la sangre capilar. Los gases difunden a través de las membranas alveolares y capilares para llegar a la sangre.
Estos alveolos están recubiertos por fibras elásticas y células epiteliales denominadas: Neumocitos de tipo I y II. Los primeros son pequeñas células que están por todo el saco y permiten la difusión de gases. Los segundos se encargan de secretar surfactante, una sustancia que rodea al alvéolo y le permite resistir los cambios de presiones que se generan al inhalar y exhalar, evitando su colapso.
COVID-19 y el sistema respiratorio
COVID-19.jpg
A pesar de que lo anterior se haya descrito como algo de relativa sencillez, cabe recordar que los procesos respiratorios son esenciales para la vida y dependen en gran parte de los pequeños sacos alveolares (de 200 micrómetros de diámetro). La alteración de este sistema puede llevar a la muerte si no es tratado adecuadamente.
A pesar de que alrededor del 80% de los infectados por COVID-19 sea asintomático o tenga complicaciones menores, el resto del porcentaje puede sufrir de una neumonía mortal.
Habiendo llegado a los pulmones, el SARS-CoV2 provoca la secreción de mucosa, fluidos y células para combatirlo. Este acumulo de materia en los alveolos dificulta la respiración, especialmente en grupos vulnerables como fumadores, infantes o adultos mayores.
Este daño al tejido alveolar se le denomina neumonía. Cuando el daño ha sido considerable, y los alvéolos están dañados, la falta de surfactante y presión de fluidos provocan el colapso definitivo de los sacos que llevan a la muerte.
No es el único mecanismo mediante el cual el SARS-CoV2 provoca defunción, pero sí el más común.
Explicación:
Espero Que Te Ayude Coronita Plis