Para lograr un consumo sostenible, dos acontecimientos tienen que llevarse a cabo: se requiere tanto de un aumento en la eficiencia de consumo, como un cambio en los patrones de consumo y la reducción de los niveles de consumo en los países industrializados. La primera condición no es suficiente por sí misma y puede ser nombrada como debilidad del consumo sostenible. Las mejoras tecnológicas y la ecoeficiencia apoyan una necesaria reducción del consumo de recursos. Una vez que este objetivo se ha cumplido, el segundo requisito es el cambio en los patrones y la indispensable reducción de los niveles de consumo. Enfoques de consumo sostenible fuertes también prestan atención a la dimensión social de bienestar y evalúan la necesidad de cambios basados en una perspectiva de aversión al riesgo.3 Con el fin de lograr lo que se puede llamar un fuerte consumo sostenible, los cambios en las infraestructuras, así como las opciones de los clientes son obligatorios. En el ámbito político, la debilidad del consumo sostenible se ha discutido, mientras que el fuerte consumo sostenible falta en las discusiones de todos los debates.4
Teniendo en cuenta estos dos enfoques de consumo sostenible, es evidente que los consumidores individuales juegan un papel clave. Un gran problema es la existencia de una supuesta actitud-comportamiento o brecha de valores-acción, es decir, muchos consumidores son muy conscientes de la importancia de sus decisiones de consumo y se preocupan por los temas ambientales, sin embargo la mayoría de ellos no traducen sus preocupaciones en sus patrones de consumo, como el proceso de toma de decisiones de compra es muy complicado y se basa por ejemplo en factores sociales, políticos y psicológicos. Young et al. Identificó una falta de tiempo para la investigación, los altos precios, la falta de información y el esfuerzo cognitivo necesario como las principales barreras a la hora de las elecciones de consumo verdes
Respuesta:
Para lograr un consumo sostenible, dos acontecimientos tienen que llevarse a cabo: se requiere tanto de un aumento en la eficiencia de consumo, como un cambio en los patrones de consumo y la reducción de los niveles de consumo en los países industrializados. La primera condición no es suficiente por sí misma y puede ser nombrada como debilidad del consumo sostenible. Las mejoras tecnológicas y la ecoeficiencia apoyan una necesaria reducción del consumo de recursos. Una vez que este objetivo se ha cumplido, el segundo requisito es el cambio en los patrones y la indispensable reducción de los niveles de consumo. Enfoques de consumo sostenible fuertes también prestan atención a la dimensión social de bienestar y evalúan la necesidad de cambios basados en una perspectiva de aversión al riesgo.3 Con el fin de lograr lo que se puede llamar un fuerte consumo sostenible, los cambios en las infraestructuras, así como las opciones de los clientes son obligatorios. En el ámbito político, la debilidad del consumo sostenible se ha discutido, mientras que el fuerte consumo sostenible falta en las discusiones de todos los debates.4
Teniendo en cuenta estos dos enfoques de consumo sostenible, es evidente que los consumidores individuales juegan un papel clave. Un gran problema es la existencia de una supuesta actitud-comportamiento o brecha de valores-acción, es decir, muchos consumidores son muy conscientes de la importancia de sus decisiones de consumo y se preocupan por los temas ambientales, sin embargo la mayoría de ellos no traducen sus preocupaciones en sus patrones de consumo, como el proceso de toma de decisiones de compra es muy complicado y se basa por ejemplo en factores sociales, políticos y psicológicos. Young et al. Identificó una falta de tiempo para la investigación, los altos precios, la falta de información y el esfuerzo cognitivo necesario como las principales barreras a la hora de las elecciones de consumo verdes